GÁLATAS

EFESIOS 

FILIPENSES

COLOSENSES



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO

Á LOS

GÁLATAS



CAPITULO 1.

1 PABLO apóstol, no de los hombres, ni por hombre, mas por Jesu-Cristo, y
por Dios el Padre, que lo resucitó de los muertos,

2 Y todos los hermanos que están conmigo, á las iglesias de Galacia:

3 Gracia [sea] á vosotros, y paz de Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesu-
Cristo

4 El cual se dió á sí mismo por nuestros pecados para librarnos de este
presente siglo malo, conforme á la voluntad de Dios y Padre nuestro;

5 Al cual [es] la gloria por siglos de siglos. Amen.

6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayais traspasado del que os llamó
á la gracia de Cristo, á otro evangelio;

7 No que hay otro, sino que hay algunos que os inquietan, y quieren
pervertir el Evangelio de Cristo.

8 Mas aun si nosotros, ó un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del
que os hemos anunciado, sea anatema.

9 Como ántes hemos dicho, tambien ahora decimos otra vez: si alguno os
anunciare otro evangelio del que habeis recibido, sea anatema.

10 Porque ¿persuado yo ahora á hombres ó á Dios? ¿ó busco de agradar á
hombres? Cierto que si todavia agradara á los hombres, no seria siervo de
Cristo.

11 Mas os hago saber, hermanos, que el Evangelio que [os] ha sido anunciado
por mí, no es segun hombre.

12 Pues ni yo lo recibí, ni [lo] aprendí de hombre, sino por revelacion de
Jesu-Cristo.

13 Porque ya habeis oido acerca de mi conducta otro tiempo en el Judaismo:
que perseguia sobremanera la iglesia de Dios, y la destruia;

14 Y aprovechaba en el Judaismo sobre muchos de mis iguales en mi nacion,
siendo muy más celador [que todos] de las tradiciones de mis padres.

15 Mas cuando plugo á Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y
[me] llamó por su gracia,

16 Revelar á su Hijo en mí, para que le predicase entre los Gentiles, luego
no conferí con carne y sangre;

17 Ni fuí á Jerusalem á los que eran apóstoles ántes que yo; sino que me fuí
á la Arabia, y volví de nuevo á Damasco.

18 Despues, pasados tres años, fuí á Jerusalem á ver á Pedro, y estuve con
el quince dias.

19 Mas á ningun otro de los apóstoles ví, sino á Jacobo el hermano del
Señor.

20 Y [en] esto que os escribo, hé aquí delante de Dios, no miento.

21 Despues fuí á las partes de Siria y de Cilicia.

22 Y no era conocido de vista á las iglesias de Judéa, que eran en Cristo.

23 Solamente habian oido [acerca de mí:] Aquel que en otro tiempo nos
perseguia, ahora anuncia la fe que en otro tiempo destruia.

24 Y glorificaban á Dios en mí.



CAPITULO 2.

1 DESPUES, pasados catorce años, fuí otra vez á Jerusalem juntamente con
Bernabé, tomando tambien conmigo á Tito.

2 Empero fuí por revelacion, y comuniquéles el Evangelio que predico entre
los Gentiles; mas particularmente á los que parecian ser algo, por no correr
en vano, ó haber corrido.

3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, siendo Griego, fué compelido á
circuncidarse:

4 Y [eso] por causa de los falsos hermanos, que se entraban secretamente
para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesus, para ponernos en
servidumbre;

5 A los cuales ni aun por una hora cedimos sujetándonos, para que la verdad
del Evangelio permaneciese con vosotros.

6 Empero de aquellos que parecian ser algo, (cuales hayan sido algun tiempo,
no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre;) á mí ciertamente los
que parecian [ser] algo, nada me dieron.

7 Antes por el contrario, como vieron que el Evangelio de la incircuncision
me era encargado, como á Pedro el de la circuncision,

8 (Porque el que hizo por Pedro para el apostolado de la circuncision, hizo
tambien por mí para con los Gentiles.)

9 Y como vieron la gracia que me era dada, Jacobo, y Cephas, y Juan, que
parecian ser las columnas, nos dieron las diestras de compañía á mí y á
Bernabé, para que nosotros [predicásemos] á los Gentiles, y ellos á la
circuncision.

10 Solamente [nos pidieron] que nos acordásemos de los pobres; lo mismo que
fuí tambien solícito en hacer.

11 Empero viniendo Pedro á Antioquia, le resistí en la cara, porque era de
condenar.

12 Porque ántes que viniesen unos [de parte] de Jacobo, comia con los
Gentiles; mas despues que vinieron, se retraia y apartaba teniendo miedo de
los que eran de la circuncision.

13 Y á su disimulacion consentian tambien los otros Judíos; de tal manera
que aun Bernabé fué tambien llevado [de ellos] en su simulacion.

14 Mas cuando ví que no andaban derechamente conforme á la verdad del
Evangelio, dije á Pedro delante de todos: Si tú, siendo Judío, vives como los
Gentiles y no como Judío, ¿por qué constriñes á los Gentiles á judaizar?

15 Nosotros Judíos naturales, y no pecadores de los Gentiles,

16 Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino
por la fé de Jesu-Cristo, nosotros tambien hemos creido en Jesu-Cristo, para
que fuésemos justificados por la fé de Cristo, y no por las obras de la ley;
por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.

17 Y si buscando nosotros ser justificados en Cristo, tambien nosotros somos
hallados pecadores, ¿[es] por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna
manera.

18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo á edificar,
transgresor me hago.

19 Porque yo por la ley soy muerto á la ley, para vivir á Dios.

20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo; no ya yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, [lo] vivo en la fé del Hijo de
Dios, el cual me amó, y se entrego á sí mismo por mí.

21 No desecho la gracia de Dios. Porque si por la ley fuese la justicia,
entónces por demás murió Cristo.



CAPITULO 3.

1 OH Gálatas insensatos! ¿quién os fascinó, para no obedecer á la verdad,
ante cuyos ojos Jesu-Cristo fué ya descrito [como] crucificado entre
vosotros?

2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras
de la ley, ó por el oir de la fé?

3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora os
perfeccionais por la carne?

4 ¿Tantas cosas habeis padecido en vano? si empero en vano.

5 Aquel, pues, que os daba el Espíritu; y obraba maravillas entre vosotros,
¿[hacíalo] por las obras de la ley, ó por el oir de la fé?

6 Como Abraham creyó á Dios, y le fué imputado á justicia.

7 Sabeis por tanto que los que son de fé, los tales son hijos de Abraham.

8 Y viendo ántes la escritura, que Dios por la fé habia de justificar los
Gentiles, evangelizó ántes á Abraham, [diciendo:] En tí serán benditas todas
las naciones.

9 Luego los de la fé son [los] benditos con el creyente Abraham.

10 Porque todos los que son de las obras de la ley, están bajo de maldicion.
Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las
cosas que están escritas en el libro de la ley para hacerlas.

11 Mas por cuanto por la ley ninguno se justifica para con Dios, queda
manifiesto: Que el justo por la fé vivirá.

12 La ley tambien no es de la fé, sino: El hombre que los hiciere, vivirá en
ellos.

13 Cristo nos redimió de la maldicion de la ley, hecho por nosotros
maldicion; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en
madero:)

14 Para que la bendicion de Abraham fuese sobre los Gentiles en Cristo
Jesus; para que por la fé recibamos la promesa del Espíritu.

15 Hermanos, hablo como hombre: Aunque un pacto [sea] de hombre, con todo
[siendo] confirmado, nadie [lo] cancela, ó le añade.

16 A Abraham fueron hechas las promesas, y á su simiente. No dice: Y á las
simientes, como de muchos, sino como de uno. Y á tu simiente, la cual es
Cristo.

17 Esto pues digo: Que el contrato confirmado de Dios para con Cristo, la
ley que fué hecha cuatrocientos y treinta años despues, no lo abroga, para
invalidar la promesa.

18 Porque si la herencia es por la ley, ya no [será] por la promesa; empero
Dios por la promesa hizo la donacion á Abraham.

19 ¿Pues de qué [sirve] la ley? Fué puesta por causa de las rebeliones,
hasta que viniese la simiente á quien fué hecha la promesa; ordenada
[aquella] por los ángeles en la mano de un mediador.

20 Y el mediador no es de uno, pero Dios es uno.

21 Luego ¿la ley [es] contra las promesas de Dios? En ninguna manera: porque
si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la
ley.

22 Mas encerró la escritura todo debajo de pecado, para que la promesa fuese
dada á los creyentes por la fé de Jesu-Cristo.

23 Empero ántes que viniese la fé estábamos guardados debajo de la ley,
encerrados para aquella fé que habia de ser descubierta.

24 De manera que la ley nuestro ayo fué para [llevarnos] á Cristo, para que
fuésemos justificados por la fé.

25 Mas venida la fé, ya no estamos debajo del ayo.

26 Porque todos sois hijos de Dios por la fé en Cristo Jesus.

27 Porque todos los que habeis sido bautizados en Cristo, de Cristo estais
vestidos.

28 No hay Judío, ni Griego; no hay siervo, ni libre; no hay varon, ni
hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesus.

29 Y si vosotros [sois] de Cristo, ciertamente la simiente de Abraham sois, y
conforme á la promesa los herederos.



CAPITULO 4.

1 TAMBIEN digo: Entretanto que el heredero es niño, en nada difiere del
siervo, aunque es señor de todo;

2 Mas está debajo de tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el
padre.

3 Así tambien nosotros, cuando éramos niños, eramos siervos bajo los
rudimentos del mundo.

4 Mas venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer,
hecho súbdito á la ley,

5 Para que redimiese los que estaban debajo de la ley, á fin que
recibiésemos la adopcion de hijos.

6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros
corazones^, el cual clama: Abba, Padre:

7 Así que ya no eres más siervo, sino hijo; y si hijo, tambien heredero de
Dios por Cristo.

8 Antes, en otro tiempo, no conociendo á Dios, serviais á los que por
naturaleza no son dioses:

9 Mas ahora habiendo conocido á Dios, ó mas bien, siendo conocidos de Dios,
¿cómo os volveis de nuevo á los flacos y pobres rudimentos, en los cuales
quereis volver á servir,

10 Guardais los dias, y los meses, y los tiempos, y los años.

11 Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros.

12 Hermanos, os ruego, sed como yo, porque yo [soy] como vosotros: ningun
agravio me habeis hecho.

13 Que vosotros sabeis que por flaqueza de carne os anuncié el Evangelio al
principio:

14 Y no desechasteis ni menospreciasteis mi tentacion que [estaba] en mi
carne ántes me recibisteis como á un ángel de Dios, como á Cristo Jesus.

15 ¿Dónde esta, pues, vuestra bienaventuranza? porque yo os doy testimonio,
que si se pudiera [hacer,] os hubierais sacado vuestros ojos para dármelos.

16 ¿Heme pues hecho vuestro enemigo, diciéndoos la verdad?

17 Tienen celos de vosotros, [pero] no bien: ántes, os quieren echar fuera
para que vosotros los celeis á ellos.

18 Bueno [es] ser celosos en bien siempre; y no solamente cuando estoy
presente con vosotros.

19 Hijitos mios, que vuelvo otra vez á estar de parto de vosotros, hasta que
Cristo sea formado en vosotros,

20 Querria cierto estar ahora con vosotros, y mudar mi voz; porque estoy
perplejo en cuanto á vosotros.

21 Decidme, los que quereis estar debajo de la ley, ¿no habeis oido la ley?

22 Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos; uno de la sierva, el otro
de la libre.

23 Mas el de la sierva nació segun la carne; pero el de la libre [nació] por
la promesa.

24 Las cuales cosas son dichas por alegoría: porque estas [mujeres] son los
dos pactos; el uno ciertamente del monte Sina, el cual engendró para
servidumbre, que es Agar.

25 Porque Agar ó Sina es un monte de Arabia, el cual es conjunto á la que
ahora es Jerusalem, la cual sirve con sus hijos.

26 Mas la Jerusalem de arriba libre es; la cual es la madre de todos
nosotros.

27 Porque esta escrito: Alégrate, estéril que no pares; prorrumpe^ en
[alabanzas] y clama, la que no estás de parto; porque más son los hijos de la
dejada, que de la que tiene marido.

28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

29 Empero como entónces el que era engendrado segun la carne, perseguia al
que [habia nacido] segun el Espíritu, así tambien ahora.

30 Mas ¿qué dice la escritura? Echa fuera á la sierva y á su hijo: Porque no
será heredero el hijo de la sierva con el hijo de la libre.

31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la sierva, mas de la libre.



CAPITULO 5.

1 ESTAD, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no
volvais otra vez á ser presos en el yugo de servidumbre.

2 Hé aquí, yo Pablo os digo: que si os circuncidareis, Cristo no os
aprovechará nada.

3 Y otra vez vuelvo á protestar á todo hombre que se circuncidare, que está
obligado á hacer toda la ley.

4 Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificais; de la gracia
habeis caido.

5 Porque nosotros por el Espíritu esperamos la esperanza de la justicia por
la fé.

6 Porque en Cristo Jesus ni la circuncision vale algo, ni la incircuncision;
sino la fé que obra por la caridad.

7 Vosotros corriais bien: ¿quién os embarazó para no obedecer á la verdad?

8 Esta persuasion no es de aquel que os llama.

9 Un poco de levadura leuda toda la masa.

10 Yo confio de vosotros en el Señor, que ninguna otra cosa sentiréis: mas
el que os inquieta, llevará el juicio, quien quiera que él sea.

11 Y yo, hermanos, si aun predico la circuncision, ¿por qué padezco
persecucion todavía? pues que quitado es el escándalo de la cruz.

12 Ojalá fuesen tambien cortados los que os inquietan.

13 Porque vosotros, hermanos, á libertad habeis sido llamados: solamente que
no [useis] la libertad como ocasion á la carne; sino servíos por amor los
unos á los otros.

14 Porque toda la ley en aquesta sola palabra se cumple: Amarás á tu prójimo
como á tí mismo.

15 Y si os mordeis y os comeis los unos á los otros, mirad que tambien no os
consumais los unos á los otros.

16 Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagais la concupiscencia de la
carne.

17 Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la
carne: y estas cosas se oponen la una á la otra, para que no hagais lo que
quisiereis.

18 Mas si sois guiados del Espíritu, no estais debajo de la ley.

19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicacion,
inmundicia, disolucion,

20 Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, zelos, iras, contiendas,
disensiones, herejías,

21 Envidias, homicidios, borracheras, banquetéos, y cosas semejantes á
estas: [de] las cuales os denuncio, como ya [os] he anunciado, que los que
hacen tales cosas, no heredaran el reino de Dios.

22 Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad,
bondad, fé,

23 Mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley.

24 Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus afectos y
concupiscencias.

25 Si vivimos en el Espíritu, andemos tambien en el Espíritu.

25 No seamos codiciosos de vana gloria, irritando los unos á los otros,
envidiándose los unos á los otros.



CAPITULO 6.

1 HERMANOS, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros [que sois]
espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote
á tí mismo, para que tú no seas tambien tentado.

2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros; y cumplid así la ley de
Cristo.

3 Porque el que estima de sí que es algo, no siendo nada, á sí mismo se
engaña.

4 Así que cada uno examine su obra; y entónces tendrá gloria solo respecto
de sí mismo, y no en otro.

5 Porque cada cual llevará su carga.

6 Y el que es enseñado en la palabra, comunique en todos los bienes al que
lo instruye.

7 No os engañeis: Dios no [puede] ser burlado: que todo lo que el hombre
sembrare, eso tambien segará.

8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupcion; mas el
que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; que á su tiempo segarémos, si no
hubiéremos desmayado.

10 Así que entretanto que tenemos tiempo, hagamos bien á todos, y mayormente
á los domésticos de la fé.

11 Mirad en cuán grandes letras os he escrito de mi mano.

12 Todos los que quieren agradar en la carne, estos os constriñen á que os
circuncideis, solamente por no padecer persecucion por la cruz de Cristo.

13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; sino que
quieren que vosotros seais circuncidados, para gloriarse en vuestra carne.

14 Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesu-
Cristo, por el cual el mundo me es crucificado á mí, y yo al mundo.

15 Porque en Cristo Jesus, ni la circuncision vale nada, ni la
incircuncision, sino la nueva criatura.

16 Y todos los que anduvieren conforme á esta regla, paz sobre ellos, y
misericordia, y sobre el Israel de Dios.

17 De aquí adelante nadie me sea molesto: porque yo traigo en mi cuerpo las
marcas del Señor Jesus.

18 Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesu-Cristo [sea] con vuestro
espíritu. Amen.

Enviada de Roma á los Gálatas.





LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO

Á LOS

EFESIOS



CAPITULO 1.

1 PABLO, apóstol de Jesu-Cristo por la voluntad de Dios, á los santos y
fieles en Cristo Jesus, que están en Efeso:

2 Gracia [sea] á vosotros, y paz de Dios Padre nuestro, y del Señor Jesu-
Cristo.

3 Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesu-Cristo, el cual nos bendijo
con toda bendicion espiritual en [lugares] celestiales en Cristo;

4 Segun nos escogió en él ántes de la fundacion del mundo, para que fuésemos
santos y sin mancha delante de él en amor;

5 Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesu-Cristo en sí
mismo, segun el puro afecto de su voluntad,

6 Para la alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos
en el amado:

7 En el cual tenemos redencion por su sangre, la remision de pecados, por
las riquezas de su gracia,

8 Que sobreabundó en nosotros en toda sabiduría é inteligencia;

9 Descubriéndonos el misterio de su voluntad, segun su beneplácito, que se
habia propuesto en sí mismo,

10 De reunir todas las cosas en Cristo en la dispensacion del cumplimiento
de los tiempos, así las que [están] en los cielos, como las que [están] en la
tierra:

11 En él [digo,] en quien asimismo tuvimos suerte, habiendo sido
predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas segun el
consejo de su voluntad,

12 Para que seamos para alabanza de su gloria nosotros, que ántes esperamos
en Cristo.

13 En el cual [esperasteis] tambien vosotros en oyendo la palabra de verdad
el Evangelio de vuestra salud: en el cual tambien desde que creisteis,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,

14 Que es las arras de nuestra herencia, para [el dia de] la redencion de la
posesion adquirida para alabanza de su gloria.

15 Por lo cual tambien yo, habiendo oido de vuestra fé en el Señor Jesus, y
amor para con todos los santos,

16 No ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis
oraciones;

17 Que el Dios del Señor nuestro Jesu-Cristo, el Padre de gloria, os dé
espíritu de sabiduría y de revelacion para su conocimiento;

18 Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepais cuál sea la
esperanza de su vocacion, y cuales las riquezas de la gloria de su herencia
en los santos,

19 Y cual aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los
que creemos, por la operacion de la potencia de su fortaleza,

20 La cual obró en Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole á su
diestra en los cielos,

21 Sobre todo principado y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre
que se nombra, no solo en este siglo, mas aun en el venidero:

22 Y sometió todas las cosas debajo de sus piés, y dióle por cabeza sobre
todas las cosas á la iglesia,

23 La cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que hinche todas las cosas en
todo.



CAPITULO 2.

1 Y [DE ella recibisteis] vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos
y pecados,

2 En que en otro tiempo anduvisteis conforme á la condicion de este mundo,
conforme á [la voluntad] del príncipe de la potestad del aire, el espíritu
que ahora obra en los hijos de desobediencia:

3 Entre los cuales todos nosotros tambien vivimos en otro tiempo en los
deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los
pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, tambien como los demás.

4 Empero Dios que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos
amó,

5 Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con
Cristo, por [cuya] gracia sois salvos.

6 Y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con
Cristo Jesus,

7 Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia
en [su] bondad para con nosotros en Cristo Jesus.

8 Porque por gracia sois salvos por la fé; y esto no de vosotros, [pues es]
don de Dios:

9 No por obras, para que nadie se gloríe.

10 Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesus para buenas obras, las
cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.

11 Por tanto acordáos que en otro tiempo vosotros los Gentiles en la carne,
que érais llamados incircuncision por la que se llama circuncision, hecha con
mano en la carne;

12 Que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de
Israel, y extranjeros á los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en
el mundo:

13 Mas ahora en Cristo Jesus, vosotros que en otro tiempo estabais léjos,
habeis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

14 Porque él es nuestra paz que de ambos hizo uno, derribando la pared
intermedia de separacion;

15 Dirimiendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en
orden á ritos, para edificar en sí mismo los dos en un nuevo hombre, haciendo
la paz,

16 Y reconciliar por [su] cruz con Dios á ambos en un mismo cuerpo, matando
en ella las enemistades.

17 Y vino, y anunció la paz á vosotros que [estabais] léjos, y á los que
[estaban] cerca:

18 Que por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al
Padre.

19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos
con los santos, y domésticos de Dios;

20 Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
principal piedra del ángulo Jesu-Cristo mismo;

21 En el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para [ser] un
templo santo en el Señor:

22 En el cual vosotros tambien sois juntamente edificados, para morada de
Dios en Espíritu.



CAPITULO 3.

1 POR esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesus, por vosotros los
Gentiles;

2 (Si es que habeis oido la dispensacion de la gracia de Dios que me ha sido
dada para con vosotros:

3 [A saber,] que por revelacion me fué declarado el misterio, como ántes he
escrito en breve;

4 Leyendo lo cual podeis entender cual sea mi inteligencia en el misterio de
Cristo:

5 El cual [misterio] en los otros siglos no se dió á conocer á los hijos de
los hombres como ahora es revelado á sus santos apóstoles y profetas en
Espíritu:

6 Que los Gentiles sean juntamente herederos, é incorporados, y consortes de
su promesa en Cristo por el Evangelio:

7 Del cual yo soy hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha
sido dado segun la operacion de su potencia.

8 A mí, que soy ménos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta
gracia de anunciar entre los Gentiles el Evangelio de las inescrutables
riquezas de Cristo,

9 Y de aclarar á todos cuál sea la dispensacion del misterio escondido desdé
los siglos en Dios, que crió todas las cosas [por Jesu-Cristo:]

10 Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora notificada por la
iglesia á los principados y potestades en los cielos,

11 Conforme á la determinacion eterna, que hizo en Cristo Jesus nuestro
Señor:

12 En el cual tenemos seguridad y entrada con confianza por la fé de él.

13 Por tanto pido que no desmayeis á causa de mis tribulaciones por
vosotros, las cuales son vuestra gloria.)

14 Por esta causa doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo,

15 Del cual es nombrada toda la parentela en los cielos y en la tierra,

16 Que os dé, conforme á las riquezas de su gloria, el ser corroborados con
potencia en el hombre interior por su Espíritu;

17 Que habite Cristo por la fé en vuestros corazones; para que, arraigados y
fundados en amor,

18 Podais bien comprender con todos los santos cuál sea la anchura, y la
longura, y la profundidad, y la altura;

19 Y conocer el amor de Cristo, que excede á todo conocimiento, para que
seais llenos de toda la plenitud de Dios.

20 Y á aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho mas
abundantemente de lo que pedimos ó entendemos, por la potencia que obra en
nosotros,

21 A él [sea] gloria en la iglesia, por Cristo Jesus, por todas edades, del
siglo de los siglos. Amen.



CAPITULO 4.

1 YO, pues, preso en el Señor, os ruego que andeis como es digno de la
vocacion con que sois llamados;

2 Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos á los
otros en amor;

3 Solícitos á guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.

4 Un cuerpo, y un Espíritu, como sois tambien llamados á una misma esperanza
de vuestra vocacion:

5 Un Señor, una fé, un bautismo,

6 Un Dios y Padre de todos, el cual [es] sobre todas las cosas, y por todas
las cosas, y en todos vosotros.

7 Empero á cada uno de nosotros es dada la gracia conforme á la medida del
don de Cristo.

8 Por lo cual dice: Subiendo á lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dió
dones á los hombres.

9 Y que subió, ¿qué es, sino que tambien habia descendido primero á las
partes mas bajas de la tierra?

10 El que descendió, él mismo es el que tambien subió sobre todos los
cielos, para cumplir todas las cosas:

11 Y él mismo dió unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros
evangelistas; y otros, pastores y doctores.

12 Para perfeccion de los santos, para la obra del ministerio, para
edificacion del cuerpo de Cristo;

13 Hasta que todos lleguemos á  la unidad de la fe, y del conocimiento del
Hijo de Dios, á un varon perfecto, á la medida de la edad de la plenitud de
Cristo.

14 Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por do quiera de todo
viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con
astucia los artificios del error:

15 Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas en aquel que
es la cabeza [á saber,] Cristo;

16 Del cual, todo el cuerpo compuesto y bien ligado entre sí por todas las
junturas de su alimento, [que recibe] segun la operacion, cada miembro
conforme á su medida toma aumento de cuerpo edificándose en amor.

17 Esto pues digo y requiero en el Señor, que no andeis mas como los otros
Gentiles, que andan en la vanidad de su sentido,

18 Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de vida de Dios por la
ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazon:

19 Los cuales despues que perdieron el sentido [de la conciencia,] se
entregaron á la desvergüenza para cometer con avidez toda suerte de impureza.

20 Mas vosotros no habeis aprendido así á Cristo:

21 Si empero lo habeis oido, y habeis sido por el enseñados, como la verdad
esta en Jesus,

22 A que dejeis, cuanto á la pasada manera de vivir, el viejo hombre que
esta viciado conforme á los deseos de error;

23 Y á renovaros en el espíritu de vuestra mente,

24 Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en
santidad de verdad.

25 Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo;
porque somos miembros los unos de los otros.

26 Airáos, y no pequeis: no se ponga el sol sobre vuestro enojo;

27 Ni deis lugar al diablo.

28 El que hurtaba, no hurte mas; ántes trabaje, obrando con sus manos lo que
es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.

29 Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca; sino la que sea buena para
edificacion, para que dé gracia á los oyentes.

30 Y no contristeis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estais sellados
para el dia de la redencion.

31 Toda amargura, y enojo, é ira, y voces, y maledicencia sea quitada de
vosotros, y toda malicia:

32 Antes sed los unos con los otros benignos, misericordiosos, perdonándoos
los unos á los otros, como tambien Dios os perdonó en Cristo.



CAPITULO 5.

1 SED, pues, imitadores de Dios como hijos amados:

2 Y andad en amor, como tambien Cristo nos amó, y se entregó á sí mismo por
nosotros, [como] ofrenda y sacrificio á Dios en olor suave.

3 Pero fornicacion y toda inmundicia, ó avaricia, ni aun se nombre entre
vosotros como conviene á santos:

4 Ni palabras torpes, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen; sino
ántes bien acciones de gracias.

5 Porque sabeis esto, que ningun fornicario, ó inmundo, ó avaro, que
[tambien] es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo, y de
Dios.

6 Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de
Dios sobre los hijos de desobediencia.

7 No seais pues aparceros con ellos.

8 Porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora [sois] luz en el Señor:
andad como hijos de luz,

9 (Porque el fruto del Espíritu [es] en toda bondad, y justicia, y verdad;)

10 Aprobando lo que es agradable al Señor.

11 Y no comuniqueis con las obras infructuosas de las tinieblas; sino ántes
bien redargüidlas.

12 Porque torpe cosa es aun hablar de lo que ellos hacen en oculto.

13 Mas todas las cosas cuando son redargüidas, son manifestadas por la luz
porque lo que manifiesta todo, la luz es.

14 Por lo cual dice: Despiértate tú que duermes, y levántate de los muertos,
y te alumbrará Cristo.

15 Mirad, pues, cómo andeis avisadamente; no como necios, mas como sabios,

16 Redimiendo el tiempo, porque los dias son malos.

17 Por tanto no seais imprudentes sino entendidos de cual sea la voluntad
del Señor.

18 Y no os embriagueis de vino, en lo cual hay disolucion; mas sed llenos de
Espíritu:

19 Hablando entre vosotros con salmos, y con himnos, y canciones
espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones:

20 Dando gracias siempre de todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro
Señor Jesu-Cristo;

21 Sujetados los unos á los otros en el temor de Dios.

22 Las casadas estén sujetas á sus propios maridos, como al Señor.

23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la
iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo.

24 Así que como la iglesia está sujeta á Cristo, así tambien las casadas [lo
estén] á sus maridos en todo.

25 Maridos, amad á vuestras mujeres así como Cristo amó á la iglesia, y se
entregó á sí mismo por ella,

26 Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,

27 Para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni
arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.

28 Así tambien los maridos deben amar á sus mujeres, como á sus [mismos]
cuerpos. El que ama á su mujer, á sí mismo ama.

29 Porque ninguno aborreció jamás su propia carne; ántes la sustenta y
regala, como tambien Cristo á la iglesia.

30 Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne, y de sus huesos.

31 Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se allegará á su
mujer, y serán dos en una carne.

32 Este misterio grande es: mas yo digo [esto] con respecto á Cristo y á la
iglesia.

33 Cada uno empero de vosotros, de por sí, ame tambien á su mujer como á sí
mismo; y la mujer reverencie á [su] marido.



CAPITULO 6.

1 HIJOS, obedeced en el Señor á vuestros padres, porque esto es justo.

2 Honra á tu padre, y á tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;

3 Para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

4 Y vosotros, Padres, no provoqueis á ira á vuestros hijos; sino criadlos en
disciplina y amonestacion del Señor.

5 Siervos, obedeced á [vuestros] amos segun la carne con temor y temblor,
con sencillez de vuestro corazon, como á Cristo;

6 No sirviendo al ojo, como los que agradan á los hombres; sino como siervos
de Cristo haciendo de animo la voluntad de Dios;

7 Sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no á los hombres:

8 Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, esto recibirá del Señor, sea
siervo, ó sea libre.

9 Y vosotros, amos, haced á ellos lo mismo, dejando las amenazas; sabiendo
que el Señor de ellos y vuestro esta en los cielos, y [que] no hay acepcion
de personas con él.

10 Por lo demás, hermanos mios, confortáos en el Señor, y en la potencia de
su fortaleza.

11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podais estar firmes contra
las asechanzas del diablo.

12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados,
contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas,
contra malicias espirituales en los aires.

13 Por tanto tomad toda la armadura de Dios, para que podais resistir en el
dia malo, y estar firmes, habiendo acabado todo.

14 Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la
cota de justicia;

15 Y calzados los piés con el apresto del Evangelio de paz;

16 Sobre todo tomando el escudo de la fé, con que podais apagar todos los
dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de salud, y la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios:

18 Orando en todo tiempo con toda deprecacion y súplica en el Espíritu, y
velando en ello con toda instancia y suplicacion por todos los santos:

19 Y por mí, para que me sea dada palabra en el abrir de mi boca con
confianza, para hacer notorio el misterio del Evangelio,

20 Por el cual soy embajador en cadenas; que resueltamente hable de él, como
debo hablar.

21 Mas para que tambien vosotros sepais mis negocios, y como lo paso, todo
os lo hará saber Tichico, hermano amado, y fiel ministro en el Señor:

22 Al cual os he enviado para esto mismo, para que entendais lo tocante á
nosotros, y que consuele vuestros corazones.

23 Paz [sea] á los hermanos, y amor con fé, de Dios Padre, y del Señor Jesu-
Cristo.

24 Gracia [sea] con todos los que aman á nuestro Señor Jesu-Cristo en
sinceridad. Amen.

Escrita de Roma á los Efesios por Tichico.

LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO

Á LOS

FILIPENSES



CAPITULO 1.

1 PABLO y Timotéo, siervos de Jesu-Cristo, á todos los santos en Cristo
Jesus, que están en Filipos, con los obispos y diáconos:

2 Gracia [sea] á vosotros, y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesu-
Cristo.

3 Doy gracias á mi Dios en toda memoria de vosotros,

4 Siempre en todas mis oraciones haciendo oracion por todos vosotros con
gozo,

5 Por vuestra comunion en el Evangelio, desde el primer dia hasta ahora;

6 Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el dia de Jesu-Cristo;

7 Como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el
corazon; y en mis prisiones^, y en la defensa, y confirmacion del Evangelio,
sois todos vosotros compañeros de mi gracia.

8 Porque Dios me es testigo de como os amo á todos vosotros en las entrañas
de Jesu-Cristo.

9 Y esto ruego, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia, y en todo
conocimiento,

10 Para que discernais lo mejor; que seais sinceros y sin ofensa para el dia
de Cristo;

11 Llenos de frutos de justicia, que son por Jesu-Cristo, á gloria y loor de
Dios.

12 Y quiero, hermanos, que sepais que las cosas que me [han sucedido,] han
redundado más en provecho del Evangelio;

13 De manera que mis prisiones han sido célebres en Cristo en todo el
Pretorio, y á todos los demás.

14 Y muchos de los hermanos en el Señor, tomando animo con mis prisiones, se
atreven mucho mas á hablar la palabra sin temor.

15 Y algunos á la verdad, predican á Cristo por envidia y porfía; mas
algunos tambien por buena voluntad.

16 Los unos anuncian á Cristo por contencion, no sinceramente, pensando
añadir afliccion á mis prisiones:

17 Pero los otros por amor, sabiendo que soy puesto [en ellas] por la
defensa del Evangelio.

18 ¿Qué pues? [Que] no obstante, en todas maneras, ó por pretexto ó por
verdad, es anunciado Cristo; y en esto me huelgo, y aun me holgaré.

19 Porque sé que esto se me tornará á salud por vuestra oracion, y por la
suministracion del Espíritu de Jesu-Cristo;

20 Conforme á mi mira y esperanza que en nada seré confundido; ántes bien
con toda confianza, como siempre, ahora tambien será engrandecido Cristo en
mi cuerpo, ó por vida, ó por muerte.

21 Porque para mí el vivir [es] Cristo, y el morir [es] ganancia.

22 Mas si el vivir en la carne, esto me [será para] fruto de la obra, no sé
entónces qué escoger;

23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de ser
desatado, y estar con Cristo; lo cual [es] mucho mejor:

24 Empero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.

25 Y confiado en esto sé que quedaré, que aun permaneceré con todos
vosotros, para provecho vuestro, y gozo de la fé;

26 Para que crezca vuestra gloria de mí en Cristo Jesus por mi venida otra
vez á vosotros.

27 Solamente que converseis como es digno del Evangelio de Cristo; para que,
ó sea que vaya á veros, ó que esté ausente, oiga de vosotros que estais
firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fé del
Evangelio,

28 Y en nada intimidados de los que se oponen: que á ellos ciertamente es
indicio de perdicion, mas á vosotros de salud, y esto de Dios.

29 Porque á vosotros es concedido por Cristo, no solo que creais en él, sino
tambien que padezcais por él;

30 Teniendo el mismo conflicto que habeis visto en mí, y ahora oís [estar]
en mí.



CAPITULO 2.

1 POR tanto, si [hay en vosotros] alguna consolacion en Cristo; si algun
refrigerio de amor; si alguna comunion del Espíritu; si algunas entrañas y
misericordias;

2 Cumplid mi gozo; que sintais lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa.

3 Nada [hagais] por contienda ó por vana gloria; ántes bien en humildad
estimándoos inferiores los unos á los otros:

4 No mirando cada uno á lo suyo propio, sino cada cual tambien á lo de los
otros.

5 Haya pues en vosotros este sentir que [hubo] tambien en Cristo Jesus;

6 El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpacion ser igual á Dios:

7 Sin embargo se anonadó á sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante á los hombres;

8 Y hallado en la condicion como hombre, se humilló á sí mismo, hecho
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

9 Por lo cual Dios tambien le ensalzó á lo sumo, y dióle un nombre que es
sobre todo nombre;

10 Para que en el nombre de Jesus se doble toda rodilla de los [que están]
en los cielos, y de los [que] en la tierra, y de los [que] debajo de la
tierra;

11 Y toda lengua confiese que Jesu-Cristo es el Señor, á la gloria de Dios
Padre.

12 Por tanto, amados mios, como siempre habeis obedecido, no como en mi
presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupáos en vuestra
salvacion con temor y temblor.

13 Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer por su
buena voluntad.

14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas,

15 Para que seais irreprensibles y sencillos, hijos de Dios, sin culpa, en
medio de la nacion maligna y perversa, entre los cuales resplandeceis como
luminares en el mundo;

16 Reteniendo la palabra de vida, para que yo pueda gloriarme en el dia de
Cristo, que no he corrido en vano ni trabajado en vano.

17 Y aun si soy derramado [en libacion] sobre el sacrificio y servicio de
vuestra fé, me gozo y congratulo por todos vosotros.

18 Y asimismo gozáos tambien vosotros, y regocijáos conmigo.

19 Mas espero en el Señor Jesus enviaros presto á Timotéo, para que yo
tambien esté de buen ánimo, entendido vuestro estado.

20 Porque á ninguno tengo tan unánime, y que con sincera aficion esté
solícito por vosotros.

21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesus.

22 Pero la experiencia de él habeis conocido, que como hijo á padre ha
servido conmigo en el Evangelio.

23 Así que á este espero enviaros, luego que yo viere como van mis negocios.

24 Y confio en el Señor que yo tambien iré presto [á vosotros.]

25 Mas tuve por cosa necesaria enviaros á Epafrodito, mi hermano, y
colaborador y compañero de milicia, y vuestro mensajero, y ministrador de mis
necesidades.

26 Porque tenia gran deseo de [ver á] todos vosotros; y gravemente se
angustió porque habiais oido que habia enfermado.

27 Pues en verdad estuvo enfermo, á la muerte: mas Dios tuvo misericordia de
él; y no solamente de él, sino aun de mí, para que yo no tuviese tristeza
sobre tristeza.

28 Así que le envio más presto, para que viéndole os volvais á gozar, y yo
esté con ménos tristeza.

29 Recibidle pues en el Señor con todo gozo; y tened en estima á los tales:

30 Porque por la obra de Cristo estuvo cercano á la muerte, poniendo su vida
para suplir vuestra falta en mi servicio.



CAPITULO 3.

1 RESTA, hermanos, que os goceis en el Señor. A mí, á la verdad, no es
molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros [es] seguro.

2 Guardáos de los perros, guardáos de los malos obreros, guardáos del
cortamiento.

3 Porque nosotros somos la circuncision, los que servimos en Espíritu á
Dios, y nos gloriamos en Cristo Jesus, no teniendo confianza en la carne.

4 Aunque yo tengo tambien de qué confiar en la carne. Si alguno parece que
tiene de qué confiar, en la carne, yo más:

5 Circuncidado al octavo dia, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamin,
Hebréo de Hebréos; cuanto á la ley, Fariséo;

6 Cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; cuanto á la justicia que es en
la ley, [de vida] irreprensible.

7 Pero las cosas que para mí eran ganancias, helas reputado [como] pérdidas
por amor de Cristo.

8 Y ciertamente aun reputo todas las cosas [como] pérdida por el eminente
conocimiento de Cristo Jesus, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo,
y téngolo por estiércol, para ganar á Cristo,

9 Y ser hallado en él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la
que es por la fé de Cristo, la justicia que es de Dios por la fé;

10 A fin de conocerle, y la virtud de su resurreccion, y la participacion de
sus padecimientos, en conformidad á su muerte,

11 Si en alguna manera llegase á la resurreccion de los muertos.

12 No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por
ver si alcanzo [aquello] para lo cual fuí tambien tomado de Cristo Jesus.

13 Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haberlo ya alcanzado; pero [esta]
una cosa [hago:] olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome á
lo que está delante,

14 Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocacion de Dios en Cristo
Jesus.

15 Así que todos los que somos perfectos, esto [mismo] sintamos: y si otra
cosa sentís, esto tambien os revelará Dios.

16 Empero en aquello á que hemos llegado, vamos por la misma regla, [y]
sintamos una misma cosa.

17 Hermanos, sed imitadores de mí; y mirad los que así anduvieren, como nos
teneis por ejemplo.

18 Porque muchos andan, de los cuales os dije muchas voces, y aun ahora [lo]
digo llorando, [que son] enemigos de la cruz de Cristo:

19 Cuyo fin [será] perdicion, cuyo Dios [es] el vientre, y su gloria [será]
en confusion; que sienten lo terreno.

20 Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde tambien esperamos al
Salvador, al Señor Jesu-Cristo;

21 El cual trasformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al
cuerpo de su gloria: por la operacion con la cual puede tambien sujetar á sí
todas las cosas.



CAPITULO 4.

1 ASÍ que, hermanos mios amados y deseados, gozo y corona mia, estad así
firmes en el Señor, [mis] amados.

2 A Euodias ruego, y á Syntyche exhorto, que sientan lo mismo en el Señor.

3 Asimismo te ruego tambien á tí, hermano compañero, ayuda á las que
trabajaron juntamente conmigo en el Evangelio, con Clemente tambien, y los
demás mis colaboradores, cuyos nombres están en el libro de la vida.

4 Gozáos en el Señor siempre: otra vez digo: Que os goceis.

5 Vuestra modestia sea conocida de todos los hombres. El Señor esta cerca.

6 Por nada esteis afanosos; sino sean notorias vuestras peticiones delante
de Dios en toda oracion y ruego, con hacimiento de gracias.

7 Y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros entendimientos en Cristo Jesus.

8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo
justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que [es] de buen nombre; si
[hay] virtud alguna, si alguna alabanza, en esto pensad.

9 Lo que aprendisteis, y recibisteis, y oisteis, y visteis en mí, esto
haced; y el Dios de paz será con vosotros.

10 Mas en gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin ha reflorecido
vuestro cuidado de mí; de lo cual aun estabais solícitos, pero os faltaba la
oportunidad.

11 No lo digo en razon de indigencia, pues he aprendido á contentarme con lo
que tengo.

12 Sé estar humillado, y sé tener abundancia: en todo y por todo estoy
enseñado así para hartura como para hambre, así para tener abundancia como
para padecer necesidad.

13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

14 Sin embargo, bien hicisteis que comunicasteis juntamente á mi
tribulacion.

15 Y sabeis tambien vosotros, oh Filipenses, que al principio del Evangelio,
cuando me partí de Macedonia, ninguna iglesia me comunicó en razon de dar y
de recibir, sino vosotros solos.

16 Porque aun á Tesalónica me enviasteis lo necesario una y dos veces.

17 No porque busque dádivas, mas busco fruto que abunde en vuestra cuenta.

18 Empero todo lo he recibido, y tengo abundancia: estoy lleno, habiendo
recibido de Epafrodito lo que enviasteis, olor de suavidad, sacrificio acepto
[y] agradable á Dios.

19 Mi Dios pues suplirá todo lo que os falta conforme á sus riquezas en
gloria en Cristo Jesus.

20 Al Dios, pues, y Padre nuestro [sea] gloria por siglos de siglos. Amen.

21 Saludad á todos los santos en Cristo Jesus. Los hermanos que están
conmigo os saludan.

22 Todos los santos os saludan, y mayormente los que son de casa de César.

23 La gracia de nuestro Señor Jesu-Cristo [sea] con todos vosotros. Amen.

Escrita de Roma con Epafrodito.



LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL SAN PABLO

Á LOS

COLOSENSES



CAPITULO 1.

1 PABLO, apóstol de Jesu-Cristo por la voluntad de Dios, y el hermano
Timotéo,

2 A los santos y hermanos fieles en Cristo que están en Colosas: Gracia y
paz á vosotros de Dios Padre nuestro, y del Señor Jesu-Cristo.

3 Damos gracias al Dios y Padre del Señor nuestro Jesu-Cristo, siempre
orando por vosotros:

4 Habiendo oido vuestra fé en Cristo Jesus, y el amor [que teneis] á todos
los santos,

5 A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos; de la cual
habeis oido ya por la palabra verdadera del Evangelio:

6 El cual ha llegado hasta vosotros, como por todo el mundo; y fructifica, y
crece, como tambien en vosotros, desde el dia que oisteis y conocisteis la
gracia de Dios en verdad,

7 Como [la] habeis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, el cual es
un fiel ministro de Cristo á favor vuestro;

8 El cual tambien nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.

9 Por lo cual tambien nosotros, desde el dia que [lo] oimos, no cesamos de
orar por vosotros, y de pedir que seais llenos del conocimiento de su
voluntad, en toda sabiduría y espiritual inteligencia;

10 Para que andeis como es digno del Señor, agradándo[le] en todo,
fructificando^ en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios:

11 Corroborados de toda fortaleza conforme á la potencia de su gloria para
toda tolerancia y largura de ánimo con gozo;

12 Dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la suerte de
los santos en luz:

13 Que nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino
de su amado Hijo:

14 En el cual tenemos redencion por su sangre, la remision de pecados:

15 El cual es la imágen del Dios invisible, el primogénito de toda criatura:

16 Porque por él fueron criadas todas las cosas que [están] en los cielos, y
que [están] en la tierra, visibles é invisibles; sean tronos, sean dominios,
sean principados, sean potestades; todo fué criado por él y para él.

17 Y él es ántes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten:

18 Y el es la cabeza del cuerpo [que es] la iglesia; [él,] que es el
principio, el primogénito de los muertos, para que en todo tenga el primado.

19 Por cuanto agradó [al Padre] que en él habitase toda plenitud,

20 Y por él reconciliar todas las cosas á sí, pacificando por la sangre de
su cruz, así lo que [está] en la tierra como lo que [está] en los cielos.

21 A vosotros tambien, que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo
en malas obras; empero ahora [os] ha reconciliado

22 En el cuerpo de su carne por medio de [su] muerte, para haceros santos y
sin mancha, é irreprensibles delante de él:

23 Si empero permaneceis fundados y firmes en la fé, y sin moveros de la
esperanza del Evangelio que habeis oido, el cual es predicado á toda criatura
que está debajo del cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro.

24 Que ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo
que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia:

25 De la cual soy hecho ministro, segun la dispensacion de Dios que me fué
dada en orden á vosotros, para que cumpla la palabra de Dios;

26 [A saber,] el misterio que habia estado oculto desde los siglos y edades,
mas ahora ha sido manifestado á sus santos:

27 A los cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de este
misterio entre los Gentiles; que es Cristo en vosotros la esperanza de
gloria:

28 El cual nosotros anunciamos, amonestando á todo hombre, y enseñando en
toda sabiduría, para que presentemos á todo hombre perfecto en Cristo Jesus:

29 En lo cual aun trabajo, combatiendo segun la operacion de él, la cual
obra en mí poderosamente.



CAPITULO 2.

1 PORQUE quiero que sepais cuan gran solicitud tengo por vosotros, y [por]
los [que están] en Laodicéa, y [por] todos los que nunca vieron mi rostro en
carne,

2 Para que sean confortados sus corazones, unidos en amor, y en todas
riquezas de cumplido entendimiento, para conocer el misterio de Dios, y del
Padre, y de Cristo;

3 En el cual están escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento.

4 Y esto digo, para que nadie os engañe con palabras persuasivas.

5 Porque aunque estoy ausente con el cuerpo, no obstante con el espíritu
estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro concierto, y la firmeza de
vuestra fé en Cristo.

6 Por tanto de la manera que habeis recibido al Señor Jesu-Cristo, andad en
él:

7 Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fé, así como [lo]
habeis aprendido, creciendo en ella con hacimiento de gracias.

8 Mirad que ninguno os engañe por filosofías, y vanas sutilezas, segun las
tradiciones de los hombres, conforme á los elementos del mundo, y no segun
Cristo.

9 Porque en él habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente:

10 Y en él estais cumplidos, el cual es la cabeza de todo principado y
potestad:

11 En el cual tambien sois circuncidados de circuncision, no hecha con
manos, con el despojamiento del cuerpo de los pecados de la carne en la
circuncision de Cristo:

12 Sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual tambien
resucitasteis con [él,] por la fe de la operacion de Dios que le levantó de
los muertos.

13 Y á vosotros, estando muertos en pecados y [en] la incircuncision de
vuestra carne, os vivifico juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,

14 Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria, que era contra
nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la cruz;

15 Y despojando los principados y las potestades, sacólos á la vergüenza en
público, triunfando de ellos en sí mismo.

16 Por tanto nadie os juzgue en comida, ó en bebida, ó en parte de dia de
fiesta, ó de nueva luna, ó de Sábados:

17 Lo cual es la sombra de lo [que estaba] por venir; mas el cuerpo [es] de
Cristo.

18 Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto á los
ángeles, metiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado en el sentido
de su propia carne,

19 Y no teniendo la Cabeza, de la cual todo el cuerpo, alimentado y conjunto
por [sus] ligaduras y conjunturas, crece en aumento de Dios.

20 Pues si sois muertos con Cristo cuanto á los rudimentos del mundo, ¿por
qué, como si vivieseis al mundo, os someteis á ordenanzas,

21 [Tales como] no manejes, ni gustes, ni aun toques,

22 (Las cuales cosas son todas para destruccion en el uso [mismo,]) en
conformidad á mandamientos y doctrinas de hombres?

23 Tales cosas tienen á la verdad cierta reputacion de sabiduría en culto
voluntario, y humildad, y en duro trato del cuerpo; no en alguna honra para
el saciar de la carne.



CAPITULO 3.

1 SI habeis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde
está Cristo sentado á la diestra de Dios.

2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

3 Porque muertos sois, y vuestra vida esta escondida con Cristo en Dios.

4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare, entónces vosotros tambien
seréis manifestados con él en gloria.

5 Amortiguad, pues, vuestros miembros que están sobre la tierra:
fornicacion, inmundicia, molicie, mala concupiscencia, y avaricia, que es
idolatría:

6 Por las cuales cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de rebelion;

7 En las cuales vosotros tambien anduvisteis en otro tiempo viviendo en
ellas.

8 Mas ahora dejad tambien vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia,
maledicencia, torpes palabras de vuestra boca.

9 No mintais los unos á los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con
sus hechos,

10 Y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme
á la imágen del que lo crió:

11 Donde no hay Griego, ni Judío, circuncision ni incircuncision, bárbaro
[ni] Scytha, siervo [ni] libre; mas Cristo [es el] todo, y en todos.

12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos, y amados, de entrañas de
misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de tolerancia;

13 Sufriendoos los unos á los otros, y perdonándoos los unos á los otros si
alguno tuviere queja del otro: de la manera que Cristo os perdonó, así
tambien [hacedlo] vosotros.

14 Y sobre todas estas cosas [vestíos de] caridad, la cual es el vínculo de
la perfeccion.

15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, á la cual asimismo sois
llamados en un cuerpo; y sed agradecidos.

16 La palabra de Cristo habite en vosotros en abundancia en toda sabiduría,
enseñándoos y exhortándoos los unos á los otros con salmos é himnos, y
canciones espirituales, con gracia cantando en vuestros corazones al Señor.

17 Y todo lo que haceis, sea de palabra, ó de hecho, [hacedlo] todo en el
nombre del Señor Jesus, dando gracias al Dios y Padre por él.

18 Casadas, estad sujetas á [vuestros] maridos, como conviene en el Señor.

19 Maridos, amad á [vuestras] mujeres, y no seais desapacibles con ellas.

20 Hijos, obedeced á [vuestros] padres en todo; porque esto agrada al Señor.

21 Padres, no irriteis á vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo.

22 Siervos, obedeced en todo á [vuestros] amos carnales, no sirviendo al
ojo, como los que agradan á los hombres, sino con sencillez de corazon,
temiendo á Dios:

23 Y todo lo que hagais hacedlo de ánimo, como al Señor, y no á los hombres:

24 Sabiendo que del Señor recibireis la compensacion de la herencia; porque
al Señor Cristo servís.

25 Mas el que hace injuria, recibirá la injuria que hiciere; que no hay
acepcion de personas.

CAPITULO 4.

1 AMOS, haced lo que es justo y derecho con [vuestros] siervos, sabiendo que
tambien vosotros teneis Amo en los cielos.

2 Perseverad en oracion, velando en ella con hacimiento^ de gracias:

3 Orando tambien juntamente por nosotros, que el Señor nos abra la puerta de
la palabra, para hablar el misterio de Cristo, por el cual aun estoy preso,

4 Para que lo manifieste como me conviene hablar.

5 Andad en sabiduría para con los extraños, redimiendo el tiempo.

6 [Sea] vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal; para que
sepais cómo os conviene responder á cada uno.

7 Todos mis negocios os hará saber Tichico, hermano amado y fiel ministro, y
consiervo en el Señor:

8 El cual os he enviado á esto mismo, para que entienda vuestros negocios, y
consuele vuestros corazones,

9 Con Onésimo, amado y fiel hermano, el cual es de vosotros. Todo lo que acá
pasa os harán saber.

10 Aristarcho, mi compañero en la prision, os saluda, y Marcos el sobrino de
Bernabé, (acerca del cual habeis recibido mandamientos: si fuere á vosotros,
recibidle;)

11 Y Jesus, el que se llama Justo; los cuales son de la circuncision. Estos
solos [son] los que me ayudan en el reino de Dios, [y] me han sido consuelo.

12 Os saluda Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo, siempre
solícito por vosotros en oraciones, que esteis [firmes,] perfectos y
cumplidos en todo lo que Dios quiere.

13 Porque le doy testimonio, que tiene gran celo por vosotros, y por los
[que están] en Laodicéa, y los [que] en Hierápolis.

14 Os saluda Lucas, el médico amado, y Démas.

15 Saludad á los hermanos [que están] en Laodicéa, y á Nimfas, y á la
iglesia [que está] en su casa,

16 Y cuando [esta] carta fuere leida entre vosotros, haced que tambien sea
leida en la iglesia de los Laodicenses; y la [que es escrita] de Laodicéa que
la leais tambien vosotros.

17 Y decid á Archipo: Mira que cumplas el ministerio que has recibido del
Señor.

18 La salutacion de mi mano, de Pablo. Acordáos de mis prisiones. La gracia
[sea] con vosotros. Amen.

Escrita de Roma á los Colosenses; [enviada] con Tichico y Onésimo.



Biblioteca

La Santa Biblia
Reina-Valera de 1862
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