¿Por qué no  tienen los sermones de Finney y Knox en su sitio?

Voy a intentar de contestar a sus preguntas. Pues, primero, la más fácil. No tenemos sermones en nuestro sitio por el hermano John Knox porque no hay muchos traducidos al español, y por eso, no los hemos encontrado. Pero, voy a buscar unos, y si puedo encontrarlos, voy a ponerlos en el sitio.

Pues, si mira los sermones del hermano Finney, aunque cita las Escrituras al principio de cada sermón, no se usa la Biblia para explicar la Biblia. Pero, sus argumentos en sí contradicen lo que dice Dios en su Palabra, especialmente en cuanto a la salvación. Por ejemplo, en su sermón “Cómo cambiar su corazón”, dice “Traté de mostrar que un cambio de corazón no es algo en que el pecador es pasivo, sin en lo cual es activo. Que el cambio no es físico, sino moral. Que es el hecho del pecador.” Esto claramente contradice lo que dice Dios en las Escrituras, por ejemplo, en San Juan 1:12,13, cuando dice, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Dios dice que no somos salvos por la voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios. También, en Efesios 2:8 y 9,  Dios nos dice, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Dice claramente que nuestra salvación no es de nosotros, sino que es don de Dios. En el mismo sermón, el hermano Finney dice, “Bajo la segunda cabeza, traté de establecer que esta obligación es razonable, en mostrar la habilidad del pecador, y las razones porque es así.” ¿Habilidad del pecador? ¿Cuál habilidad? Aparte de la obra del Espíritu Santo, soy pecador, y nos dice Dios que queremos como pecadores, en Romanos 3:9-18,  “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.  Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan.     Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre;  Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.” Es como dice Josué en Josué 24:15, “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis;” pero cuando la gente afirma que quieren servir a Dios, Josué les regañó por su orgullo, cuando les dice en versículo 19, “Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados.” La verdad es que nosotros mismos no tenemos la habilidad de servir a Dios. Necesitamos la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones para cambiarnos, y no es por nuestra propia habilidad, al contrario de la predicación del hermano Finney.

Pues, hermano, no digo esto para condenar al hermano Finney, sino porque nuestra meta es proclamar el evangelio de Cristo Jesús para que todos vengan a Él en el poder del Espíritu Santo. Y espero que Ud. entienda porque no queremos publicar los sermones del hermano Finney, aunque no dudo que ahora está en el Paraíso, glorificando a Dios en Cristo Jesús.

HOW TO CHANGE YOUR HEART - A

EZEKIEL xviii. 31. "Make you a new heart and a new spirit, for why will ye die?"

In the former discourse upon this text, I discussed three points, viz.

1. The meaning of the command in the text.

2. Its reasonableness.

3. Its consistency with those passages which declare a new heart to be the gift and work of God.

In answer to the first question, "what are we to understand by the requirement to make a new heart and a new spirit?" I endeavored to show negatively,

1st. What is not the meaning of the requirement. That it does not mean the fleshly heart, or that bodily organ which is the seat of animal life.

2dly. That it does not mean a new soul. Nor,

3dly. Are we required to create any new faculties of body or mind; nor to alter the constitutional powers, inclinations, or susceptibilities of our nature. Nor to implant any new principle, or taste, in the substance of either mind or body.

I endeavored to show that a change of heart is not that in which a sinner is passive, but that in which he is active. That the change is not physical, but moral. That it is the sinner's own act. That it consists in changing his mind, or disposition, in regard to the supreme object of pursuit. A change in the end at which he aims, and not merely in the means of obtaining his end. A change in the governing choice or preference of the mind. That it consists in preferring the glory of God, and the interests of his kingdom, to one's own happiness, and to every thing else. That it is a change from a state of selfishness in which a person prefers his own interest above every thing else, to that disinterested benevolence that prefers God's happiness and glory, and the interests of his kingdom, to his own private happiness.

Under the second head, I endeavored to establish the reasonableness of this duty, by showing the sinner's ability, and the reasons for its performance.

And under the third head, that there was no inconsistency between this and those passages which declared a new heart to be the gift and work of God.

I come now to a fourth inquiry, to which the discussion of the above named topics naturally leads, viz. How shall I perform this duty, and change my own heart? This is an inquiry often made by anxious sinners, when they are commanded to change their hearts, and convinced that it is their duty to do so, and of the dreadful consequences of neglecting to obey. They anxiously inquire, HOW SHALL I DO IT? By what process of thought or feeling is this great chancre to be wrought in my mind? The design of this discourse is to help you out of this dilemma; to remove, if possible, the darkness from your minds; to clear up what seems to you to be so mysterious; to hold the lamp of truth directly before you; to pour its blaze full upon your path, so that if you stumble and fall, your blood; shall be upon your own head.
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Preguntas y Respuestas