Un Testimonio Ardiente de La Luz

por John Piper

Juan 1:6-8


Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Éste vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Recordemos porqué fue escrito este evangelio. Juan 20:31, "Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre". De manera que mi propósito esta mañana al predicar estas palabras es que ustedes lleguen a creer que Jesús es el Hijo de Dios, y que experimenten renovación en su vida.


Cómo tener Renovación en su Vida
La razón por la que digo renovación de la vida es porque en Juan 10:10 Jesús dijo que la razón por la que vino al mundo es para que sus ovejas tuvieran vida desbordante: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia." Esta palabra (perisson) habla de exceso, desbordante, superávit. La idea es que Jesús da vida que es más que vida ordinaria. La vida de un cristiano es vida sobre vida. Vida en exceso. Vida añadida a la vida.

Y la manera de obtener esta vida de Jesús es creyendo en Él. Juan 5:24, "De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida". Note: NO solo tendrán vida eterna algún día después de la muerte, SINO que ya ha pasado (al creer) de la muerte a la vida. Usted puede tener vida nueva esta mañana: una vida que es más que la vida que ha conocido antes, una vida tan maravillosa, que es pasar de la muerte a la vida. Incluso los cristianos cuya fe se ha debilitado y han perdido el pleno poder de una vida nueva podrán encontrar una fe más fuerte y una vida más plena en las palabras esta mañana.

Esa es nuestra meta: estas cosas están escritas (en Juan) y este mensaje es predicado para que usted crea en Jesús (como nunca antes ha creído) y al creer, tenga vida (como nunca antes la ha tenido).

El texto de hoy se puede resumir en tres afirmaciones:

1. Dios envió a un hombre llamado Juan. (v. 6)
2. Juan vino por testimonio para dar testimonio de la luz. (v. 7a)
3. El propósito de este testimonio era que todos creyesen. (v. 7b)
Estudiemos cada una de ellas para que nos lleven a la meta del evangelio y a la meta del mensaje: creer en Jesús Cristo y tener vida desbordante en su nombre.

1. Dios Envió a un Testigo Humano
Dios envió a un hombre llamado Juan.

Juan 1:6, " Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan."

¿Porqué Introduce a Juan Aquí?
¿Porqué Juan, el escritor de este evangelio, introduce a Juan el Bautista de esta manera justo aquí? Parece algo abrupto. El verso 5 habla sobre la luz que resplandece en las tinieblas, y que las tinieblas no prevalecieron sobre ella, y el verso 9 continúa hablando sobre la luz que vino al mundo. Los versos 6–8 parecen una interrupción. ¿Porqué no terminar de presentar a Jesús primero y luego presentar a Juan el Bautista?

Bueno, Juan pudo haberlo escrito de esa manera, pero no lo hizo. Y el efecto de la manera en que lo escribió es para que quede muy claro desde el principio, que la forma en que Dios deja resplandecer la luz de Cristo en el mundo es por medio de testigos humanos. La forma en que Dios retira las tinieblas es por medio de testigos humanos.

No tenía porqué ser de esta manera. Dios podría haber hecho que la luz de Cristo se esparciera de alguna otra forma. Podía haberlo hecho por medio de Ángeles. Podía haber escrito el evangelio en el cielo con grandes y esponjosas letras blancas hechas de nubes. Podía haber hecho que el viento hablara. En cambio, Dios escogió llamar y enviar a seres humanos para dar testimonio de la luz. "Hubo un hombre [un ser humano] enviado de Dios, el cual se llamaba Juan."

Este principio general es aún más claro porque Juan fue enviado para dar testimonio de la luz mientras la luz estaba ahí. Tan pronto como la luz estuvo en el mundo—tan pronto como Jesús vino—Dios preparó y envió a un ser humano justo al lado de la luz para dar testimonio de la luz. Jesús no necesitaba a Juan el Bautista para darse a conocer. Él podía haberlo hecho solo—él era la luz del mundo. Pero evidentemente la sabiduría de Dios dictaba que su Hijo debía ser anunciado, proclamado por personas enviadas por Él. Evidentemente Dios sabe que esta es la manera de traer mayor felicidad a los hombres y la mayor gloria para su Hijo.

Hay al menos dos implicaciones en esto para usted hoy.

Estar Alerta al Posible Llamado de Dios en su Vida
La primera, es que usted debe estar alerta a un posible llamado de Dios en su vida. Todos los Cristianos deben ser la luz del mundo (Mateo 5:16). Todos están llamados a dar testimonio de la luz (Hechos 1:8, 1 Pedro 2:9). Pero Dios aún llama a algunas personas de una manera especial y para tareas especiales.

"Rogad pues al señor de la mies que envíe obreros a su mies" (Mateo 9:38). “¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? (Romanos 10:14–15). “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos" (Hechos 20:28).

Puede ser un llamado vocacional para el ministerio. Puede ser un llamado de una sola ocasión, o periódicamente para una misión especial (al otro lado del océano o al otro lado de la calle). Pero esta es la forma en que Dios habla a una persona y la envía para dar testimonio de la luz. Estemos listos y abiertos para escuchar ese llamado y aceptar esa comisión. No asuma que lo que usted está haciendo en este momento es su única misión para su futuro.

Estemos Listos para Escuchar el Testimonio de Otros que han sido Enviados a Nosotros
La segunda implicación es que debemos estar listos y abiertos para escuchar el testimonio de otros que han sido enviados a nosotros. Dios quiere comunicarse con nosotros no solamente a través de su lectura privada de la Biblia, sino también a través de otras personas. Él quiere comunicarse con usted a través de mi prédica y a través de la maestra de su Escuela Dominical, y a través de unos padres devotos. Debemos estar concientes de que la manera en que Dios se comunica con nosotros es a través de aquellos a los que Él llama y envía. ¿De otra manera, porqué habría de enviarlos si no tuviera nada que decirnos a través de ellos?

Yo oro para que cuando mi vida en esta tierra llegue a su fin, miles de personas hayan escuchado palabras de Dios tan decisivas para su cambio de vida a través de mi, que puedan decir, "Hubo un hombre enviado de Dios el cual se llamaba Juan." Y cuántas jóvenes no dirán, al mirar atrás a su niñez, "Hubo una mujer enviada de Dios la cual se llamaba Marlene"? Y me pregunto cuántos dirán "Hubo una mujer enviada de Dios la cual se llamaba Lollie"?

Estemos listos y abiertos a la llamada de Dios en nuestra vida para enviarnos a dar testimonio de la luz; estemos listos y abiertos para reconocer la palabra de Dios que viene a nosotros por medio de otros que Dios nos ha enviado.
Este es el primero paso en nuestro texto: Dios envió a un hombre, el cual se llamaba Juan (v. 6). La forma en que Dios esparce la luz de Cristo es por medio de testigos humanos.

2. Dar Testimonio de la Luz
Juan vino por testimonio, para dar testimonio de la luz (v. 7a).

Dios le Habló a Juan y le Dio una Señal
El segundo paso en el texto es que la forma en que Dios usa a la gente para promover la luz es con su testimonio. Juan fue un testigo. Un testigo es una persona con cierta experiencia y conocimiento que puede ayudar a establecer la verdad sobre algún hecho que está en disputa. Dios le habló a Juan en el desierto sobre la venida del Mesías, y su encuentro con Jesús en el bautismo le dio la experiencia que necesitaba para ser un testigo de buena fe.

Versos 33–34: "yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”

De manera que Dios le habló a Juan con anterioridad sobre Aquel que venía. Y luego le dio una señal para que supiera que Jesús era Aquel. De ahí en adelante Juan dio su testimonio de Jesús fielmente hasta que fue asesinado por su testimonio.

El 30 de Agosto de 1744, Jonathan Edwards predicó un sermón de ordenación para Robert Abercrombie, y usó el texto de Juan 5:35 en donde Jesús dice del testimonio de Juan, " El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz". Edwards desarrolló el punto de que un testigo fiel del evangelio arde y brilla. Es decir, que tiene el calor del fervor y la luz de la verdad. Juan el Bautista tenía ambos, y en esto es un gran ejemplo para nosotros.

La Luz de la Verdad
En primer lugar, la luz de la verdad estaba en su testimonio. Dios le mostró muchas cosas magníficas sobre Jesús. Estas son algunas de las cosas que dijo sobre Jesús:

Juan 1:23, Él es "el Señor." Juan se identifica a si mismo como la voz que clama en el desierto, "Enderezad el camino del Señor." Esto es asombroso porque en Isaías 40:3 "el Señor" era una referencia a Dios mismo, y Juan lo estaba aplicando a Jesús
Juan 1:27, Jesús es tan grandioso que Juan no es digno de desatar la correa de su calzado. Juan habla de Jesús como "el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado".
Juan 1:29, Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Juan dice, "¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!" Juan probablemente descubrió esto al meditar sobre Isaías 53:6–7
Juan 1:33, Jesús es el que bautiza a su gente con el Espíritu Santo. Juan dice, "Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo". El derrama el Espíritu. Él es la fuente del Espíritu.
Juan 1:34, Jesús es el Hijo de Dios. Juan testifica, " Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios". Esto queda bien cuando Jesús es llamado "el Señor".
(Vea también en 1:30 y 3:29 otros testimonios de Juan).

El Calor del Fervor
Pero su testimonio no fue solo un faro brillante de la verdad, también fue un fervor abrasador. La vida de Juan y su mensaje fueron un fiel testimonio de la verdad. Consideremos al menos tres cosas que harían nuestro testimonio de Cristo más creíble también.

La simplicidad de Juan. Él había vivido en el desierto durante años. Se vestía con simples pieles de animales (Marcos 1:6). Comía miel y langostas (Marcos 1:6). Su vida entera estuvo en contra de los lujos de su época (Lucas 7:25–26). Esto dio un tremendo poder a su mensaje profético cuando dijo a las multitudes, "El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene" (Lucas 3:10–14).
La humildad de Juan. En cierto sentido el papel de Juan fue trágico—el último profeta antes del Señor, y fue asesinado por eso mientras el movimiento cristiano al que servía apenas comenzaba (como Moisés que murió sin entrar a la tierra prometida, con la diferencia de que Juan no hizo nada malo, como Moisés). Pero Juan asumió su papel sin resentimiento. Dijo en 1:27, "No soy digno de desatar su calzado". Y cuando sus discípulos se quejaron de que Jesús se le estaba robando el show ("todos vienen a él" 3:26), Juan dijo en 3:29–30, "El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. El testimonio de Juan ardía en autenticidad porque era un hombre realmente humilde.
La valentía de Juan. Juan se mantuvo en su mensaje de rectitud hasta el fin, y le costó la vida. ¡Podemos pensar en varias razones por las que no era prudente protestar contra el pecado de Herodes al tomar a la esposa de su hermano! Juan es un gran ejemplo de alguien que actuó según sus principios y no por prudencia. Y Jesús dijo que no había mayor profeta que Juan el Bautista (Lucas 7:28). Su testimonio ardía con realidad porque era un hombre de gran valentía.
De manera que el primer paso en nuestro texto (v. 6) fue que Dios envió a un hombre el cual se llamaba Juan. La manera en que Dios esparce su luz es usando a la gente. Y el segundo paso en nuestro texto es que "Juan vino por testimonio para dar testimonio de la luz" (v. 7a). La forma en que Dios usa a la gente para esparcir la luz es pro su testimonio. Juan fue para Jesús una lámpara ardiente y brillante. El ardía en fervor y brillaba con la luz de la verdad. Y así es como debe ser también nuestro testimonio.
3. Para que Creyésemos
Finalmente, el tercer paso en el texto es para que creyésemos.

Verso 7: "Juan vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él " Noten que dice "por él," no en él. El propósito de su testimonio era que todos creyésemos en Jesús.

Toda la vida de Juan apuntó hacia la verdad y valor de Aquel que iba a venir después de él, Jesús. Dios lo envió para que creyésemos en Jesús. Juan testificó la verdad para que creyésemos en Jesús. Juan ardía con fervor para que creyésemos en Jesús. Este evangelio fue escrito para que creyésemos en Jesús. Y ahora quisiera orar por nosotros, para que todos creamos en Jesús.

Una Oración para Cerrar
Padre, en el nombre de Jesús te pido que inclines los corazones de todos nosotros para que creamos en Jesús. Para que creamos . . .

Que él es el Señor,
Que él es tan grandioso que el hombre más grande no era digno de desatar la correa de su calzado,
Que él es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo: el pecado de cualquiera en el mundo que crea en él (3:36),
Que él es el verdadero Hijo de Dios,
Que él es el novio y que todos aquellos que le sigan son su esposa amada y apreciada,
Que él bautiza con el Espíritu Santo. El derrama su Espíritu sobre aquellos que creen, nos cubre con el espíritu de su amor, y nos da vida, vida abundante, desbordante, excesiva, vida sobre vida.
Si hay algo que te dificulta creer plenamente en Jesús, déjanoslo saber, para que podamos darte más razones para creer y orar contigo para que recibas gracia para creer. La navidad es un tiempo maravilloso para creer y tener vida eterna.



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