EL SANTO EVANGELIO

DE

NUESTRO SEÑOR JESU-CRISTO

SEGUN

SAN JUAN

Capítulos 1-13
(oprima aquí para capítulos 14-21)


CAPITULO 1.

1 EN el principio [ya] era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios.

2 Este era en el principio con Dios.

3 Todas las cosas por él fueron hechas y sin él nada de lo que es hecho, fué
hecho.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5 Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la
comprendieron.

6 Fué un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la Luz, para que
todos creyesen por él.

8 No era él la Luz; sino para que diese testimonio de la Luz.

9 [Aquel Verbo] era la Luz verdadera que alumbra á todo hombre que viene á
este mundo.

10 En el mundo estaba, y el mundo fué hecho por él, y el mundo no le
conoció.

11 A lo [que era] suyo vino, y los suyos no le recibieron.

12 Mas á todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de
Dios, á los que creen en su nombre:

13 Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de
voluntad de varon, mas de Dios.

14 Y aquel Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros, (y vimos su
gloria, gloria como del Unigénito del Padre,) lleno de gracia y de verdad.

15 Juan dió testimonio de él, y clamó diciendo: Este es del que [yo] decia:
El que viene tras mí, es ántes de mí; porque es primero que yo.

16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia por gracia,

17 Porque la ley por Moisés fué dada: [mas] la gracia y la verdad por Jesu-
Cristo fué hecha.

18 A Dios nadie le vió jamás: el Unigénito Hijo, que está en el seno del
Padre, él [nos le] declaró.

19 Y este es el testimonio de Juan, cuando los Judíos enviaron de Jerusalem
sacerdotes y Levitas, que le preguntasen, ¿Tú, quién eres?

20 Y confesó, y no negó; mas declaró: No soy yo el Cristo.

21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú [el]
profeta? Y respondió: No.

22 Dijéronle, pues, ¿Quién eres? para que demos respuesta á los que nos
enviaron. ¿Qué dices de tí mismo?

23 Dijo: Yo [soy] la voz del que clama en el desierto: Enderezad el camino
del Señor, como dijo Isaías profeta.

24 Y los que habian sido enviados eran de los Fariséos.

25 Y preguntáronle, y dijéronle: ¿Por qué, pues, bautizas si tú no eres el
Cristo, ni Elías, ni el profeta?

26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo bautizo con agua, mas en medio de
vosotros ha estado, á quien vosotros no conoceis.

27 Este es el que ha de venir tras mí, el cual es ántes de mí; del cual yo
no soy digno de desatar la corréa del zapato.

28 Estas cosas acontecieron en Bethábara, de la otra parte del Jordan, donde
Juan bautizaba.

29 El siguiente dia ve Juan á Jesus que venia á él, y dice: Hé aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

30 Este es del que dije: Tras mí viene un varon, el cual es ántes de mí;
porque era primero que yo.

31 Y yo no le conocia: mas para que fuese manifestado á Israel, por eso vine
yo bautizando con agua.

32 Y Juan dió testimonio, diciendo: Ví al Espíritu que descendia del cielo
como paloma, y reposó sobre él.

33 Y yo no le conocia; mas el que me envió á bautizar con agua, aquel me
dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que reposa sobre él, éste
es el que bautiza con Espíritu Santo.

34 Y yo [le] ví, y he dado testimonio que este es el Hijo de Dios.

35 El siguiente dia otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos.

36 Y mirando á Jesus que andaba [por allí,] dijo: Hé aquí el Cordero de
Dios.

37 Y oyéronle los dos discípulos hablar, y siguieron á Jesus.

38 Y volviéndose Jesus, y viéndoles seguir[le,] díceles: ¿Qué buscais? Y
ellos dijeron: Rabí, (que declarado, quiere decir, Maestro,) ¿dónde moras?

39 Díceles: Venid, y ved. Vinieron, y vieron donde moraba, y quedáronse con
él aquel dia: porque era como la hora de las diez.

40 Era Andrés, hermano de Simon Pedro, uno de los dos que habian oido de
Juan, y le habian seguido.

41 Este halló primero á su hermano Simon, y díjole: Hemos hallado al Mesías,
(que declarado es, el Cristo.)

42 Y le trajo á Jesus. Y mirándole Jesus dijo: Tú eres Simon, hijo de Jonás:
tu serás llamado Cephas, (que quiere decir piedra.)

43 El dia siguiente quiso Jesus ir á Galiléa; y halla á Felipe, al cual
dijo: Sígueme.

44 Y era Felipe de Bethsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.

45 Felipe halló á Natanael, y dícele: Hemos hallado á aquel de quien
escribió Moisés en la ley, y [tambien] los profetas; á Jesus, el hijo de
José, de Nazaret.

46 Y díjole Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Dícele Felipe:
Vén, y ve.

47 Jesus vió venir á sí á Natanael, y dijo de él: Hé aquí un verdadero
Israelita, en el cual no hay engaño.

48 Dícele Natanael: ¿De dónde me conoces? Respóndele Jesus, y díjole: Antes
que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te ví.

49 Respondió Natanael, y díjole: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el
Rey de Israel.

50 Respondió Jesus, y díjole: ¿Porque te dije: Víte debajo de la higuera,
crees? cosas mayores que estas verás.

51 Y dícele: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo
abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del
hombre.



CAPITULO 2.

1 AL tercer dia hiciéronse unas bodas en Caná de Galiléa; y estaba allí la
madre de Jesus.

2 Y fué tambien llamado Jesus y sus discípulos á las bodas,

3 Y faltando el vino, la madre de Jesus le dijo: Vino no tienen.

4 Y dícele Jesus: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? aun no ha venido mi hora,

5 Su madre dice á los que servian: Haced todo lo que os dijere.

6 Y estaban allí seis tinajuelas de piedra para agua, conforme á la
purificacion de los Judíos, que cabian en cada una dos ó tres cántaros.

7 Díceles Jesus: Henchid estas tinajuelas de agua. E hinchiéronlas hasta
arriba.

8 Y díceles: Sacad ahora, y presentad al maestresala. Y presentáron[le.]

9 Y como el maestresala gustó el agua hecha vino, que no sabia de dónde era,
(mas lo sabian los sirvientes, que habian sacado el agua,) el maestresala
llama al esposo,

10 Y dícele: Todo hombre pone primero el buen vino; y cuando están
satisfechos, entónces lo que es peor: mas tú has guardado el buen vino hasta
ahora.

11 Este principio de señales hizo Jesus en Caná de Galiléa, y manifestó su
gloria; y sus discípulos creyeron en él.

12 Despues de esto descendió á Capernaum él, y su madre, y hermanos, y
discípulos; y estuvieron allí no muchos dias.

13 Y estaba cerca la Pascua de los Judíos; y subió Jesus á Jerusalem.

14 Y halló en el templo á los que vendian bueyes, y ovejas, y palomas, y los
cambiadores sentados.

15 Y hecho un azote de cuerdas. echólos á todos del templo, y las ovejas, y
los bueyes; y derramó los dineros de los cambiadores, y trastornó las mesas.

16 Y á los que vendian las palomas dijo: Quitad de aquí esto; y no hagais la
casa de mi Padre casa de mercado.

17 Entónces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa
me comió.

18 Y los Judíos respondieron, y dijéronle: ¿Qué señal nos muestras de que
haces esto?

19 Respondió Jesus, y díjoles: Destruid este templo, y en tres dias le
levantaré.

20 Dijeron luego los Judíos: En cuarenta y seis años fué este templo
edificado, ¿y tú en tres dias le levantarás?

21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.

22 Por tanto cuando resucitó de los muertos sus discípulos se acordaron que
habia dicho esto; y creyeron á la escritura, y á la palabra que Jesus habia
dicho.

23 Y estando en Jerusalem en la Pascua, en el dia de la fiesta, muchos
creyeron en su nombre, viendo las señales que hacia.

24 Mas el mismo Jesus no se confiaba á sí mismo de ellos, porque él conocia
á todos;

25 Y no tenia necesidad que alguien le diese testimonio del hombre; porque
él sabia lo que habia en el hombre.



CAPITULO 3.

1 HABIA un hombre de los Fariséos que se llamaba Nicodemo, príncipe de los
Judíos.

2 Este vino á Jesus de noche, y díjole: Rabí, sabemos que has venido de Dios
[por] Maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no
fuere Dios con él.

3 Respondió Jesus, y díjole: De cierto de cierto te digo, que el que no
naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios.

4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo viejo? ¿puede entrar
otra vez en el vientre de su madre, y nacer?

5 Respondió Jesus: De cierto, de cierto é digo, que el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es.

7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez.

8 El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido, mas ni sabes de donde
viene, ni donde vaya; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

9 Respondió Nicodemo, y díjole: ¿Cómo puede esto hacerse?

10 Respondió Jesus, y díjole: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no sabes
esto?

11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos
visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.

12 Si os he dicho cosas terrenas, y no creeis; ¿cómo creeréis, si os dijere
las celestiales?

13 Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, [á saber,] el
Hijo del hombre que está en el cielo.

14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que
el Hijo del hombre sea levantado:

15 Para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida
eterna.

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo Unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

17 Porque no envió Dios á su Hijo al mundo, para que condene al mundo; mas
para que el mundo sea salvo por él.

18 El que en él cree, no es condenado: mas el que no cree, ya es condenado,
porque no creyó en el nombre del Unigénito Hijo de Dios.

19 Y esta es la [causa de su] condenacion, [á saber,] porque la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras
eran malas.

20 Porque todo aquel que hace lo malo aborrece la luz, y no viene á la luz;
porque sus obras no sean redargüidas.

21 Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean
manifiestas que son hechas en Dios.

22 Pasado esto, vino Jesus con sus discípulos á la tierra de Judéa; y estaba
allí con ellos, y bautizaba.

23 Y bautizaba tambien Juan en Enon junto á Salim, porque habia allí muchas
aguas: y venian, y eran bautizados.

24 Porque Juan no habia sido aun puesto en la cárcel.

25 Y hubo cuestion entre los discípulos de Juan y los Judíos acerca de la
purificacion.

26 Y vinieron á Juan, y dijéronle: Rabí, el que estaba contigo de la otra
parte del Jordan, del cual tú diste testimonio, hé aquí bautiza, y todos
vienen á él.

27 Respondió Juan, y dijo: No puede el hombre recibir algo, si no le fuere
dado del cielo.

28 Vosotros mismos me sois testigos que dije: Yo no soy el Cristo, sino que
soy enviado delante de él.

29 El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que esta
en pié y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo: así pues este mi
gozo es cumplido.

30 A él conviene crecer; mas á mí menguar.

31 El que de arriba viene, sobre todos es: el que es de la tierra, terreno
es, y cosas terrenas habla: el que viene del cielo, sobre todos es.

32 Y lo que vió y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio.

33 El que recibe su testimonio, este signó que Dios es verdadero

34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla: Porque no [le] da
Dios el Espíritu por medida.

35 El Padre ama al Hijo, y todas las cosas dió en su mano.

36 El que cree en el Hijo, tiene vida eterna: mas el que es incrédulo al
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.



CAPITULO 4.

1 DE manera que como Jesus entendió que los Fariséos habian oido que Jesus
hacia y bautizaba mas discípulos que Juan,

2 (Aunque Jesus no bautizaba, sino sus discípulos,)

3 Dejó á Judéa, y fuése otra vez á Galiléa.

4 Y era menester que pasase por Samaria.

5 Vino pues á una ciudad de Samaria que se llama Sichar, junto á la heredad
que Jacob dió á José su hijo.

6 Y estaba allí la fuente de Jacob. Pues Jesus, cansado del camino, así se
sentó á la fuente. Era como la hora de sexta.

7 Vino una mujer de Samaria á sacar agua: [y] Jesus le dice: Dame de beber.

8 (Porque sus discípulos habian ido á la ciudad á comprar de comer.)

9 Y la mujer Samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo Judío, me demandas á mí de
beber, que soy mujer Samaritana? porque los Judíos no se tratan con los
Samaritanos.

10 Respondió Jesus, y díjole: Si conocieses el don de Dios, y quién es el
que te dice: Dáme de beber, tú pedirias de él, y él te daria agua viva.

11 La mujer le dice: Señor, no tienes con qué sacar[la,] y el pozo es hondo:
¿de dónde, pues, tienes agua viva?

12 ¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dió este pozo; del cual
él bebió, y sus hijos, y sus ganados?

13 Respondió Jesus, y díjola: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá á
tener sed:

14 Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed:
mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida
eterna.

15 La mujer le dice: Señor, dáme esta agua, para que [yo] no tenga sed, ni
venga aca á sacar[la.]

16 Jesus le dice: Vé, llama á tu marido, y ven acá.

17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Dícele Jesus: Bien has dicho:
No tengo marido:

18 Porque cinco maridos has tenido; y el que ahora tienes, no es tu marido:
esto has dicho con verdad.

19 Dícele la mujer: Señor, paréceme que tú eres profeta.

20 Nuestros padres adoraron en este monte; y vosotros decís, que en
Jerusalem es el lugar donde es necesario adorar.

21 Dícele Jesus: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte,
ni en Jerusalem, adoraréis al Padre.

22 Vosotros adorais lo que no sabeis: nosotros adoramos lo que sabemos;
porque la salud viene de los Judíos.

23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán
al Padre en espíritu y en verdad; porque tambien el Padre tales adoradores
busca que le adoren.

24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es
necesario que adoren.

25 Dícele la mujer: [Yo] sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el
Cristo: cuando él viniere, nos declarará todas las cosas.

26 Dícele Jesus: Yo soy, que hablo contigo.

27 Y en esto vinieron sus discípulos, y maravilláronse de que hablaba con
[aquella] mujer; mas ninguno [le] dijo: ¿Qué preguntas? ó ¿Qué hablas con
ella?

28 Entónces la mujer dejó su cántaro, y fué á la ciudad, y dijo á aquellos
hombres:

29 Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizás es
este el Cristo?

30 Entónces salieron de la ciudad, y vinieron á él.

31 Entretanto los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.

39 Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabeis.

33 Entónces los discípulos decian el uno al otro: ¿Si le habrá traido
alguien de comer?

34 Díceles Jesus: Mi comida es, que yo haga la voluntad del que me envió, y
que acabe su obra.

35 ¿No decís vosotros, Aun hay cuatro meses hasta que llegue la siega? Hé
aquí yo os digo: Alzad vuestros ojos, y mirad las regiones, porque ya están
blancas para la siega.

36 Y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna: para que
el que siembra tambien goce, y el que siega.

37 Porque en esto es el dicho verdadero: Que uno es el que siembra y otro es
el que siega.

38 Yo os he enviado á segar lo que vosotros no labrásteis: otros labraron, y
vosotros habeis entrado en sus labores.

39 Y muchos de los Samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la
palabra de la mujer que daba testimonio [diciendo:] Que me dijo todo lo que
he hecho.

40 Viniendo pues los Samaritanos á él, rogáronle que se quedase allí: y se
quedó allí dos dias.

41 Y creyeron muchos más por la palabra de él;

42 Y decian á la mujer: Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos
hemos oido, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el
Cristo.

43 Y dos dias despues, salió de allí, y fuése á Galiléa.

44 Porque el mismo Jesus dió testimonio, que el profeta en su tierra no
tiene honra.

45 Y como vino á Galiléa, los Galiléos le recibieron, vistas todas las cosas
que habia hecho en Jerusalem en el dia de la fiesta: porque tambien ellos
habian ido á la fiesta.

46 Vino, pues, Jesus otra vez á Caná de Galiléa, donde habia hecho el vino
del agua: y habia en Capernaum uno del rey, cuyo hijo estaba enfermo.

47 Este, como oyó que Jesus venia de Judéa á Galiléa, fué á él, y rogábale
que descendiese, y sanase su hijo; porque se comenzaba á morir.

48 Entónces Jesus le dijo: Si no viereis señales y milagros, no creeréis.

49 El del rey le dijo: Señor, desciende ántes que mi hijo muera.

50 Dícele Jesus: Vé, tu hijo vive. Y el hombre creyó á la palabra que Jesus
le dijo, y se fué.

51 Y cuando ya él descendia, los siervos le salieron á recibir, y le dieron
nuevas diciendo: Tu hijo vive.

52 Entónces él les preguntó á qué hora comenzó á estar mejor. Y dijéronle:
Ayer á las siete le dejó la fiebre.

53 El padre entónces entendió, que aquella hora era cuando Jesus le dijo: Tu
hijo vive: y creyó él y toda su casa.

54 Esta segunda señal volvió Jesus á hacer cuando vino de Judéa á Galiléa,



CAPITULO 5.

1 DESPUES de estas cosas, era un dia de fiesta de los Judíos, y subió Jesus
á Jerusalem.

2 Y hay en Jerusalem á [la puerta] del ganado un estanque, que en Hebráico
es llamado Beth-esda, el cual tiene cinco portales.

3 En estos yacia multitud de enfermos, ciegos, cojos, secos, que estaban
esperando el movimiento del agua.

4 Porque un ángel descendia á cierto tiempo al estanque, y revolvia el agua:
y el que primero descendia en el estanque despues del movimiento del agua,
era sano de cualquiera enfermedad que tuviese.

5 Y estaba allí un hombre que habia treinta y ocho años que estaba enfermo.

6 Como Jesus vió á este echado, y entendió que ya habia mucho tiempo,
dícele; ¿Quieres ser sano?

7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el
estanque, cuando el agua fuere revuelta porque entretanto que yo vengo, otro
ántes de mí ha descendido.

8 Dícele Jesus: Levántate, toma tu lecho, y anda.

9 Y luego aquel hombre fué sano, y tomó su lecho, é íbase; y era Sábado
aquel dia.

10 Entónces los Judíos decian á aquel que habia sido sanado: Sábado es: no
te es lícito llevar tu lecho.

11 Respondióles: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho, y anda.

12 Preguntáronle entónces: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho, y anda,

13 Y el que habia sido sanado, no sabia quién fuese; porque Jesus se habia
apartado de la gente que estaba en aquel lugar.

14 Despues le halló Jesus en el templo, y díjole: Hé aquí has sido sanado;
no peques más, porque no te venga alguna cosa peor.

15 El se fué [entónces,] y dió aviso á los Judíos, que Jesus era el que le
habia sanado.

16 Y por esta causa los Judíos perseguian á Jesus, y procuraban matarle,
porque hacia estas cosas en Sábado.

17 Y Jesus les respondió: Mi Padre hasta ahora obra, y yo obro.

18 Entónces, por tanto, mas procuraban los Judíos matarle, porque no solo
quebrantaba el Sábado, sino que tambien á su Padre llamaba Dios, haciéndose
igual á Dios.

19 Respondió entónces Jesus, y díjoles: De cierto, de cierto os digo: No
puede el Hijo hacer algo de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre;
porque todo lo que él hace, esto tambien hace el Hijo juntamente.

20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace: y
mayores obras que estas le mostrará, de suerte que vosotros os maravilleis.

21 Porque como el Padre levanta los muertos, y [les] da vida, así tambien el
Hijo á los que quiere da vida.

22 Porque el Padre á nadie juzga, mas todo el juicio dió al Hijo,

23 Para que todos honren al Hijo como honran al Padre; el que no honra al
Hijo, no honra al Padre que le envió.

24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha
enviado, tiene vida eterna, y no vendrá á condenacion, mas pasó de muerte á
vida.

25 De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos
oirán la voz del Hijo de Dios; y los que oyeren, vivirán.

26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dió tambien al Hijo que
tuviese vida en sí mismo.

27 Y tambien le dió poder de hacer juicio, en cuanto es el Hijo del hombre.

28 No os maravilleis de esto: porque vendrá hora, cuando todos los que están
en los sepulcros oirán su voz;

29 Y los que hicieron bien, saldrán á resurreccion de vida: mas los que
hicieron mal, á resurreccion de condenacion.

30 No puedo yo de mí mismo hacer algo: como oigo, juzgo, y mi juicio es
justo; porque no busco mi voluntad, mas la voluntad del que me envió, del
Padre.

31 Si yo doy testimonio de mí mismo mi testimonio no es verdadero.

32 Otro es el que da testimonio de mí; y sé que el testimonio que da de mí,
es verdadero.

33 Vosotros enviásteis á Juan, y [él] dió testimonio á la verdad.

34 Empero yo no tomo el testimonio de hombre; mas digo esto, para que
vosotros seais salvos:

35 El era antorcha que ardia, y alumbraba; y vosotros quisisteis recrearos
por un poco á su luz.

36 Mas yo tengo mayor testimonio que [el] de Juan; porque las obras que el
Padre me dió que cumpliese, [es á saber,] las mismas obras que yo hago, dan
testimonio de mí que el Padre me haya enviado.

37 Y el que me envió, el Padre, él ha dado testimonio de mí. Ni nunca habeis
oido su voz, ni habeis visto su parecer;

38 Ni teneis su palabra permanente en vosotros: porque al que él envió, á
este vosotros no creeis.

39 Escudriñad las escrituras; porque á vosotros os parece que en ellas
teneis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí.

40 Y no quereis venir á mí, para que tengais vida.

41 Gloria de los hombres no recibo.

42 Mas yo os conozco, que no teneis amor de Dios en vosotros.

43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís: si otro viniere en
su propio nombre, á aquel recibiréis.

44 ¿Cómo podeis vosotros creer, pues tomais la gloria los unos de los otros,
y no buscais la gloria que de solo Dios viene?

45 No penseis que yo os tengo de acusar delante del Padre: hay quien os
acusa: Moisés, en quien vosotros esperais.

46 Porque si vosotros creyeseis á Moisés, creeriais á mí; porque de mí
escribió él.

47 Y si á sus escritos no creeis, ¿cómo creeréis á mis palabras?



CAPITULO 6.

1 PASADAS estas cosas fuése Jesus de la otra parte de la mar de Galiléa,
[que es] de Tiberias.

2 Y seguíale grande multitud, porque veian sus señales que hacia en los
enfermos.

3 Y subió Jesus á un monte, y se sentó allí con sus discípulos.

4 Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos.

5 Y como alzó Jesus los ojos, y vió que habia venido á él grande multitud,
dice á Felipe: ¿De dónde comprarémos pan para que coman estos?

6 Mas esto decia para probarle; porque él sabia lo que habia de hacer.

7 Respondióle Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que
cada uno de ellos tome un poco.

8 Dícele uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simon Pedro:

9 Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos;
¿mas qué es esto entre tantos?

10 Entónces Jesus dijo: Haced recostar la gente. Y habia mucha yerba en
aquel lugar: y recostáronse como número de cinco mil varones.

11 Y tomó Jesus aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió á los
discípulos, y los discípulos á los que estaban recostados: asimismo de los
peces cuanto querian.

12 Y como fueron saciados, dijo á sus discípulos: Recoged los pedazos que
han quedado, porque no se pierda nada.

13 Cogieron pues, é hinchieron doce cestas de pedazos de los cinco panes de
cebada, que sobraron á los que habian comido.

14 Aquellos hombres entónces, como vieron la señal que Jesus habia hecho,
decian: Este verdaderamente es el profeta, que habia de venir al mundo.

15 Y entendiendo Jesus que habian de venir para arrebatarle, y hacerle rey,
volvió á retirarse al monte, él solo.

16 Y como se hizo tarde, descendieron sus discípulos á la mar.

17 Y entrando en un barco, venian de la otra parte de la mar hácia
Capernaum. Y era ya oscuro, y Jesus no habia venido á ellos.

18 Y levantábase la mar con un gran viento que soplaba.

19 Y como hubieron navegado como veinte y cinco ó treinta estadios, ven á
Jesus que andaba sobre la mar, y se acercaba al barco: y tuvieron miedo.

20 Mas él les dijo: Yo soy, no tengais miedo.

21 Ellos entónces gustaron recibirle en el barco: y luego el barco llegó á
la tierra donde iban.

22 El dia siguiente, la gente que estaba de la otra parte de la mar, como
vió que no habia allí otra navecilla sino una, y que Jesus no habia entrado
con sus discípulos en ella, sino que sus discípulos se habian ido solos,

23 Y que otras navecillas habian arribado de Tiberias junto al lugar donde
habian comido el pan, despues de haber el Señor dado gracias,

24 Como vió pues la gente que Jesus no estaba allí, ni sus discípulos,
entraron ellos en las navecillas, y vinieron á Capernaum buscando á Jesus.

25 Y hallándole de la otra parte de la mar, dijéronle: Rabí, ¿cuándo
llegaste acá?

26 Respondióles Jesus, y dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscais,
no porque habeis visto las señales, sino porque comisteis el pan, y os
hartásteis.

27 Trabajad, no por la comida que perece, mas por la comida que a vida
eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará: porque á este señaló el
Padre, [es á saber,] Dios.

28 Y dijéronle: ¿Qué harémos para que obremos las obras de Dios?

29 Respondió Jesus, y díjoles: Esta es la obra de Dios, que creais en el que
él ha enviado.

30 Dijéronle entónces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te
creamos? ¿Qué obras?

31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan
del cielo les dió á comer.

32 Y Jesus les dijo: De cierto, de cierto os digo, [que] no os dió Moisés
pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo, y da vida al
mundo.

34 Y dijéronle: Señor, dános siempre este pan.

35 Y Jesus les dijo: Yo soy el pan de vida; el que á mí viene, nunca tendrá
hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

36 Mas [ya] os he dicho que, aunque me habeis visto, no [me] creeis.

37 Todo lo que el Padre me da, vendrá á mí; y al que á mí viene, no [le]
echo fuera.

38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, mas la
voluntad del que me envió.

39 Y esta es la voluntad del que me envió, [es á saber,] del Padre: Que todo
lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el dia postrero.

40 Esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo,
y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el dia postrero.

41 Murmuraban entónces de él los Judíos, porque habia dicho: Yo soy el pan
que descendí del cielo.

42 Y decian: ¿No es este Jesus, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros
conocemos? ¿Cómo, pues, dice este: Del cielo he descendido?

43 Y Jesus respondió, y díjoles: No murmureis entre vosotros.

44 Ninguno puede venir á mí, si el Padre, que me envió, no le trajere: y yo
le resucitaré en el dia postrero.

45 Escrito esta en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios: así que
todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí.

46 No que alguno haya visto al Padre sino aquel que vino de Dios, este ha
visto al Padre.

47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

48 Yo soy el pan de vida.

49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos.

50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no
muera.

51 Yo soy el pan vivo que ha descendido del cielo: si alguno comiere de este
pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré
por la vida del mundo.

52 Entónces los Judíos contendian entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este
darnos su carne á comer?

53 Y Jesus les dijo: De cierto, de cierto os digo [que] si no comiereis la
carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en
vosotros.

54 El que come mi carne, y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le
resucitaré en el dia postrero.

55 Porque mi carne es verdadera comida: y mi sangre es verdadera bebida.

56 El que come mi carne, y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.

57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que
me come, él tambien vivirá por mí.

58 Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron
el maná, y son muertos: el que come de este pan vivirá eternamente.

59 Estas cosas dijo en la sinagoga enseñando en Capernaum.

60 Y muchos de sus discípulos oyéndo[lo,] dijeron: Dura es esta palabra;
¿[y] quién la puede oir?

61 Y sabiendo Jesus en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto,
díjoles: ¿Esto os escandaliza?

62 ¿Pues [qué será,] si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba
primero?

63 El Espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha: las palabras que
yo os he hablado, son espíritu, y son vida.

64 Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesus desde el principio
sabia quiénes eran los que no creian, y quién le habia de entregar.

65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir á mí, si no le fuere
dado del Padre.

66 Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con
él.

67 Dijo entónces Jesus á los doce: ¿Quereis vosotros iros tambien?

68 Y respondióle Simon Pedro: Señor ¿á quién irémos? Tú tienes palabras de
vida eterna.

69 Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
viviente.

70 Jesus les respondió: ¿No he escogido yo á vosotros doce, y el uno de
vosotros es diablo?

71 Y hablaba de Judas Iscariote [hijo] de Simon; porque este era el que le
habia de entregar, el cual era uno de los doce.



CAPITULO 7.

1 Y PASADAS estas cosas, andaba Jesus en Galiléa: que no queria andar en
Judéa, porque los Judíos procuraban matarle.

2 Y estaba cerca la fiesta de los Judíos, [la] de los tabernáculos.

3 Y dijéronle sus hermanos: Pásate de aquí, y véte á Judéa para que tambien
tus discípulos vean las obras que haces.

4 Que ninguno que procura ser claro hace algo en oculto: Si estas cosas
haces, manifiéstate al mundo.

5 Porque ni aun sus hermanos creian en él.

6 Díceles entónces Jesus: Mi tiempo aun no ha venido; mas vuestro tiempo
siempre está presto.

7 No puede el mundo aborreceros á vosotros; mas á mí me aborrece, porque yo
doy testimonio de él, que sus obras son malas.

8 Vosotros subid á esta fiesta: yo no subo aun á esta fiesta; porque mi
tiempo aun no es cumplido.

9 Y habiéndoles dicho esto, quedóse en Galiléa.

10 Mas como sus hermanos hubieron subido, entónces él tambien subió á la
fiesta, no manifiestamente, sino como en secreto.

11 Y buscábanle los Judíos en la fiesta, y decian: ¿Dónde está aquel?

12 Y habia grande murmullo de él entre la gente; porque unos decian: Bueno
es. Y otros decian: No, ántes engaña las gentes.

13 Mas ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo de los Judíos.

14 Y al medio de la fiesta subió Jesus al templo, y enseñaba.

15 Y maravillábanse los Judíos, diciendo: ¿Cómo sabe este letras, no
habiendo aprendido?

16 Respondióles Jesus, y dijo: Mi doctrina no es mia, sino de aquel que me
envió.

17 El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de
Dios, ó si yo hablo de mí mismo.

18 El que habla de sí mismo, propia gloria busca: mas el que busca la gloria
del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.

19 ¿No os dió Moisés la ley, y ninguno de vosotros hace la ley? ¿Por qué me
procurais matar?

20 Respondió la gente, y dijo: Demonio tienes: ¿quién te procura matar?

21 Jesus respondió y díjoles: Una obra hice, y todos os maravillais.

22 Cierto Moisés os dió la circuncision, (no porque sea de Moisés, mas de
los padres,) y en Sábado circuncidais al hombre.

23 Si recibe el hombre la circuncision en Sábado, para que la ley de Moisés
no sea quebrantada, ¿os enojais conmigo porque en Sábado hice sano todo un
hombre?

24 No juzgueis segun lo que parece, mas juzgad justo juicio.

25 Decian entónces unos de los de Jerusalem: ¿No es este al que buscan para
matarle?

26 Y hé aquí, habla públicamente, y no le dicen nada: ¿Si habrán entendido
verdaderamente los príncipes, que este es el Cristo?

27 Mas este, sabemos de donde es; y cuando viniere el Cristo, nadie sabrá de
donde sea.

28 Entónces clamaba Jesus en el templo enseñando, y diciendo: Y á mí me
conoceis, y sabeis de donde soy: y no he venido de mí mismo; mas el que me
envió es verdadero, al cual vosotros no conoceis.

29 Yo le conozco: porque de él soy, y él me envió.

30 Entónces procuraban prenderle mas ninguno metió en él mano, porqué aun no
habia venido su hora.

31 Y muchos del pueblo creyeron en él, y decian: ¿El Cristo, cuando viniere
hará mas señales que las que este hace?

32 Los Fariséos oyeron la gente que murmuraba de él estas cosas, y los
príncipes de los sacerdotes y los Fariséos enviaron servidores que le
prendiesen.

33 Y Jesus dijo: Aun un poco de tiempo estaré con vosotros, é iré al que me
envió.

34 Me buscaréis, y no [me] hallaréis; y donde yo estaré, vosotros no podréis
venir.

35 Entónces los Judíos dijeron entre sí: ¿A dónde se ha de ir este que no le
hallemos? ¿Se ha de ir á los esparcidos entre los Griegos, y á enseñar á los
Griegos?

36 ¿Qué dicho es este que dijo: Me buscaréis, y no [me] hallaréis: y donde
yo estaré, vosotros no podréis venir?

37 Mas en el postrer dia grande de la fiesta, Jesus se ponia en pié, y
clamaba diciendo: Si alguno tiene sed, venga á mí, y beba.

38 El que cree en mí, como dice la escritura, rios de agua viva correrán de
su vientre.

39 (Y esto dijo del Espíritu que habian de recibir los que creyesen en él;
pues aun no habia [venido] el Espíritu Santo; porque Jesus no estaba aun
glorificado.)

40 Entónces algunos de la multitud, oyendo este dicho, decian:
Verdaderamente este es el profeta.

41 Otros decian: Este es el Cristo. Algunos empero decian: ¿De Galiléa ha de
venir el Cristo?

42 ¿No dice la escritura: Que de la simiente de David, y de la aldéa de
Bethlehem, de donde era David, vendrá el Cristo?

43 Así que habia disension entre la gente acerca de él.

44 Y algunos de ellos querian prenderle; mas ninguno echó sobre él manos.

45 Y los ministriles vinieron á los principales sacerdotes y á los Fariséos;
y ellos les dijeron: ¿Por qué no lo trajísteis?

46 Los ministriles respondieron: Nunca ha hablado hombre así como este
hombre [habla.]

47 Entónces los Fariséos les respondieron: ¿Estais tambien vosotros
engañados?

48 ¿Ha creido en él alguno de los príncipes, ó de los Fariséos?

49 Mas estos comunales, que no saben la ley, malditos son.

50 Díceles Nicodemo, (el que vino á él de noche, el cual era uno de ellos,)

51 ¿Juzga nuestra ley á hombre, si primero no oyere de él, y entendiere lo
que ha hecho?

52 Respondieron y dijéronle: ¿No eres tú tambien Galiléo? Escudriña y ve que
de Galiléa nunca se levantó profeta.

53 Y fuése cada uno á su casa.



CAPITULO 8.

1 Y JESUS se fué al monte de las Olivas.

2 Y por la mañana volvió al templo y todo el pueblo vino á él; y sentado él,
los enseñaba.

3 Entónces los escribas y los Fariséos le traen una mujer tomada en
adulterio; y poniéndola en medio.

4 Dícenle: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el mismo hecho,
adulterando;

5 Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: ¿Tú, pues, qué dices?

6 Mas esto decian tentándole, para poderle acusar. Empero Jesus, inclinado
hacia abajo, escribia en tierra con el dedo.

7 Y como perseverasen preguntándole, enderezóse, y díjoles: El que de
vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.

8 Y volviéndose á inclinar hacia abajo, escribia en tierra.

9 Oyendo pues ellos [esto,] redargüidos de la conciencia, salíanse uno á
uno, comenzando desde los mas viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesus,
y la mujer que estaba en medio.

10 Y enderezándose Jesus, y no viendo á nadie mas que á la mujer, díjole:
Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿ninguno te ha condenado?

11 Y ella dijo: Señor, ninguno. Entónces Jesus le dijo: Ni yo te condeno:
véte, y no peques mas.

12 Y hablóles Jesus otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el queme
sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida.

13 Entónces los Fariséos le dijeron: Tú de tí mismo das testimonio; tu
testimonio no es verdadero.

14 Respondió Jesús, y díjoles: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi
testimonio es verdadero; porque sé de donde he venido, y á donde voy: mas
vosotros no sabeis de donde vengo, y á donde voy.

15 Vosotros segun la carne juzgais: mas yo no juzgo á nadie.

16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy solo; sino yo, y el
que me envió, el Padre.

17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es
verdadero.

18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo: y da testimonio de mí el que me
envió, el Padre.

19 Y decíanle: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni á mí [me] conoceis,
ni á mi Padre. Si á mí me conocieseis, á mi Padre tambien conocierais.

20 Estas palabras habló Jesus en el lugar de las limosnas, enseñando en el
templo; y nadie le prendió, porque aun no habia venido su hora.

21 Y díjoles otra vez Jesus: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro
pecado moriréis: adonde yo voy, vosotros no podeis venir.

22 Decian entónces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: Adonde^
voy, vosotros no podeis venir?

23 Y decíales: Vosotros sois de abajo yo soy de arriba; vosotros sois de
este mundo, yo no soy de este mundo.

24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creyereis
que yo soy, en vuestros pecados moriréis.

25 Y decíanle: ¿Tú quién eres? Entónces Jesus les dijo: El que al principio
tambien os he dicho.

26 Muchas cosas tengo que decir, y juzgar de vosotros: mas el que me envió,
es verdadero; y yo lo que he oido de él, esto hablo en el mundo.

27 Mas no entendieron que él les hablaba del Padre.

28 Díjoles, pues, Jesus: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entónces
entendereis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me
enseñó, esto hablo.

29 Porque el que me envió, conmigo está: no me ha dejado solo el Padre porque
yo, lo que á él agrada, hago siempre.

30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.

31 Y decia Jesus á los Judíos que le habian creido: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;

32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará

33 Y respondiéronle: Simiente de Abraham somos, y jamás servimos á nadie:
¿cómo dices tú: Seréis libres?

34 Y Jesús les respondió: De cierto os digo que todo aquel que hace pecado,
es siervo de pecado.

35 Y el siervo no queda en casa para siempre: [mas] el Hijo queda para
siempre.

36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

37 [Yo] sé que sois simiente de Abraham; mas procurais matarme, porque mi
palabra no cabe en vosotros.

38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros haceis lo que habeis
oido cerca de vuestro Padre.

39 Respondieron, y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Díceles Jesus: Si
fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham hariais.

40 Empero ahora procurais matarme; hombre que os he hablado la verdad, la
cual he oido de Dios: no hizo esto Abraham.

41 Vosotros haceis las obras de vuestro padre. Dijéronle entónces: Nosotros
no somos nacidos de fornicacion: un Padre tenemos, [es á saber,] Dios.

42 Jesus entónces les dijo: Si vuestro Padre fuera Dios, ciertamente me
amariais [á mí,] porque yo de Dios he salido, y he venido: que no he venido
de mí mismo, mas él me envió,

43 ¿Por qué no reconoceis mi lenguaje? [es] porque no podeis oir mi palabra.

44 Vosotros de [vuestro] padre el diablo sois, y los deseos de vuestro padre
quereis cumplir. El homicida ha sido desde el principio; y no permaneció en
la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla;
porque es mentiroso, y padre de la mentira.

45 Y porque yo digo verdad, no me creeis.

46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo verdad, ¿por qué
vosotros no me creeis?

47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye: por esto no [las] oís
vosotros, porque no sois de Dios.

48 Respondieron entónces los Judíos y dijéronle: ¿No decimos bien nosotros,
que tú eres Samaritano, y [que] tienes demonio?

49 Respondió Jesus: Yo no tengo demonio: ántes honro á mi Padre, y vosotros
me habeis deshonrado.

50 Y no busco mi gloria: hay quien [la] busque, y juzgue.

51 De cierto, de cierto os digo, que el que guardare mi palabra, no verá
muerte para siempre.

52 Entónces los Judíos le dijeron: Ahora conocemos que tienes demonio:
Abraham murió, y los profetas; y tú dices: El que guardare mi palabra, no
gustará muerte para siempre.

53 ¿Eres tú mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? Y los profetas
murieron: ¿quién te haces á tí mismo?

54 Respondió Jesus: Si yo me glorifico á mí mismo, mi gloria es nada: mi
Padre es el que me glorifica; el que vosotros decís que es vuestro Dios:

55 Y no le conoceis: mas yo le conozco: y si dijere que no le conozco, seré
como vosotros, mentiroso: mas conózcole, y guardo su palabra.

56 Abraham vuestro padre se gozó por ver mi dia: y [le] vió, y se gozó.

57 Dijéronle entónces los Judíos: Aun no tienes cincuenta años, ¿y has visto
á Abraham?

58 Díjoles Jesus: De cierto, de cierto os digo, Antes que Abraham fuese, Yo
soy.

59 Tomaron entónces piedras para tirarle: mas Jesus se encubrió, y salió del
templo; y atravesando por medio de ellos, se fué.



CAPITULO 9.

1 Y PASANDO [Jesus,] vió un hombre  ciego desde [su] nacimiento.

2 Y preguntáronle sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó este ó sus
padres, para que naciese ciego?

3 Respondió Jesus: Ni este pecó, ni sus padres: mas para que las obras de
Dios se manifiesten en él.

4 Conviéneme obrar las obras del que me envió, entretanto que el dia dura:
la noche viene, cuando nadie puede obrar.

5 Entretanto que estuviere en el mundo, luz soy del mundo.

6 Esto dicho, escupió en tierra, é hizo lodo con la saliva, y untó con el
lodo sobre los ojos del ciego;

7 Y díjole: Vé, lávate en el estanque de Siloé, que significa, si [lo]
interpretares, Enviado: y fué entónces, y lavóse, y volvió viendo.

8 Entónces los vecinos, y los que ántes le habian visto que era ciego,
decian: ¿No es este el que se sentaba, y mendigaba?

9 Unos decian: Este es; Y otros: A él se parece: [Y] él decia: Yo soy.

10 Y dijéronle: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?

11 Respondió él y dijo: [Aquel] hombre que se llama Jesus, hizo lodo, y me
untó los ojos, y me dijo: Vé al Siloé, y lávate: y fuí, y me lavé, y recibí
la vista.

12 Entónces le dijeron: ¿Dónde está aquel? [El] dijo: No sé.

13 Llevaron á los Fariséos al que ántes habia sido ciego.

14 Y era Sábado cuando Jesus habia hecho el lodo, y le habia abierto los
ojos.

15 Y volviéronle á preguntar tambien los Fariséos de qué manera habia
recibido la vista. Y él les dijo: Púsome lodo sobre los ojos, y me lavé, y
veo.

16 Entónces unos de los Fariséos decian: Este hombre no es de Dios, que no
guarda el Sábado. Otros decian. ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas
señales? Y habia disension entre ellos.

17 Vuelven á decir al ciego: ¿Tú que dices del que te abrió los ojos? Y él
dijo: Que es profeta.

18 Mas los Judíos no creian de él, que habia sido ciego, y hubiese recibido
la vista, hasta que llamaron á los padres del que habia recibido la vista.

19 Y preguntáronles, diciendo: ¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís
que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?

20 Respondiéronles sus padres, y dijeron: Sabemos que este es nuestro hijo,
y que nació ciego;

21 Mas cómo vea ahora, no sabemos; ó quien le haya abierto los ojos,
nosotros no lo sabemos: él tiene edad; preguntadle á él; él hablará de sí.

22 Esto dijeron sus padres, porque tenian miedo de los Judíos: porque ya los
Judíos habian resuelto que si alguno confesase ser él el Mesías, fuese fuera
de la sinagoga.

23 Por eso dijeron sus padres: Edad tiene; preguntadle á él.

24 Así que, volvieron á llamar al hombre que habia sido ciego, y dijéronle:
Dá gloria á Dios; nosotros sabemos que este hombre es pecador.

25 Entónces él respondió, y dijo: Si es pecador, no [lo] sé: una cosa sé,
que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

26 Y volviéronle á decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

27 Respondióles: Ya os [lo] he dicho, y no habeis atendido: ¿por qué [lo]
quereis otra vez oir? ¿Quereis tambien vosotros haceros sus discípulos?

28 Y le ultrajaron, y dijeron: Tú seas su discípulo: que nosotros discípulos
de Moisés somos.

29 Nosotros sabemos que á Moisés habló Dios: mas este no sabemos de donde
es.

30 Respondió aquel hombre, y díjoles: Por cierto, maravillosa cosa es esta,
que vosotros no sabeis de donde sea, y [á mí] me abrió los ojos.

31 Y sabemos que Dios no oye á los pecadores: mas si alguno es temeroso de
Dios, y hace su voluntad, á este oye.

32 Desde el siglo no fué oido, que abriese alguno los ojos de uno que nació
ciego.

33 Si este no fuera [venido] de Dios, no pudiera hacer nada.

34 Respondieron, y dijéronle: En pecados eres nacido todo: ¿y tú nos
enseñas? Y echáronle fuera.

35 Oyó Jesus que le habian echado fuera: y hallándole, díjole: ¿Crees tú en
el Hijo de Dios?

36 Respondió él, y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él?

37 Y díjole Jesus: Y le has visto, y el que habla contigo, él es.

38 Y él dice: Creo, Señor. Y adoróle.

39 Y dijo Jesus: Yo, para juicio he venido á este mundo, para que los que no
ven, vean; y los que ven, sean cegados.

40 Y [algunos] de los Fariséos que estaban con él oyeron esto, y dijéronle:
Somos nosotros tambien ciegos?

41 Díjoles Jesus: Si fuerais ciegos, no tuvierais pecado; mas ahora porque
decís: Vemos; por tanto vuestro pecado permanece.



CAPITULO 10.

1 DE cierto, de cierto os digo [que] el que no entra por la puerta en el
corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el tal es ladron y robador.

2 Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.

3 A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y á sus ovejas llama por
nombre y las saca.

4 Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas: y las
ovejas le siguen, porque conocen su voz.

5 Mas al extraño no seguirán, ántes huirán de él; porque no conocen la voz
de los extraños.

6 Esta parábola les dijo Jesus; mas ellos no entendieron qué era lo que les
decia.

7 Volvióles pues Jesus á decir: De cierto, de cierto os digo, que yo soy la
puerta de las ovejas.

8 Todos los que ántes de mí vinieron, ladrones son y robadores; mas no los
oyeron las ovejas.

9 Yo soy la puerta: el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá,
y hallará pastos.

10 El ladron no viene sino para hurtar, y matar, y destruir [las ovejas:] yo
he venido para que tengan vida, y para que [la] tengan en abundancia.

11 Yo soy el buen pastor: el buen pastor su vida da por [sus] ovejas.

12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las
ovejas, ve al lobo que viene, y deja las ovejas, y huye; y el lobo las
arrebata, y esparce las ovejas.

13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no tiene cuidado de
las ovejas.

14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis [ovejas,] las mias me conocen.

15 Como el Padre me conoce [á mí,] y yo conozco al Padre: y pongo mi vida
por las ovejas.

16 Tambien tengo otras ovejas que no son de este redil: aquellas tambien me
conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla á tomar.

18 Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo; [porque] tengo poder para
ponerla, y tengo poder para volverla á tomar. Este mandamiento recibí de mi
Padre.

19 Y volvió á haber disension entre los Judíos por estas palabras.

20 Y muchos de ellos decian: Demonio tiene, y está fuera de sí: ¿^para qué
le oís?

21 Decian otros: Estas palabras no son de endemoniado: ¿puede el demonio
abrir los ojos de los ciegos?

22 Y se hacia la fiesta de la dedicacion en Jerusalem, y era invierno.

23 Y Jesus andaba en el templo por el portal de Salomon.

24 Y rodeáronle los Judíos, y dijéronle: ¿Hasta cuándo nos has de turbar el
alma? Si tú eres el Cristo, dínos[lo] abiertamente.

25 Respondióles Jesus: Os [lo] he dicho, y no creeis: las obras que yo hago
en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí.

26 Mas vosotros no creeis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho.

27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;

28 Y yo les doy vida eterna; y no perecerán para siempre, ni nadie las
arrebatará de mi mano.

29 Mi Padre que me [las] dió, mayor que todos es: y nadie [las] puede
arrebatar de la mano de mi Padre.

30 Yo y el Padre una cosa somos.

31 Entónces volvieron á tomar piedras los Judíos para apedrearle.

32 Respondióles Jesus: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿por
cuál obra de esas me apedreais?

33 Respondiéronle los Judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos sino
por la blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

34 Respondióles Jesus: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije: Dioses
sois?

35 Si dijo dioses á aquellos, á los cuales fué hecha palabra de Dios, y la
escritura no puede ser quebrantada:

36 ¿A [mí á] quien el Padre santificó, y envió al mundo, vosotros decís: Tú
blasfemas; porque dije: Hijo de Dios soy?

37 Si no hago obras de mi Padre, no me creais.

38 Mas si [las] hago, aunque á mí no creais, creed á las obras, para que
conozcais y creais que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

39 Y procuraban otra vez prenderle; mas él se salió de sus manos.

40 Y volvióse tras el Jordan, á aquel lugar donde primero habia estado
bautizando Juan, y estúvose allí.

41 Y muchos venian á él, y decian: Juan á la verdad ninguna señal hizo; mas
todo lo que Juan dijo de este era verdad.

42 Y muchos creyeron allí en él.



CAPITULO 11.

1 ESTABA entónces enfermo uno [llamado] Lázaro, de Bethania, la aldéa de
María y de Marta su hermana.

2 (Y María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la que ungió al Señor
con ungüento, y limpió sus piés con sus cabellos.)

3 Enviaron pues sus hermanas á él, diciendo: Señor, hé aquí, el que amas
está enfermo.

4 Y oyéndo[lo] Jesus, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, mas por
gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

5 Y amaba Jesus á Marta, y á su hermana, y á Lázaro.

6 Como oyó, pues, que estaba enfermo, quedóse aun dos dias en aquel lugar
donde estaba.

7 Luego, despues de esto, dijo á [sus] discípulos: Vamos á Judéa otra vez.

8 Dícenle los discípulos: Rabí, ahora procuraban los Judíos apedrearte; ¿y
otra vez vas allá?

9 Respondió Jesus: ¿No tiene el dia doce horas? El que anduviere de dia, no
tropieza; porque ve la luz de este mundo.

10 Mas el que anduviere de noche tropieza: porque no hay luz en él.

11 Dicho esto, díceles despues: Lázaro nuestro amigo duerme; mas voy á
despertarle del sueño.

12 Dijeron entónces sus discípulos: Señor, si duerme, salvo estará.

13 Mas [esto] decia Jesus de la muerte de él; y ellos pensaron que hablaba
del reposar del sueño.

14 Entónces, pues, Jesus les dijo claramente: Lázaro es muerto:

15 Y huélgome por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creais. Mas
vamos á él.

16 Dijo entónces Tomás, el que se dice el Dídimo, á sus condiscípulos: Vamos
tambien nosotros, para que muramos con él.

17 Vino pues Jesus, y halló que habia ya cuatro dias [que estaba] en el
sepulcro,

18 Y Bethania estaba cerca de Jerusalem como quince estadios^.

19 Y muchos de los Judíos habian venido á Marta y á María, á consolarlas de
su hermano.

20 Entónces Marta, como oyó que Jesus venia, salió á encontrarle; mas María
se estuvo en casa.

21 Y Marta dijo á Jesus: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no fuera
muerto.

22 Mas tambien sé ahora, que todo lo que pidieres de Dios, te dará Dios.

23 Dícele Jesus: Resucitará tu hermano.

24 Marta le dice: Yo sé que resucitará en la resurreccion en el dia
postrero.

25 Dícele Jesus: Yo soy la resurreccion y la vida: el que cree en mí, aun
que este muerto, vivirá.

26 Y todo aquel que vive, y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?

27 Dícele: Sí, Señor, yo he creido que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios,
que has venido al mundo.

28 Y esto dicho, fuése, y llamó en secreto á María su hermana, diciendo: El
maestro está aquí, y te llama.

29 Ella, como [lo] oyó, levántase prestamente, y viene á él.

30 (Que aun no habia llegado Jesus á la aldéa, mas estaba en aquel lugar
donde Marta le habia encontrado.)

31 Entónces los Judíos que estaban en casa con ella, y la consolaban, como
vieron que María se habia levantado prestamente, y habia salido, siguiéronla,
diciendo: Va al sepulcro á llorar allí.

32 Mas María como vino donde estaba Jesus, viéndole, derribóse á sus piés
diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, no fuera muerto mi hermano.

33 Jesus entónces, como la vió llorando, y á los Judíos que habian venido
juntamente con ella llorando, se conmovió en espíritu, y turbóse.

34 Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Dícenle: Señor, ven, y ve[lo.]

35 [Y] lloró Jesus.

36 Dijeron entónces los Judíos: Mirad como le amaba.

37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podia este, que abrió los ojos del ciego,
hacer que este no muriera?

38 Y Jesus conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro: era una
cueva, la cual tenia una piedra encima.

39 Dice Jesus: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que se habia muerto
le dice: Señor, hiede ya; que es de cuatro dias.

40 Jesus le dice: ¿No te he dicho que si creyeres, verás la gloria de Dios?

41 Entónces quitaron la piedra de donde el muerto habia sido puesto: y
Jesus, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oido.

42 Que yo sabia que siempre me oyes; mas por causa de la compañía que esta
alrededor, [lo] dije, para que crean que tú me has enviado.

43 Y habiendo dicho estas cosas, clamó á gran voz: Lázaro, ven fuera.

44 Y el que habia estado muerto, salió, atadas las manos y los piés con
vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Díceles Jesus: Desatadle,
y dejadle ir.

45 Entónces muchos de los Judíos que habian venido á María, y habian visto
lo que habia hecho Jesus, creyeron en él.

46 Mas algunos de ellos fueron á los Fariséos, y dijéronles lo que Jesus
habia hecho.

47 Entónces los pontífices, y los Fariséos juntaron concilio; y decian: ¿Qué
hacemos? porque este hombre hace muchas señales.

48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los Romanos, y quitarán
nuestro lugar y la nacion.

49 Y Caifás, uno de ellos, sumo pontífice de aquel año, les dijo: Vosotros
no sabeis nada;

50 Ni pensais que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que
toda la nacion se pierda.

51 Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo pontífice de
aquel año, profetizó que Jesus habia de morir por la nacion;

52 Y no solamente por aquella nacion, mas tambien para que juntase en uno
los hijos de Dios que estaban derramados.

53 Así que desde aquel dia consultaban juntos de matarle.

54 Por tanto Jesus ya no andaba manifiestamente entre los Judíos; mas fuese
de allí á la tierra que está junto al desierto, á una ciudad que se llama
Ephraim: y estábase allí con sus discípulos.

55 Y la Pascua de los Judíos estaba cerca: y muchos subieron de aquella
tierra á Jerusalem ántes de la Pascua, para purificarse.

56 Y buscaban á Jesus, y hablaban los unos con los otros estando en el
templo: ¿Qué os parece, que no vendrá á la fiesta?

57 Y los pontífices y los Fariséos habian dado mandamiento, que, si alguno
supiese donde estuviera, [lo] manifestase para que le prendiesen:



CAPITULO 12.

1 Y JESUS, seis dias ántes de la Pascua, vino á Bethania, donde estaba
Lázaro que habia sido muerto, al cual [Jesus] habia resucitado de los
muertos.

2 E hiciéronle allí una cena; y Marta servía, y Lázaro era uno de los que
estaban sentados á la mesa juntamente con él.

3 Entónces María tomó una libra de ungüento de nardo liquido de mucho
precio, y ungió los piés de Jesus, y limpió sus piés con sus cabellos: y la
casa se llenó del olor del ungüento.

4 Y dijo uno de sus discípulos, Júdas Iscariote, [hijo] de Simon, el que le
habia de entregar:

5 ¿Por qué no se ha vendido este ungüento por trescientos dineros, y se dió
á los pobres?

6 Mas dijo esto, no por el cuidado que él tenia de los pobres, sino porque
era ladron, y tenia la bolsa, y traia lo que se echaba [en ella.]

7 Entónces Jesus dijo: Déjala: para el dia de mi sepultura ha guardado esto.

8 Porque á los pobres siempre los teneis con vosotros, mas á mí no siempre
me teneis.

9 Entónces mucha gente de los Judíos entendió que él estaba allí: y vinieron
no solamente por causa de Jesus, mas tambien por ver á Lázaro, al cual habia
resucitado de los muertos.

10 Consultaron asimismo los príncipes de los sacerdotes, de matar tambien á
Lázaro:

11 Porque muchos de los Judíos iban y creian en Jesus por causa de él.

12 El siguiente dia mucha gente que habia venido al dia de la fiesta, como
oyeron que Jesus venia á Jerusalem,

13 Tomaron ramos de palmas, y salieron á recibirle, y clamaban: Hosanna,
Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel.

14 Y halló Jesus un asnillo, y se sentó sobre él, como está escrito:

15 No temas, hija de Sion; hé aquí tu Rey viene sentado sobre un pollino de
asna.

16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos de primero: empero cuando
Jesus fué glorificado, entónces se acordaron que estas cosas estaban escritas
de él, y que le hicieron estas cosas.

17 Y la gente que estaba con él, daba testimonio de cuando llamó á Lázaro
del sepulcro, y le resucitó de los muertos.

18 Por lo cual tambien habia venido la gente á recibirle; porque habia oido
que él habia hecho esta señal.

19 Mas los Fariséos dijeron entre sí: ¿Veis que nada aprovechais? hé aquí
que el mundo se va tras de él.

20 Y habia ciertos Griegos de los que habian subido á adorar en el dia de la
fiesta.

21 Estos, pues se llegaron á Felipe, que era de Bethsaida de Galiléa, y
rogáronle, diciendo: Señor, queríamos ver á Jesus.

22 Vino Felipe, y díjolo á Andrés: Andrés entónces, y Felipe, [lo] dicen á
Jesus.

23 Entónces Jesus les respondió, diciendo: La hora viene en que el Hijo del
hombre ha de ser glorificado.

24 De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo no cae en la
tierra, y muere, él solo queda; mas si muriere, mucho fruto lleva.

25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo,
para vida eterna la guardará.

26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí tambien estará mi
servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

27 Ahora está turbada mi alma: ¿y qué diré? Padre, sálvame de esta hora: mas
por esto he venido en esta hora.

28 Padre, glorifica tu nombre.  Entónces vino una voz del cielo: Y [le] he
glorificado, y [le] glorificaré otra vez.

29 Y la gente que estaba presente, y [la] habia oido, decia que habia sido
trueno; otros decian: Angel le ha hablado.

30 Respondió Jesus, y dijo: No ha venido esta voz por mi causa, mas por
causa de vosotros.

31 Ahora es el juicio de este mundo: ahora el príncipe de este mundo será
echado fuera.

32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, á todos traeré á mí mismo.

33 Y esto decia dando á entender de qué muerte habia de morir.

34 Respondióle la gente: Nosotros hemos oido de la ley: Que el Cristo
permanece para siempre: ¿Cómo pues dices tú: Conviene que el Hijo del hombre
sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?

35 Entónces Jesus les dice: Aun por un poco estará la luz entre vosotros:
andad entre tanto que teneis luz, porque no os sorprendan las tinieblas;
porque el que anda en tinieblas, no sabe donde va.

36 Entre tanto que teneis la luz, creed en la luz, para que seais hijos de
luz. Estas cosas habló Jesus, y fuése, y escondióse de ellos.

37 Empero habiendo hecho delante de ellos tantas señales, no creian en él:

38 Para que se cumpliese el dicho que dijo el profeta Isaías: Señor, ¿quién
ha creido á nuestro dicho, ¿y el brazo del Señor á quien es revelado?

39 Por esto no podian creer, porque otra vez dijo Isaías:

40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazon; porque no vean con los
ojos, y entiendan de corazon, y se conviertan, y yo los sane.

41 Estas cosas dijo Isaías, cuando vió su gloria, y habló de él.

42 Con todo eso aun de los príncipes muchos creyeron en él; mas por causa de
los Fariséos no [lo] confesaban, por no ser echados de la sinagoga.

43 Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.

44 Mas Jesus clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que
me envió.

45 Y el que me ve, ve al que me envió.

46 Yo [la] luz he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí, no
permanezca en tinieblas.

47 Y el que oyere mis palabras, y no [las] creyere, yo no le juzgo; porque
no he venido á juzgar al mundo, sino á salvar al mundo.

48 El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue: la
palabra que he hablado, ella le juzgará en el dia postrero.

49 Porque yo no he hablado de mí mismo: mas el Padre que me envió, él me dió
mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.

50 Y sé que su mandamiento es vida eterna: así que lo que yo hablo, como el
Padre me lo ha dicho, así hablo.



CAPITULO 13.

1 ANTES de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesus que su hora habia venido
para que pasase de este mundo al Padre, como habia amado á los suyos, que
estaban en el mundo, amólos hasta el fin.

2 Y la cena acabada, como el diablo ya habia metido en el corazon de Judas,
[hijo] de Simon, Iscariote, que le entregase,

3 Sabiendo Jesus que el Padre le habia dado todas las cosas en las manos, y
que habia salido de Dios, y á Dios iba,

4 Levántase de la cena, y quítase su ropa, y tomando una toalla, ciñóse.

5 Y luego puso agua en un lebrillo, y comenzó á lavar los piés de los
discípulos, y á limpiar[los] con la toalla con que estaba ceñido.

6 Entónces vino á Simon Pedro, y Pedro le dice: Señor, ¿tú me lavas los
piés?

7 Respondió Jesus, y díjole: Lo que yo hago, tu no entiendes ahora; mas [lo]
entenderás despues.

8 Dícele Pedro: No me lavarás los piés jamás. Respondióle Jesus: Si no te
lavare, no tendrás parte conmigo.

9 Dícele Simon Pedro: Señor, no solo mis piés, mas aun las manos, y la
cabeza.

10 Dícele Jesus: El que está lavado, no necesita sino que lave los piés, mas
está todo limpio. Y vosotros limpios estais, aunque no todos.

11 Porque sabia quién le habia de entregar; por eso dijo: No estais limpios
todos.

12 Así que, despues que les hubo lavado los piés, y tomado su ropa,
volviéndose á sentar á la mesa, díjoles: ¿Sabeis lo que os he hecho?

13 Vosotros me llamais Maestro y Señor; y decís bien, porque [lo] soy:

14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros piés, vosotros
tambien debeis lavar los piés los unos á los otros.

15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros tambien
hagais.

16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor; ni el
apóstol es mayor que el que le envió.

17 Si sabeis estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis.

18 No hablo de todos vosotros; yo sé los que he elegido: mas para que se
cumpla la escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mi su calcañar.

19 Desde ahora os lo digo ántes que se haga, para que cuando se hiciere,
creais que yo soy.

20 De cierto, de cierto os digo [que] el que recibe al que yo enviare, á mí
recibe; y el que á mí recibe, recibe al que me envió.

21 Como hubo dicho Jesus esto, fué conmovido^ en el espíritu, y protestó, y
dijo: De cierto, de cierto os digo que uno de vosotros me ha de entregar.

22 Entónces los discípulos mirábanse los unos á los otros, dudando de quién
decia.

23 Y uno de sus discípulos, al cual Jesus amaba, estaba recostado en el seno
de Jesus.

24 A este pues hizo señas Simon Pedro, para que preguntase quien era aquel
de quien decia.

25 El entónces recostándose sobre el pecho de Jesus, dícele: Señor, ¿quién
es?

26 Respondió Jesus: Aquel es á quien yo diere el pan mojado: y mojando el
pan, dió[le] á Júdas Iscariote, [hijo] de Simon.

27 Y tras el bocado Satanás entró en él. Entónces Jesus le dice: Lo que
haces, haz[lo] mas presto.

28 Mas ninguno de los que estaban á la mesa entendió á qué propósito le dijo
esto.

29 Porque los unos pensaban, porque Júdas tenia la bolsa, que Jesus le
decia: Compra lo que necesitamos para la fiesta; ó, que diese algo para los
pobres.

30 Como él pues hubo tomado el bocado, luego salió; y era [ya] noche.

31 Entónces como él salió, dijo Jesus: Ahora es glorificado el Hijo del
hombre, y Dios es glorificado en él.

32 Si Dios es glorificado en él, Dios tambien le glorificará en sí mismo; y
luego le glorificará.

33 Hijitos, aun un poco estoy con vosotros. Me buscaréis; mas, como dije á
los Judíos: Donde yo voy, vosotros no podeis venir; así digo á vosotros
ahora.

34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os ameis unos á otros: como os he amado,
que tambien [os] ameis los unos á los otros.

35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los
unos con los otros.

36 Dícele Simon Pedro: Señor, ¿adónde vas? Respondióle Jesus: Donde yo voy,
no me puedes ahora seguir; mas me seguirás despues.

37 Dícele Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? mi alma pondré
por tí.

38 Respondióle Jesus: ¿Tu alma pondrás por mi? De cierto, de cierto te digo,
[que] no cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.

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