EL DAR

Cuando hablamos de dar, en lo que pensamos es en recursos financieros, pero eso no es lo único que se puede dar. Tú determinas la medida con la que te van a medir. La medida que usas para dar, es la misma que usarán contigo.

Proverbios 21:5 Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.

Todo aquel que es diligente tiende hacia la abundancia, hacia la excelencia. Si tú eres una persona que aprende a planificar, seguramente alcanzarás un grado de excelencia de parte de Dios.

Cuando tú vas a dar, debes aprender a ser diligente en ofrendarle al Señor, no de una manera negligente u olvidadiza. Debes aprender a planificar debidamente la siembra que presentas al Señor.

Algunas personas dicen: “Es que yo no siembro, porque no me alcanza”; cuando realmente no te alcanza porque no siembras, leemos en Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”.

Debemos tomar en cuenta que la avaricia es algo terrenal, además de ser idolatría. Cuando tú siembras, Dios hace que no solamente venga sobre tu vida abundancia, sino tengas una mejor noción de lo que es administrar el dinero, y El comienza a darte la sabiduría para ello.

Otro aspecto importante, el cual lo hemos visto infinidad de veces es que muchos líderes religiosos, hacen una y mil cosas para obtener dinero, no importándoles trasquilar en forma de espurio a sus adeptos.

Cuando recibes los bienes, lo primero que debes hacer es apartar la parte para el Señor. Si eso es lo primero que está en tu presupuesto, nunca te va a faltar para sembrar. Pero si se convierte en aquello que dejas de último, lo más seguro es que siempre te va a faltar para dar. Debes añadir diligencia a la generosidad que ya tienes, y al hacerlo de una manera ordenada.

Lucas 6:37 – 38 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. Así mismo Gálatas 6:7 dice: ”No os engañéis; Dios no puede ser burlado pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”

Con la medida que tú mides, te medirán; la medida que juzgues, te van a juzgar; con la medida que condenes, te van a condenar; con la medida que perdones, te van a perdonar; con la medida que des, te van a dar.

Hay algunos que por un lado se dedican a juzgar, y otros que dedican su vida a dar. Si yo tuviera que escoger de qué lado estar, prefiero ser de las personas que se dedican a dar. La gente que se dedica a juzgar, está pensando siempre en cuánto otros les deben dar a ellos. Si yo juzgo a mis padres, es porque yo creo que ellos deberían darme ciertas cosas; si yo juzgo a mi jefe, es porque me creo merecedor de otras cosas. Ahora el juzgar es por definitivamente falta de conocimiento.

Pero en cambio, la gente que se dedica a dar, es gente que está contenta con lo que tiene y agradecida, y esa gratitud les hace ver que tienen cosas para alguien más y las reparten, son dos actitudes muy distintas. La actitud de la persona que demanda de los demás, y la actitud de la persona que demanda de sí mismo para darle a los demás.

Esas últimas son la personas que han adquirido el conocimiento de Dios a través del evangelio en la biblia, por ejemplo con el conocimiento entendemos para que Dios nos da, dice 1 Timoteo 6:17-19 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan las esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.  Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”

OSCAR ENRIQUE TENES PELLECER

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