www.iglesiareformada.com
Biblioteca
HE AQUI

EL ESTANDAR


La Autoridad de la Ley

de Dios para Hoy

por

Greg L. Bahnsen


Instituto para la Economía Cristiana


Tyler, Texas



TABLA DE CONTENIDO
2. LA PALABRA DE DIOS ES NUESTRA NORMA

SECCIÓN PRIMERA: LA AUTORIDAD DE

LA LEY DE DIOS

A. EL ESTANDAR DE LA ESCRITURA

ABARCA TODAS LAS ESFERAS

2

LA PALABRA DE DIOS

ES NUESTRA NORMA


"¿Fundarás tu vida sobre la roca segura de la Palabra de Dios, o sobre la arena destructora de la opinión humana independiente?"

Día tras día tomamos decisiones sobre como actuar, formamos actitudes y cultivamos emociones, fijamos metas y procuramos alcanzarlas.  Hacernos estas cosas individualmente, también en varias agrupaciones: nuestra familia, amigos, Iglesia, comunidad, trabajo, Estado. En todos estos contextos la clase de personas que somos, la clase de metas que tenemos, y la clase de reglas que observamos en la toma de decisiones son asuntos éticos. Toda conducta y carácter humano está sujeto a una evaluación según el valor moral; cada uno de nuestros logros (ya sean metas que son realizadas o cualidades de carácter que hemos cultivado) y cada una de nuestras actividades (ya sea una conducta mental, verbal, o corporal) expresan un código implícito del bien y del mal. Toda la vida es ética.

Pero se nos ofrecen muchos valores morales. Hay muchísimos códigos implícitos del bien y del mal. Pasamos cada día en medio de una pluralidad de perspectivas éticas que compiten las unas con las otras constantemente. Algunas personas hacen del placer su mas alto valor, mientras otros dan importancia a la salud. Hay los que dicen que debemos ayudarnos primeramente a nosotros mismos, y otros nos dicen que debiéramos vivir para servir al prójimo. Lo que escuchamos de la propaganda comercial con frecuencia se opone a los valores respaldados por nuestra Iglesia. A veces las decisiones de nuestros jefes violan las leyes establecidas por el Estado. Nuestros amigos no siempre comparten el código de conducta tomado en nuestra familia. Muchas veces no estamos de acuerdo con las actividades del Estado. Toda la vida es ética, pero el tomar decisiones éticas puede resultar confuso y difícil. Cada uno de nosotros necesita un guía moral que nos pueda dirigir a través del laberinto de problemas y desacuerdos morales a que nos enfrentamos en cada momento de nuestras vidas.

Para decirlo de otra forma, el hacer juicios morales requiere un estándar de ética. ¿Ha intentado usted alguna vez trazar una línea recta sin la ayuda de una guía, tal como una regla? Por mas buena que parezca su línea inicialmente, cuando coloque la regla sobre ella observara que la línea esta claramente torcida.  ¿O ha intentado alguna vez determinar una medida exacta usando sólo la vista? Por mas cérea que haya acertado, la única manera de estar seguro y preciso es usando un instrumento correcto de medida, tal como una cinta métrica. De la misma manera, si nosotros vamos a ser capaces de determinar que clase de personas, actividades, o actitudes son moralmente buenas, entonces neccesitaremos un estándar en estas cosas también. De otra manera viviremos vidas torcidas y haremos evaluaciones imprecisas. ¿Cual debe ser nuestro estándar ético? ¿Cual regla se debe usar para tomar decisiones, cultivar actitudes, o fijar nuestras metas y las metas de los grupos en los cuales participamos? ¿Cómo sabe uno y comprueba lo que esta bien y mal?


                                 “Reglas" para la Civilización

En la Grecia y Roma antigua se aceptaba a la ciudad o Estado como la autoridad y modelo principal de la ética. El Cesar era señor sobre todo, cuando surgían las cuestiones morales, A diferencia del Estado totalitario divinizado, la Iglesia primitiva proclamó el señoría de Jesucristo`. Ellos decían a "las autoridades superiores" (Romanos 13:) que "toda potestad en el cielo y en la tierra" habitaba en el Mesías resucitado (Mateo 28:18). En conformidad el apóstol Juan describe a la "bestia” política del Apocalip­sis, capitulo 13 como el que requería que su propio nombre fuese escrito en las frentes y manos de los hombres (vs. 16-17), con eso mostraba que la ley del Estado había sustituido la Ley de Dios, que se había de escribir en la frente y en la mano (v. 6:8). Por eso es que los que de oponen a la bestia son descritos como “los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesucristo“ (Apocalipsis 14:1, 12). El pueblo de Dios insiste que el Estado no tiene la autoridad ética principal, porque la Ley de Dios es la regla suprema del bien y del mal.

La iglesia medieval, sin embargo, llegó a promover dos modelos de ética: un modelo para la ética religiosa que se encuentra en las Escrituras reveladas, y un modelo para la ética natural que se encuentra en la razón del hombre al examinar el mundo.  Desde luego eso dejo algunas decisiones o evaluaciones éticas independientes de la Palabra de Dios, v los asuntos religiosos que permanecían dentro de los parámetros de la Biblia eran decididos por el Papa. De este modo el mundo medieval estaba listo para una tiranía tanto por un Estado secular como por una Iglesia déspota.

En contraste con esto, los reformadores desafiaron las tradiciones de los hombres y reafirmaron la plena autoridad de la Palabra de Dios, y declararon la sola Scriptura tota Scriptura (solo la Escritura y toda la Escritura). El estándar final de la fe y la práctica, la regla para toda la vida (tanto la moralidad personal como la social), era la Biblia. Por eso los puritanos lucharon para dejar que la Palabra de Dios formase su estilo de vida y regulase su conducta en cada esfera del empeño humano. Un Dios santo les requería que fuesen "santos en toda su manera de vivir” (1a de Pedro 1:15), y el criterio del vivir santo se encontraba en la Ley santa de Dios (Romanos 7:12), Por ende los puritanos aun aceptaban la Ley de Dios como su regla para las leyes civiles en la nueva tierra que colonizaron, y nosotros hemos disfrutado por tres siglos las consecuencias de su intento que honraba a Dios en los Estados Unidos. La actitud de los reformadores y puritanos se resume muy bien en el cuadro de Roberto Paul que está en el edificio de la Corte Suprema en Lausana, Suiza; se titula "La justicia instruyendo a los jueces" y representa la justicia apuntando su espada hatáa un libro llamado "La Ley de Dios."

La autonomía

Sin embargo, con la llegada de la mal llamada “Ilustración," la regla de la ética cambió progresivamente de la Ley de Dios establecida en la Biblia a las leyes humanas fomentadas por la razón y la experiencia independiente. Una actitud neutral o crítica hacia la Escritura inspirada minaba la aceptación de su autoridad sobre toda la vida, y la ética moderna vino a caracterizarse por un espíritu autónomo — una actitud de "auto—ley." La regla de la ética se basó sobre el hombre o su sociedad. El obispo Butler la colocó en la conciencia del hombre, Kant en la razón del hombre, y Hegel en el Estado absoluto.

La única cosa que todos los grupos de la ética moderna comparten es su rechazo de la dirección moral de la Biblia, lo que se ve como anticuada, ignorante, irrazonable, perjudicial, no democrática, e impráctica. Estando incómodo e irritado con los requisitos santos de la Ley de Dios para cada aspecto de la conducta humana, el hombre "moderno" rechaza estas trabas en su libertad y deseos personales, y ridiculiza sus estipulaciones para la justicia social. El resultado predecible en la cultura occidental es la tensión entre un Estado desenfrenado y tiránico por un lado y el individuo liberado y desenfrenado por el otro. El estatismo y la anarquía luchan el uno contra el otro, La política inmoral del Estado refleja la vida inmoral de sus ciudadanos.

En las edades más tempranas esta situación fue remediada por la Iglesia en vista de que tuvo la función de "sal" preservativa en la tierra (Mateo 5:13). Pero hoy en día muchos teólogos han desechado la regla bíblica de la ética y la han sustituido con otra cosas La consecuencia ha sido la pérdida de una ética respetable,vigorosa, reformadora en la Iglesia contemporánea. "Así dijo Jehová" se ha reducido a "me parece (o nos parece)." Bonhoeffer dijo que "Dios nos esta enseñando a que debemos vivir como hombres que puedan andar muy bien sin Él." 1   No sólo Frank Sinatra canta el testimonio del hombre moderno para la cultura occidental, “Mi historia muestra que recibí los golpes, y lo hice a mi manera," y el teólogo alemán Wolfgang Pannenberg declara la respuesta de la Iglesia moderna: "La proclamación de imperativos respaldados por la autoridad divina no es muy persuasiva hoy en día."2   La Biblia ya no dirige toda la vida porque sus requisitos se consideran sofocantes y son prejuzgados como irrazonables.


Los hombres repudian los mandamientos de Dios como una "interposición" en sus vidas. Esta actitud ingobernable basada en la infracción de la Ley (1ª Juan 3:4) une a todos los hombres a causa de su pecado (Romanos 3:23). Hasta los teólogos actuales fingen ser autoridades éticas por derecho propio que saben mejor que la Biblia lo que es el bien y el mal. En La ética cristiana y la filosofía contemporánea Graeme de Graaff dice, "No hay lugar en la moralidad para los mandamientos, ya sean del padre, del ayo, o del sacerdote. Todavía no hay lugar para ellos cuando son los mandamientos de Dios." El propugnador principal de la "ética situacional" en nuestro tiempo, Jose Fletcher, deduce concisamente que “la ética de la Ley sigue siendo el enemigo." Y estas actitudes en contra de la Ley siguen filtrándose en el plano local. Una mujer “liberada" escribe en The Refomed Journal (La Revista Reformada) (l975): “Yo agradezco a Dios que por ser una cristiana reformada adoro a un Dios de gracia y no a un Dios de reglas."

1.       Dietrich Bonhoeffer. Letters and Papers From Prison (London: SCM Press, l955), pág. l64

2.       Wolfhart Pannenberg, Theology and the Kingdom of God (Philadelphia: Westminster Press. 1969). págs. l03­l04.

3.      Graeme de Graaff "God and Morality¨, en Christian Ethics and Contemporary Philosophy, ed Ian T Ramsey (London: SCM Press, 1966), pág. 34.

La Actitud Bíblica

En contraste, la actitud bíblica es expresada por el apóstol Juan cuando el dice, "Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" (la Juan 5:3). Los creyentes en Jesucristo no desean vivir como si ellos fuesen una ley para sí mismos, libres de los requisitos divinos externos. Ellos aplauden y aman el estándar bíblico de justicia e injusticia - no importa lo que esto signifique para cada aspecto de la vida. La Ley santa de Dios no es una carga para ellos, y ellos no buscan sustitutos constantemente que sean mas agradables a la actitud autónoma de la época. No prefieren el auto­ley en lugar de la Ley de Dios, porque reconocen que es imposible trazar líneas rectas y tomar medidas precisas en la ética sin la regla infalible de la Palabra de Dios.

Ya lo he dicho, toda la vida es ética. Todos los juicios éticos requieren un estándar seguro de lo justo y lo injusto, Jesús dijo, habiendo declarado que El rechazaría eternamente a todos los que  practican la infracción de la Ley, "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le comparará a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca" (Mateo 7:2l-27). ¿Fundaras tu vida sobre la Roca Segura dc la Palabra de Dios O sobre la arenadestructora dc la opinión humana independiente? ¿Serán tus decisiones éticas torcidas e imprecisas, que siguen los criterios necios y que rompen la Ley, o emplearás sabiamente la regla de la Palabra revelada de Dios?