CALVINO, EL TEÓLOGO SISTEMÁTICO:
INTRODUCCIÓN A SU PENSAMIENTO
Por Ángel Reynoso Macías

Tomado del Libro: Calvino Vivo
                                   Editorial El Faro
                                   México, D.F. 1987

I. CALVINO COMO TEÓLOGO

Juan Calvino fue un hombre multifacético que dedicó su vida a servir a Dios. Se le recuerda como un elocuente y profundo predicador, se le aprecia como exégeta e intérprete de las Sagradas Escrituras, se le respeta como organizador y estadista, pero seguramente se le concede un lugar preponderante como teólogo. Algunos comentaristas lo consideran entre los cuatro más grandes teólogos en la historia del pensamiento cristiano. Él mismo no se cuidó de ser considerado uno de los grandes, su verdadera preocupación era crear un verdadero cuerpo de doctrina que fuese una sólida base para enseñar y confirmar la fe cristiana(1). Su obra teológica, por la cual le reconocemos lleva el nombre de Institución de la Religión Cristiana o Institutos de la Religión Cristiana. El no era un mero teólogo profesional sino un hombre profundamente religioso que poseía una gran capacidad para el pensamiento metódico y ordenado. El no llama a su libro Summa Theologiae sino que prefiere Summa Pietatis. El secreto de su energía mental está en su piedad: el producto de ello es su teología, que no es otra cosa que la descripción de la misma.

La obra teológica por excelencia de Juan Calvino es la Institución de la Religión Cristiana también conocida como Institutos de la Religión Cristiana. Esta diferencia se debe en parte, a que el mismo Calvino usó nombres distintos para diferentes ediciones. A la edición de 1536 la tituló Christianae religionis institutio, pero desde 1539 el título fue cambiado por Institutio christianae religionis. Esta obra de Calvino se fue desarrollando paulatinamente. La edición de 1536 constaba de 6 capítulos, la de 1539 tenía 17, la de 1543 tenía 21, la de 1559 tenía 80. Hubo otras ediciones pero no tuvieron cambios. La explicación de este colosal desarrollo es interesante: en la primera edición él trató de explicar al Rey de Francia, Francisco I, cuál era la fe de aquellos "Hugonotes" a los que él perseguía; cuando la publicación llegó a manos de los teólogos católicos, estos trataron de contestar y refutar a Calvino punto por punto. A consecuencia de esto Calvino escribió nuevos capítulos para contestarles. En las siguientes ediciones condiciones parecidas se repitieron, a lo cual se agregó el gran interés de Calvino porque su libro sirviera de guía a estudiantes y lectores de las Sagradas Escrituras. La edición de 1559 está dividida en cuatro partes (libros), que siguen un orden Trinitario. La primera parte nos habla de Dios como Creador, la segunda de Dios como Redentor, la tercera de la obra del Espíritu Santo y, la cuarta, de las instituciones humanas y su relación con la obra de Dios.

II. CINCO PASOS PARA INTRODUCIRSE EN LA TEOLOGÍA, SEGUN CALVINO

Estos cinco pasos los expone en los primeros seis capítulos, del libro primero. Se pueden considerar como condiciones sine qua non, es decir que sin ellos la persona puede ser un pensador o un filósofo, pero no un teólogo. Un análisis de los capítulos mencionados nos permite descubrirlos. A continuación los nombro:

1. El conocimiento de Dios y el del hombre se interrelacionan.

De tal manera se relacionan que ni siquiera es posible decir cual precede al otro, sin embargo, en un orden de prioridades el hombre no puede conocerse a sí mismo si no busca a Dios primero, porque no se da cuenta de su pobreza y de su necesidad. Cuando contemplamos a Dios, su majestad, su santidad y su perfección, nos hacen caer de rodillas, humillados. Calvino dice: "Porque nuestra pobreza se muestra todavía mejor en aquella inmensidad de bienes que en Dios reside"(2). La relación entre Dios y el hombre es vertical: Dios está en lo alto y el hombre en lo bajo.

El tipo de conocimiento que se obtiene de esta manera, en términos de la teología contemporánea se puede llamar 'Epistemología Ontológica', porque nos permite conocemos en la esencia más profunda de nuestro ser. Conocer a Dios nos salva, nos hace nuevos.

2. El conocimiento de Dios tiene un contenido específico.

Calvino divide este contenido específico en tres partes(3):

A. Comprender lo que acerca de Él nos conviene saber, esto es, que Él es Creador, Redentor y Fuente de todos los bienes

B. Comprender lo que es útil para su gloria; que en ningún otro se hallará la esperanza y la sabiduría

C. Comprender lo que es necesario para honrarle: Los mandamientos y la Escritura

Si nosotros al estudiar la Escritura y la teología no entendemos estas verdades, hemos perdido el tiempo porque nuestro Dios es primeramente Creador y Redentor.

Notemos que por la manera de hablar tenemos que actualizar el lenguaje. Así, la expresión "lo que nos conviene saber", debe entenderse como aquello que es indispensable saber. La expresión "lo que es útil para su gloria" debe entenderse como lo que debemos saber para aprender cómo glorificarle. La razón que Calvino da es que glorificar a Dios es parte de la piedad cristiana. Por último, la expresión "lo que es necesario para honrarle", no parece necesitar explicación, si acaso sería bueno decir que todo el que ama a Dios, buscará la manera de honrarle y servirle, para ello tiene que leer la Escritura y conocer los mandamientos.

En términos contemporáneos a esto le llamamos "los objetivos de la educación teológica" y se pueden ordenar de la siguiente manera:

El estudiante:

Entenderá que Dios es Creador de todas las cosas.

Comprenderá que Dios es Redentor del género humano.

Se dará cuenta que Dios es la fuente de todos los bienes.

Exaltará la gloria de Dios.

Valorará la Sagrada Escritura y los mandamientos.

Estos objetivos superan los mejores intentos de los especialistas en la materia y nos permiten apreciar la gran disciplina del pensamiento calvinista, su propósito va más allá del mero conocimiento intelectual, porque para él, el verdadero teólogo tiene que ser un creyente. En esto seguramente estaba en la línea de San Agustín: "credo et intelligo".

3. Los hombres tienen un sentimiento de la Divinidad en sí mismos.

Calvino dice: "Está esculpido en el alma de cada hombre un sentimiento de la Divinidad, el cual de ningún modo se puede destruir: y que naturalmente está arraigada en todos esta convicción: que hay un Dios"(4). Para Calvino queda claro que todos los hombres de todas las culturas desarrollaron alguna idea de Dios, aunque en muchos casos la hayan confundido con alguna imagen, alguna figura o alguna fuerza. Este sentimiento tiene varias características:

A. Es como un gusanillo

Esto quiere decir que hay una constante búsqueda por encontrar algún sentido a la existencia y por relacionarse con el creador. Los hombres de distintas razas y culturas lo expresan de distintas maneras: En ciertos pueblos primitivos les ha llevado a tratar de identificar las fuerzas de la naturaleza como fuerzas o manifestaciones de la divinidad: en otros grupos la fascinación con algunas cualidades de los animales los hizo considerarlos como encarnaciones de la divinidad. En el tiempo presente esto se manifiesta como una insaciable búsqueda por la razón de la existencia al través de la ciencia y del conocimiento. Todos estos esfuerzos llevan a crear ídolos o bien imágenes falsas enemigos de "Dios" (ateos, gracias a Dios), pero en el fondo ha sido este gusanillo el que actúa como impulso motivador.

B. Muchos quieren destruir ese sentimiento

La razón por la cual quieren deshacerse de ese sentimiento es que desean vivir desenfrenadamente y sin ningún problema de conciencia. De esta manera se convierten en sus propios dioses y erigen normas y principios que corresponden a sus anhelos e intenciones.

C. Hay quienes manipulan este sentimiento

Puesto que la idea de la divinidad está demasiado extendida entre los hombres, hay quienes tratan de sacar provecho de este hecho. La misma iglesia cuando atemoriza a la gente diciéndole que Dios los va a castigar si no colaboran para tal o cual de sus empresas, está manipulando este sentimiento. Los comerciantes que producen artículos tales como imágenes o amuletos para conceder favores o virtudes también están haciendo lo mismo. Este tipo de religiosidad manipulada fue el que hizo a Karl Marx decir que la religión es el opio del pueblo. Podemos decir que Calvino entendió esa falsa religiosidad y que puso a la Iglesia alerta acerca de este peligro.

4. El pecado del hombre impide que la semilla de Dios madure

En el punto tres se afirmó que todo mundo tiene un cierto sentimiento de la divinidad y un resultado equivocado pudiera ser el creer que basta aplicar ese sentimiento a la creación de Dios para construir una teología natural(5). Calvino rechazó enérgicamente todo intento que pretendiera explicar a Dios basado en la razón o en los buenos sentimientos, para él no bastaba que un hombre se encerrara en un monasterio para tratar de tener una visión de Dios, ni tampoco era suficiente que tuviera una gran habilidad como pensador o filósofo; el problema del hombre está en su naturaleza pecaminosa que es como una barrera que nos impide comunicarnos con Dios.

A. El pecado obnubila la vista del hombre

Esto implica que no podemos ver la verdadera gloria de Dios sino que la confundimos y la transformamos en grotescos ídolos o figuras. Este mismo tema es desarrollado por el Apóstol Pablo en el capítulo 2 de la epístola a los Romanos. Su argumento es que los hombres no tienen excusa para no creer en Dios, puesto que las obras de Él se pueden ver desde la creación del mundo, sin embargo, los hombres no lo reconocieron sino que cambiaron su gloria en forma de objetos o de animales y adoraron a la creatura en vez del Creador. Calvino acepta esta misma postura haciendonos notar que el pecado es semejante a una tela que cubre nuestros ojos de manera que aunque estemos ante las obras de Dios, sólo vemos sombras confusas y terminamos por construir ídolos.

B. El pecado le resta la gloria a Dios

El hombre en su afán de conocimiento ha tratado de sujetar todas las cosas al dominio de su capacidad intelectual. Él cree que por medio de sus sofisticados instrumentos puede sujetar todo lo que existe a su investigación, incluso la realidad de Dios. La ciencia puede aislar un producto y repetir una operación tantas veces como lo considere conveniente para conocer su funcionamiento y sentar alguna teoría que permita su uso, para esto cuenta con laboratorios, microscopios, telescopios, etc., que le ayudan a observar su objeto de estudio; pero cuando hacemos teología ninguno de estos instrumentos tiene valor porque Dios no es un objeto al que podamos sujetar a nuestras pruebas y observaciones. Dios es el ser por excelencia y sólo podemos relacionarnos con Él cuando lo hacemos en calidad de una relación personal, de otra manera no queda esperanza. Una teología que no reconoce esta verdad le resta la gloria a Dios puesto que lo considera un mero objeto de conocimiento entre otros.

5. Sólo Dios puede darnos conocimiento de sí mismo.

Por lo expresado en el punto anterior queda claro que la teología no puede ser meramente un esfuerzo técnico o científico, tiene que ser mucho más que esto, debe ser un encuentro, pero este encuentro no depende de nosotros sino de la libertad y de la buena voluntad de Dios. Lo que hace posible la teología es la decisión de Dios de darse a conocer a los hombres por medio de la revelación. Si Dios no nos muestra quién es, nosotros nunca podremos conocerlo.

A. Dios se ha revelado en las Sagradas Escrituras

Calvino acepta que la Sagrada Escritura contiene la relación de los eventos y acciones revelatorias que Dios ha querido manifestar al hombre. Esto quiere decir que la Escritura ha llegado a nosotros como resultado del deseo de Dios de enseñarnos su plan redentor y sus propósitos respecto al hombre. Por medio de su lectura y de su estudio podemos entender aquello que Dios considera necesario para nuestro conocimiento y redención. Estudiar la Escritura no nos hace conocer todo con respecto a Dios, pero sí nos permite entender lo que Él es.

III. CONCLUSIONES

Un estudio consciente de los puntos expuestos nos permite sacar algunas conclusiones muy valiosas de lo que es la teología para Juan Calvino.

1. La teología demanda un conocimiento vital de la Escritura

Todo teólogo debe ser un hombre piadoso que se dedique al estudio de la Escritura y vea la mano de Dios en todos los acontecimientos en la vida del hombre. Esto quiere decir también que se debe leer la Escritura teniendo en mente la necesidad del hombre y los deberes de éste para con Dios. En Calvino no hay espacio para una teología ociosa que se haga preguntas tales como ¿cuántos ángeles caben en la cabeza de un alfiler? ¿O cuántas coronas habrá de tener un cristiano cuando esté en el reino de los cielos?

2. La teología demanda un conocimiento de los oficios de Cristo como Profeta, Sacerdote y Rey

Para Calvino la revelación de Dios tiene su más alta significación en la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo. Jesucristo es la realidad sine qua non de todo el plan de Dios, es lo que le da sentido a la posibilidad de conocer a Dios y al contenido de la Escritura. Sin Cristo la revelación está vacía, Él es la respuesta a todas nuestras interrogantes acerca de Dios, Él es la sustancia de todos los dichos proféticos y Él es el cumplimiento del plan de Dios. Por esto la teología deberá ser Cristocéntrica. Calvino es tan consistente en este punto que para él no hay manera de tratar un sólo tema de la teología sin que podamos ver a Jesucristo presente. Un ejemplo de ello es la Teología de la Predestinación. Para Calvino sólo podemos hablar de la predestinación cuando estamos en condiciones de dar gracias a Dios porque nos ha rescatado de nuestra antigua manera de vivir y así entender que Él nos había predestinado desde antes de la fundación del mundo. En cierta manera se puede afirmar que la predestinación es la doctrina de la obra de Dios en el creyente.

Pasemos ahora a considerar las tres funciones de Cristo:

A. La función profética de Cristo

Cristo es la palabra de Dios al mundo. Él ha venido a decirnos la palabra final de Dios. Esta misma palabra fue dada por los profetas en otros tiempos para que sirvieran como un preámbulo a la Palabra por excelencia que es el Señor Jesucristo. Como profeta Él nos dice qué es lo que Dios quiere y espera de nosotros y qué debemos hacer para agradarle y servirle.

B. La función sacerdotal de Cristo

Los sacerdotes en el Antiguo Testamento tipificaron por medio de sus ritos y ceremonias la vida, obra y resultados de la existencia humana de nuestro Señor Jesucristo. Él es la realidad que corresponde a todas esas ceremonias que eran tan sólo pequeñas sombras de la grandeza del Señor. Su muerte en la cruz y su resurrección abren el reino de los cielos a los que creen en Él, los cuales no necesitan de repetir este tipo de ceremonias porque Él ha realizado el sacrificio perfecto de una vez y para siempre y ahora vive para nuestro bien.

C. La función de Cristo como Rey

El Señor Jesucristo ha recibido un nombre que es sobre todo nombre para que delante de Él se doble toda rodilla de los que están arriba en el cielo y abajo en la tierra. Este título le ha dado el señorío y nosotros le reconocemos como tal "En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, jefe y cabeza de la Iglesia . . .".

3. La teología debe estar centrada en Dios

Cuantas veces estemos reflexionando teológicamente debemos preguntarnos qué es lo que Dios ha hecho y está haciendo por nosotros en el mundo, v gr si nos refiriéramos al proceso de la salvación, Calvino vería que Dios preparó al hombre desde el seno de su madre y le llevó por los caminos necesarios para que pudiera conocerle, finalmente cuando fue el momento propio, Dios abrió su corazón por medio del Espíritu Santo para que él tuviera fe y creyese. Otros teólogos dirían que el hombre regenerado era un ser insatisfecho consigo mismo que inició un peregrinaje en busca de algo que pudiera satisfacer su corazón pero no lo encontró en ningún lado hasta que escuchó o leyó algún pasaje que le hablara de la fe en Dios y en Jesucristo. Que una vez que escuchó este mensaje decidió aceptarlo y creer en Él. En el primer caso Dios es el centro, en el segundo el hombre ocupa el lugar central. Esto implica dos maneras de escribir la teología cristiana: una de ellas que es la forma usada por Calvino, pone énfasis en la obra de Dios como autor y consumador de la fe; la otra, piensa que la fe es una decisión humana.

(1) Juan Calvino. Institución de la Religión Cristiana. V. I. Juan Calvino al lector. p. XXIII.

(2) Juan Calvino. Op. Cit. I, I p. 3.

(3) lbid. II. 1 p. 5

(4) Ibid. III. 4. p. 9

(5) Se entiende por teología natural el intento de describir a Dios, sus atributos y sus funciones, aplicando la razón para describirlos, sin el auxilio de la Escritura.

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