LIBRO DE DEUTERONOMIO
por A.W. Pink

1.INTRODUCCION GENERAL
2.EL ANÁLISIS, ALGUNAS OBJECIONES CONTESTADAS
3.PRIMER DISCURSO Y SEGUNDO DISCURSO
4.SEGUNDO GRAN DISCURSO, Deuteronomio 12:1-26:19.
5.TERCERO, CUARTO Y QUINTO DISCURSOS, Deuteronomio 27:1-31:13.
6.EL CANTO, LA ORACION Y LA BENDICION DE MOISES, Deuteronomio 31:14-33:29: Salmo 90
7.EL CARACTER Y LA GRANDEZA DE MOISES, Deuteronomio 34:1-12.
8.VALOR HOMILITICO DE DEUTERONOMIO

I
INTRODUCCION GENERAL

En ningún otro libro de la Biblia se pueden hallar tales ejemplos y tal modelo de servicios religiosos como los que se hallan en Deuteronomio. El predicador cuyo corazón no llega a arder por el estudio del libro de Deuteronomio, no tiene corazón. Nuestro tema para este estudio es una introducción general al libro de Deuteronomio. En un sentido primario Deuteronomio es la última división del Pentateuco. El Pentateuco debe considerarse como un sólo libro, artificialmente dividido en las partes que ahora tenemos. Cada división precedente demanda todas las subsecuentes, y cada subsiguiente presupone todos los precedentes. La unidad del Pentateuco está manifiesta como la del cuerpo humano.
En su forma literaria Deuteronomio es muy distinto de todas las divisiones precedentes. Génesis es en lo general narrativo: Éxodo es narrativo y legislativo; Levítico es legislativo; Números es generalmente narrativo; pero Deuteronomio consiste del todo de narraciones y poemas, y en todas partes es expositivo y oratorio. En los otros libros del Pentateuco tuvimos los historiadores y los legisladores. Pero aquí tenemos el profeta, el orador y el poeta, y este hecho es suficiente para dar cuenta de la diferencia en estilo y método e influye mucho en la interpretación. Se distingue también de Levítico en que éste se limita a una sola tribu y trata solamente de servicios religiosos en sus sacerdotes, sacrificios, tipos, días santos y rituales; pero Deuteronomio es dirigido a la nación como una unidad, y toca la justicia cívica y la vida nacional a causa de las relaciones peculiares del pueblo de Jehová. En un buen sentido, Levítico juntamente con Éxodo desde el capítulo 25 hasta el Cuarenta, puede llamarse el código del sacerdote. Pero no podríamos pretender al sentido literario y espiritual si procuráramos deducir de este hecho distintos autores o fechas de composición muy retiradas la una de la obra para los dos códigos. Deuteronomio, así como toda historia subsiguiente, presupone la existencia de Levítico. Alguien puede hallar que es un estudio provechoso el trazar en Deuteronomio su dependencia histórica de cada una de las divisiones precedentes del Pentateuco. Para mí, por cierto, fue un estudio provechoso. Búsquese en Deuteronomio cuánto de él depende del libro de Génesis, cuánto de él depende de la historia contenida en Éxodo; cuánto de él depende de la legislación contenida en el libro de Números. Esta es una de las mejores maneras para probar la relación de este libro con los otros libros. Cualquier estudiante inteligente que tenga un ejemplar de mi análisis cronológico de Números, que presenta vínculos indisolubles que unen Éxodo, Levítico y Deuteronomio, tendrá una ventaja en esta línea de estudio.
Consideremos ahora el título de este libro. Tiene cuatro títulos judaicos. Primero, en el canon hebreo se encuentra el nombre "Debarim." En mi Biblia Judía esto encabeza el libro de Deuteronomio. Significa sencillamente "Las Palabras," o "Estas son las Palabras." El segundo nombre judío es "El quinto de los quintos de la Ley," esto es, la quinta parte de las cinco divisiones de la ley. Su tercer nombre Judaico es "El libro de Reprensiones," por tantas amonestaciones que hay en él. El cuarto nombre dado por ciertos Rabíes es, "La reiteración de la ley." Estos son los cuatro nombres judaicos aplicados al libro de Deuteronomio.
El griego  la Versión de los Setenta y otras versiones griegas  adoptan el cuarto título judaico, llamado el libro "Deuteronomion," o "La segunda promulgación de la ley."
La latina  la vulgata  meramente latiniza el griego, de modo que tenemos "Deuteronomium." Las versiones inglesas meramente transliteran el griego y el latín de modo que tenemos "Deuteronomy." De modo que el nombre de este libro como lo tenemos ahora vino del cuarto nombre judaico, "Reiteración de la ley." Y se supone que derivaron el nombre de una parte del verso 18, del capítulo decimoséptimo, "Una copia de esta ley." Si lo tomaron de allí, interpretaron mal la frase, que sencillamente significa y se refiere a todo el Pentateuco. Así es que, por un mal entendimiento de Deuteronomio 17 verso 18, derivamos nuestro nombre del libro. Este nombre Deuteronomio es hasta cierto punto equivocado, porque el libro no recapitula toda la ley precedente: omite muchas secciones importantes, y aumenta la ley previa por estatutos suplementarios y necesarios; por eso el llamarlo "Una segunda promulgación de la ley" es una equivocación. El orador, al mismo tiempo que reconoce toda la ley e historia previas como base de sus exhortaciones, sencillamente recita de aquella ley e historia lo que conviene a sus propósitos, y entonces promulga la legislación adicional que era necesaria para los futuros habitantes de la Tierra Prometida, todo esto para que sirviera como base de exhortación y profecía. Vosotros os acordaréis de que cuando comenzamos a comentar lo que es llamado "El libro del Pacto," esto es del capítulo 19 de Éxodo hasta el 23, el Pacto de Sinaí, se explicó claramente que este pacto estaba dividido en tres partes distintas; En primer lugar, El Decálogo o las diez palabras de la ley moral: Segundo, los estatutos civiles y criminales que son necesarios para la vida nacional; tercero, al Altar, o la manera de acercarse a Dios. Toda la parte subsiguiente del Pentateuco es solamente un desarrollo de aquel pacto. Por ejemplo, el libro de Deuteronomio es sencillamente un desarrollo de las dos primeras secciones, esto es, el Decálogo y los estatutos Civiles y Criminales de la vida nacional. El libro original del pacto, tal como es manifestado en Éxodo 19 al 23, puede llamarse la constitución y el resto, legislación derivada de la constitución. Deuteronomio, pues, se refiere en su mayor parte a las dos primeras secciones, el Decálogo y los Estatutos Civiles y Criminales, y es un desarrollo de ellos. Este es el origen del nombre.
Llegamos a la escena donde se verificó la discusión. Quisiera saber si podéis localizar la escena del libro teniendo éste delante. ¿No seríais desviados por los dos primeros versículos que son retrospectivos, y daríais las escenas de Números? Mi respuesta a la pregunta acerca de la escena es sencillamente ésta: las llanuras de Moab, al este del Jordán, enfrente de Jericó. Enseguida, el tiempo ocupado por el libro. Podéis determinarlo con el libro abierto delante de vosotros. ¿Qué tiempo cubre el libro? Os diré cómo podéis determinarlo. Notad estas Escrituras: Deuteronomio 1:3, que dice, "Y aconteció a fines de los cuarenta años" (esto es del Éxodo), "en el mes undécimo, el primero del mes, que habló Moisés a los hijos de Israel." Esta es la primera fecha. Buscad Josué 4:19 que dice que cruzaron el Jordán el día décimo del año nuevo, de modo que entre el principio de Deuteronomio y el paso del Jordán, hubo dos meses más diez días o sea setenta días. Tenéis ahora dos elementos distintos que os ayudarán a fijar el tiempo. Otra escritura es Deuteronomio 34:8, que dice que Israel lloró la muerte de Moisés treinta días; restando treinta de setenta tenemos cuarenta. Todavía no tenéis la fecha. Ahora, leyendo Josué 1: 11, y 3:2, hallaréis que tenéis que restar otros tres días, de modo que esto deja para el libro de Deuteronomio justamente treinta y siete días. Debéis entender que, con excepción del último capítulo, que fue escrito por Josué después de la muerte de Moisés, conectándolo con el libro de Josué, los treinta y tres capítulos de Deuteronomio abarcan lo que ocurrió en el último mes de la vida de Moisés. Puede decirse que en ese último mes habían de hacerse siete discursos y había de haber un poco de historia.
¿Cuál fue la ocasión del libro de Deuteronomio? El primer elemento es que habían completado sus peregrinaciones y habían llegado al lugar preciso del Jordán donde habían de pasar hasta la Tierra Prometida. Acordaos de que treinta y ocho años antes de este tiempo habían llegado al límite de la Tierra Prometida, en Cades barnea, en la parte meridional de lo que es ahora Judá. Ahora están de nuevo en el límite de la Tierra Prometida, pero en un lugar distinto. Este es el primer elemento de la ocasión. Ahora están para pasar ala Tierra Prometida y cualesquiera discursos que se hagan y poemas que se reciten, necesariamente se referirían a la Tierra Prometida. El segundo elemento de la ocasión es que todo el territorio de la Tierra Prometida al este del río Jordán, que más tarde fue llamado Perea, había sido quitado de Sehón de Og, el rey Amorreo, de Basán y de los madianitas, y dividida entre dos y media tribus; de modo, pues, que una parte de la Tierra Prometida, todo al este del Jordán, ya estaba poseída. El tercer elemento es que ahora han de instalar el sucesor de Moisés, su maravilloso caudillo de los últimos cuarenta años, que sin duda había sido mirado como el libertador de los últimos ochenta años. El gran héroe del pasado ha de morir y no ha de pasar con ellos a la Tierra Prometida. Hemos de considerar pues, los discursos y poemas de un hombre que sabe que no tiene sino un mes de vida. Son, por lo tanto, las palabras de despedida de un hombre moribundo. Otro elemento de la ocasión es que antes de morir, Moisés quería que renovaran el pacto con Dios. Acordaos que el pacto en Sinaí había sido violado cuando adoraron el becerro de oro. Os acordaréis que había sido violado también en Cadesbarnea y había sido, hasta cierto punto, suspendido por treinta y ocho años. No adoraron a Dios ni circuncidaron a sus hijos, pero ahora, como los hijos de los hombres que perecieron en el desierto están para entrar a poseer la Tierra Prometida, es necesario que renueven el pacto del pueblo, con exhortaciones basadas sobre él. El último elemento de la ocasión es que era preciso hacerles entender el pacto. De aquí el carácter expositivo del libro. Procurad agrupar en vuestra mente los elementos de la ocasión del libro de Deuteronomio. En primer lugar, los viajes finalizados; segundo, el territorio al este del Jordán capturado y ocupado; tercero, nombramiento de un sucesor para ser un caudillo, y despedida de Moisés; cuarto, alistamiento para cruzar el último límite que los separa de la Tierra Prometida; quinto, necesidad de renovar el pacto de una manera inteligible; sexto, necesidad de entenderlo. Me parece que estos elementos constituyen la ocasión del libro.
Se puede adivinar el propósito del libro por la ocasión. En general el propósito es magnificar las relaciones del pueblo con Jehová y compeler el pueblo a la obediencia. Ningún orador ha tenido jamás propósito más definido que Moisés al hacer estos discursos que llamamos Deuteronomio.
¿Qué es Deuteronomio? Esta es una gran pregunta. Ya os he demostrado que no es meramente una recapitulación de leyes. Antes es un comentario inspirado y autoritativo sobre la ley y la historia pasadas, con exhortaciones basadas sobre aquella ley e historia. Esta es la primera cosa que es. El libro de Deuteronomio es una exposición o comentario inspirado y autoritativo de las leyes e historia pasadas del pueblo, con exhortaciones basadas sobre éstas. Segundo, consiste de profecías acerca del futuro con exhortaciones basadas sobre las profecías. Algunas de las más notables profecías del mundo se hallan en Deuteronomio. Tercero, consiste de galardones prometidos para la obediencia y castigos denunciados contra la desobediencia. Esto es lo que es el Deuteronomio.
Los elementos históricos de Deuteronomio son meramente vínculos que conectan los discursos y poemas. Aunque Moisés recitó algo de la historia pasada, añadió muy poco a ella. Esta historia se halla en 1:1 5; 4:44 49; la mayor parte del capítulo 31, 32:44 52, y todo el capítulo 34. Estos son los elementos históricos del libro.
Los elementos proféticos  "Profeta" en el Antiguo Testamento significaba tanto el que enseñaba como el que predecía, pero cuando hablo de las profecías de este libro, no me refiero a las enseñanzas sino a los pronósticos del futuro. El velo que Moisés tenía delante de los ojos, fue removido de modo que podía mirar casi el fin del tiempo. En el capítulo 18 hay una profecía Mesiánica de tremenda significación. Dice así: "Jehová tu Dios levantará para ti un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como a mí.... y sucederá que el hombre que no obedeciere aquel profeta será cortado de su pueblo." Acordaos de la escena sobre el Monte de la Transfiguración donde Pedro dijo, "Hagamos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías," y la respuesta de Dios "oídle a él." El hombre que no obedeciere a aquel profeta será cortado de en medio de su pueblo. Desde el capítulo 28 hasta el fin del 33, hay maravillosas profecías acerca del futuro del pueblo judaico. Si Moisés hubiera estado presente viendo la destrucción de Jerusalén, no podría haberla descrito más vivamente. Josefo la vio y describió una parte de ella, pero Moisés la describe más fielmente que lo hace el testigo de vista. También nos dice algunas cosas que no se han cumplido todavía, esto es: la restauración de los judíos, y enseña ciertamente la recepción de los gentiles a misericordia. Así pues, veis lo que tenéis delante en este libro.
Otra pregunta es  ¿Quién es el autor de Deuteronomio? Para decirlo de una vez, ningún otro hombre que ha vivido desde la creación de Adán hasta estos días, con excepción de Moisés, podría haber sido el autor de estos treinta y tres capítulos. Digan lo que quieran los altos críticos, el que atribuye este libro a cualquier otro hombre carece tanto de sentido literario como espiritual. Puede ser un erudito en cuanto a libros, pero enfáticamente es un tonto en cuanto al sentido literario y espiritual. El comentario de los altos críticos sobre Deuteronomio por uno en el "Expositora Bible" es tan vergonzoso como venenoso. El "Bible Commentary" sobre la introducción en Deuteronomio da este ejemplo del valor de la crítica radical: "En verdad no podría aducirse evidencia más convincente de que este método de crítica no merece confianza que los resultados de su aplicación a Deuteronomio. Los eruditos de antaño, Gesennius, de Wette, Ewald, Bleek, etc., no vacilan en afirmar que Deuteronomio fue escrito mucho tiempo después de que existiera el resto del Pentateuco en su presente forma. La nueva escuela ve con igual certidumbre que Deuteronomio fue la cantera original del cual los escritores que se dedicaban a producir los libros precedentes sacaron sus materiales." Algunos de los altos críticos dicen una cosa, otros dicen lo contrario. Con esto pongo fin a mi discusión sobre la introducción del libro de Deuteronomio.

***
II
EL ANÁLISIS
EL ANÁLISIS, ALGUNAS OBJECIONES CONTESTADAS
Deuteronomio 1:1 5 y referencias.

ANÁLISIS

Introducción 1:1 5.
I. Relación retrospectiva con Números 1: 1, 2.
2. Tiempo, lugar y circunstancias del primer discurso, 1:3 5.
3. El texto que fija el carácter del libro y la significación de "la ley," 1:5.
II. Primer gran discurso, 1:6 4:40.
1. Una revista de la historia nacional desde Sinaí hasta el Jordán, 1:6; 3:29.
2. Exhortación basada sobre esa narración, 4: I 40.
IÍI. Designación de tres ciudades de refugio en el territorio al este del Jordán, 4:41.43.
IV. Segundo gran discurso. 4:44 26:19.
Parte I. Capítulos 4:44 i 1:32.
1. Introducción, 4:44 49.
2. Repetición del Decálogo, 5:1 21.
3. Comentario sobre la historia, exposición y exhortación, 5:22 11:32.
Parte II. Capítulos 12 26, varios estatutos y juicios con comentarios y exhortación.
V. Tercer Gran Discurso, capítulos 27, 28.
Parte I. Capítulo 27, provisión para la renovación del pacto después de entrar a Canaán.
1. Registro de la ley sobre piedras monumentales, 27:1 4.
2. Construcción de un altar según el modelo dado en Éxodo 20 y su ratificación por medio de holocaustos. 27:5, 6.
3. Ofrendas pacíficas y fiestas de gozo y comunión, 27:7.
4. Provisiones para el anuncio del resultado en la renovación del pacto, 27:9 10.
5. Arreglos solemnes y sublimes para entregar todo el pueblo a las bendiciones y maldiciones de la ley, 27:11 26.
6. El Cuarto Gran Discurso, capítulos 29 30.
Parte I. Provisión para la renovación presente del juramento del pacto, 29:1 15.
1. Introducción, relación histórica, 29:1 9.
2. Los que prestan el juramento, 29:10 15.
Parte II. Comentario y exhortación, 29:16 30:20.
VII. El Quinto Gran Discurso, 31:1 13.
1. Sus palabras al pueblo, 31:1 6.
2. Sus palabras a Josué 31:7 9.
3. Provisión para la instrucción del pueblo en el lugar céntrico de culto cada séptimo año, 31:9 13.
VIII. Moisés y Josué ante el Señor, capítulo 31.
1. Moisés presenta a su sucesor ante Jehová, 31: 14. 15.
2. Jehová manda a Moisés que escriba y entone un cántico, y por qué, 31:16 22.
3. La orden de Jehová a Josué, 31:23.
4. El Pentateuco completado y archivado para su conservación, y por qué, 31:24 29.
IX. El Cántico o sea El Sexto Discurso de Moisés, capítulo 32.
1. La invocación, 32:1.
2. Su carácter, 32:2.
3. Su tema, 32:3 6.
4. Su argumento, 32:7 33
5. Su profecía, 32:34 43.
6. Su exhortación, 32:44 47.
X. La dirección final de Jehová a Moisés, 32:48 52.
1. Vista de la Tierra Prometida, versos 48, 49.
2. Preparación de Moisés para morir, verso 50.
3. ¿Por qué no le fue permitido a Moisés entrar en la Tierra Prometida? versos 51, 52.
XI. Bendiciones proféticas sobre las tribus, o sea el Séptimo Discurso de Moisés, capítulo 33.
1. Introducción, 33:1 5.
2. Cada tribu por separado, Simeón es omitido y el por qué de su omisión, 33:6 25.
3. El pueblo como una unidad, 33:26 29.
XII. El Deuteronomio vinculado con el libro de Josué, capítulo 34.
1. Singular muerte y sepultura de Moisés, 34:1 7.
2. Israel llora a su finado héroe, 34:8.
3. Su sucesor, 34:9.
4. Su lugar en la historia, 34:10 12.

Abrid vuestras Biblias y seguidme cuidadosamente mientras señalo algunos pasajes sobre los que los altos críticos basan algunas objeciones a la integridad del libro. Alegan en primer lugar, que hay una contradicción entre los primeros dos versículos de Deuteronomio y los siguientes tres versículos en cuanto a la escena. Leámoslos: "Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel de este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá al extremo opuesto del mar Rojo, entre Parán y Tofel y Labán y Azeroth y Di zahab." Estas palabras se refieren a cuatro o cinco distintos lugares. El tercero comienza: "Y aconteció a fines de los cuarenta años, en el mes undécimo, al primero del mes, que habló Moisés a los hijos de Israel, etc." Dicen que los primeros dos versículos localizan la escena en varios lugares que se extienden aun hasta el mar Rojo, mientras que los siguientes versículos la localizan frente a Jericó, en las llanuras de Moab, lo cual constituye una contradicción. Nótese mi contestación. Los primeros dos versículos en el libro de Deuteronomio son retrospectivos, y meramente establecen la relación con el libro de Números, es decir, es justamente la recapitulación del fin del libro de Números; y el verdadero principio de Deuteronomio se halla en el tercer versículo. De la misma manera, si miráis los últimos versículos de Génesis hallaréis que los últimos versículos tratan de la entrada de Jacob y todos sus hijos en Egipto. Luego, leyendo el principio de Éxodo hallaréis que comienza citando el fin de Génesis. "Estos son los nombres de los hijos de Israel, etc." Tornemos ahora al II libro de Crónicas 36: 22: "Ahora en el primer año de Ciro rey de Persia." Abrase el primer capítulo de Esdras; el libro que le sigue, y veréis que repite la última declaración de Crónicas. En otras palabras, es la costumbre, cuando estos libros se relacionan, mostrar aquella relación repitiendo en el principio del nuevo libro el fin del que lo precede. Por esto no hay contradicción entre los primeros dos versículos, que son meramente retrospectivos y forman un vínculo que lo une con Números. La declaración en los tres versículos siguientes de que la escena del libro de Deuteronomio se desarrolla en las llanuras de Moab es el primer punto, y el hombre que tiene mente estudiosa debe ver que no debían hacer que esto sea base de crítica en contra de la palabra de Dios. La segunda objeción se basa sobre la frase "Más allá del Jordán. (Véase la nota, Versión Moderna). Deuteronomio dice, "Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel, de este lado del Jordán. (O "más allá del Jordán)." Dicen que esta expresión "más allá del Jordán," significa que un hombre escribió el libro al lado occidental del Jordán. En el Nuevo Testamento donde se habla de Juan el Bautista bautizando más allá del Jordán, se significa que lo hacía en Perea, por lo cual dicen que algún hombre que no era Moisés, escribió esto, dado al caso de que Moisés no estuvo en el lado occidental del Jordán. Ustedes ven claramente el punto. La contestación sobre este punto es que esta frase era una expresión geográfica fijada antes del tiempo de Moisés para describir una sección del país y que no tenía referencia alguna a la posición del que la usaba. "La tierra del Mediodía," usada así sin referencia, significa la tierra al Sur sin importar en dónde esté el que usa esa expresión. "Y la tierra hacia el gran mar" significa al occidente del Jordán, sea que el que hable esté al occidente o al oriente de él. Era, pues, una expresión geográfica, precisamente así "Más allá del Jordán" era una frase fija en la historia y la geografía antes de que escribiese Moisés. Se refería a aquella sección del país al este del río Jordán. Me disgusta tener que hablar de cosas tan pequeñas; pero tengo que hacerlo si hablo de cosa alguna que pretendan los altos críticos.
El siguiente punto se basa sobre algunas cláusulas parentéticas 1:2; 2:10 12; 20 23; 3:9 y 11; que dicen no tener relación con la materia que se considera. Leed estas cláusulas parentéticas. Sobre estos paréntesis basan los críticos una objeción. Dicen que destruyen la relación por lo que más bien deben de ser interpolaciones por un escritor más moderno. Esto es lo que afirman. Mi contestación es que cada una de estas expresiones parentéticas se relaciona intensamente con el asunto de que se trata, y acentúan mucho el énfasis del que habla. Considerémoslas en orden. La marcha desde Sinaí hasta Cades barnea era de sólo once días. El hecho de que gastaron treinta y siete días en hacer la marcha de once días muestra que cometieron algún pecado. El reprendió severamente aquel pecado que los hizo dilatar. La próxima vez, la dilación fue treinta y ocho años a causa de su pecado. Es muy importante que al hacer Moisés un discurso, discurso que había de terminar en una exhortación, llame atención parentéticamente, a estos hechos, y en el segundo versículo menciona todos los lugares a que quiere dar énfasis. "Os detuvisteis en este lugar tanto tiempo,  en otro tanto y en otro todavía." Ya veis que esta declaración parentética se relaciona perfectamente con el asunto de que trataba.
Consideremos la cláusula parentética que sigue, la del segundo capítulo. 10 12 y también los versículos 20 23. Veamos lo que es. El paréntesis dice así, "Los emitas antes habitaban allí, etc." También en Seir habitan los héroes de antaño, etc." Dicen que este es evidentemente una interpolación de un escritor más moderno. Contesto que la referencia étnica a aquellas naciones unidas es de suma importancia en su relación al asunto de que se trata. Si aquellas naciones unidas habían sido expulsadas de su territorio anterior por los idumeos, amorreos y moabitas, cuán poco temor debían los israelitas guiados por el Todopoderoso tener de semejantes adversarios. Su historia demanda exactamente esta referencia. Y consideremos el siguiente paréntesis (3:9) que dice, "Los sidonios llaman Sirión al Hermón, pero los amorreos lo llaman Senir." Dicen que estos nombres fueron dados al monte Sinaí en un tiempo mucho más moderno, por esto el hombre que escribió esto, debió de haber vivido en un tiempo posterior a Moisés. Pero los nombres dados al monte Hermón son todos pertinentes, y expresan hechos históricos bien sabidos por Moisés, y ayudan a identificar el monte. Moisés lo llamó el monte Hermón no Sinaí. Los fenicios le dieron el nombre de Sirión. Otros le dieron otro nombre distinto. Todos estos nombres fueron dados antes del tiempo de Moisés. Sólo se equivocan pensando que estos nombres le fueron dados en un período posterior.
Consideremos otra objeción, 3:11. Es la descripción de la cama de Og. Esta objeción no hace más que expresar desconfianza en la veracidad del historiador y es el resultado de su propia ignorancia. Pues bien, gente tan pequeña como los altos críticos nunca necesitan una cama grande. Tendrían que ser estirados y extendidos para que les conviniera semejante cama. Pero es un hecho histórico que los huesos de una persona del tamaño para aquella cama han sido excavados recientemente cerca de ese lugar. Me consideran como un hombre bastante alto, pero cuando un amigo mío me vio bajar del tren con unos gigantes, se echó a reír y me dijo. "B. H. Siempre me parecía que usted era hombre grande, pero usted es enano; mire aquella gente." Sabemos por la historia de gente bastante grande para llenar aquella cama. Las referencias a gigantes en el Pentateuco son sostenidas antes que desacreditadas por los descubrimientos modernos en la escena de la historia.
Consideremos la otra referencia, 3:14. Dice, "hasta el día de hoy." Dicen de esta expresión, "hasta el día de hoy," que el que la escribió debe haber vivido en un tiempo muy remoto de éste, muchos centenares de años después. El que el escritor diga "hasta el día de hoy," evidencia que otro hombre que no fue Moisés escribió el libro. Su crítica es una mera suposición. La frase, "hasta el día de hoy," no implica necesariamente un tiempo grande, y la hallaremos usada en el libro de Josué para significar un tiempo muy corto. Moisés podía decir "hasta el día de hoy," puesto que su razón para usar esa expresión es que a veces se refiere a un lugar cuyo nombre había sido cambiado, dice que antes era llamado por cierto nombre; que mucho antes era llamado Refaim, o en tal tiempo fue llamado de cierto nombre. Tiene todavía, hasta el presente, el nombre    hasta el día de hoy." Esta es sencillamente la significación de la frase, sea que se refiera a un intervalo largo o a un intervalo corto.
Os daré otro ejemplo, 4:41 43: "Entonces Moisés hizo separar tres ciudades de este lado del Jordán, hacia el nacimiento del sol, para que el homicida huyera a ellas." En otras palabras, allí separa tres ciudades de refugio antes de cruzar el Jordán. La objeción a este discurso es que Moisés rompe la relación. Mi respuesta es que no interrumpe la relación del discurso. Ya había acabado su discurso, pero menciona un hecho histórico antes de principiar otro discurso. Os parecerá que éstos son asuntos muy pequeños, pero hombres cubiertos de medallas de las universidades de Europa se sientan gravemente y atacan el Pentateuco sobre estas cosas.
Todo conferencista público, sea predicador o político, puede sacar provecho del estudio del "Essay on Stump Speaking," (Ensayos sobre el orador callejero), en que presenta substancialmente las siguientes condiciones para un gran discurso”:
En primer lugar, debe haber una gran ocasión que lo demande. Se sabe que hay una gran diferencia entre el discutir en una sociedad de debates y hablar sobre un caso verdadero en la vida. Esta es una ocasión verdadera y aquél es un caso fingido. Debe haber, pues, una gran ocasión.
Segundo, el orador debe llegar a la medida de la ocasión.
Tercero, debe osar aprovechar la oportunidad que está pasando al vuelo. Si no es capaz de valerse de esta oportunidad nunca puede ser un gran orador.
Cuarto, debe tener algo que decir. Ni vanidad, ni frivolidades, ni arenga retórica convienen a una grande ocasión. Su pensamiento debe tener materia y cuerpo.
Quinto, (y este es el punto que estudio en todas las grandes ocasiones cuando tengo que hacer discursos), debe decir las cosas de un modo que se queden en la memoria, que ardan en la mente del oyente. Estos son los puntos que hizo Carlyle sobre el orador callejero; y quiero aplicarlos al libro de Deuteronomio.
En primer lugar, se ha mostrado que Moisés tenía una grande ocasión; en segundo, se ha mostrado que era el único hombre en el mundo que llegaba a la medida de aquella ocasión; en tercero, se ha mostrado que en los últimos días de su vida se aprovechó de la oportunidad de utilizar la ocasión. Y ahora tenemos que ver por los discursos mismos y la historia subsiguiente si tenía algo qué decir y si lo dijo de modo que quedara en la memoria de los oyentes.
Ahora prestad vuestra atención a una frase, que es la más importante en todo el libro, puesto que determina el carácter del mismo. Solamente seis palabras del primer capítulo, verso quince: "Encargóse Moisés de explicar esta ley." No se debe entender con esto, que Moisés comenzó a decretar nuevas leyes. "Explicar" aquí significa desarrollar, escarbar, sacar leyes ya dadas. El libro no dice cómo el legislador hizo las leyes, sino que relata cómo un orador las explicó, dio el sentido de ellas y aplicó su sentido. Este texto es un tema sin igual para un sermón cuando se deseamos tratar como Moisés comenzó a tratar esta ley, explicarla y declararla. Significa que la Biblia no es tanto un libro para leerse cómo un libro para estudiarse. Que se debe abrir el corazón. Un estudiante puede hacer esto. Un idiota puede leer la Biblia pero no puede cavar en ella. Damos un ejemplo: Cuando nuestro Señor encontró aquellos dos hombres que iban a Emaús les dijo, "Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho de mí." en seguida sacó y explicó todas las significaciones de esta escritura. "Vosotros no creísteis estas cosas; sencillamente las leísteis; ahora voy a explicároslas; las sacaré y os dejaré ver la verdadera significación de ellas." Por lo cual digo que esto es lo que nos enseña el carácter del libro. Es una exposición y no una legislación. Repito, esta enseñanza es un tema sin igual cuando se desea mostrar la necesidad de estudiar la Biblia; que las Escrituras no son tanto para leerse como para estudiarse.
Otro punto es que Moisés usó la frase, "la ley," y no la limita meramente a la legislación previa, sino que incluye todas las circunstancias históricas. Todo el primer discurso que es llamado una exposición de la ley no es sino una explicación de la historia que la conecta. Para los judíos de tiempos posteriores y para Cristo y sus apóstoles, la Torah, la ley, significa todo el Pentateuco, tanto la historia como la legislación. Tiene esta significación en la historia notable que se halla en 11 de Reyes 12; y 11 Crónicas 34. El libro encontrado era el Pentateuco. Nunca se puede dar demasiado énfasis a la unidad del Pentateuco. Moisés, en su discurso de exposición, volverá a la historia de Abraham en Génesis, Isaac y Jacob, y aún a la primera creación del hombre. Volverá al Éxodo, Levítico y Números tanto en la historia como en la legislación. Y como veremos al fin de este libro, acabará el registro continuo y lo pondrá como un testigo perdurable en el arca al cuidado de los sacerdotes. Más tarde debéis estudiar la obra del Dr. Green de Princeton sobre la "Introducción Bíblica" donde trata de la unidad del Génesis, del Pentateuco y del Antiguo Testamento.

***
III
PRIMER DISCURSO Y SEGUNDO DISCURSO
PARTE I.
Deuteronomio 1:6 11:32.

PRIMER DISCURSO
Vamos a considerar en esta discusión el primero y segundo discursos:
La ocasión es grande y abrumadora. El orador va a morir pronto, como al fin de un mes, y, sin embargo, el anciano se ve con el vigor de la juventud. No muere por el decaimiento de sus poderes físicos o mentales, sino sencillamente porque Dios va a tomarlo. Y había llevado a este pueblo en su corazón ochenta años y, de hecho, los ha conducido durante cuarenta años llenos de acontecimientos; ha sufrido indeciblemente por su amor hacia ellos, y ahora se siente agobiado por el espíritu de la profecía que revela a su vista penetrante el futuro desastroso del pueblo por miles de años, iluminando temporalmente el advenimiento del Profeta, como él mismo, pero infinitamente más grande, y, por fin, la perspectiva de su restauración final. Comienza refiriéndose a Horeb donde entraron en el pacto con Dios, y donde él mismo se sentó con los jefes de las tribus, de miles, de centenares, de decenas, para oír todas las causas menores, apelando a él solamente en los grandes negocios. Las cualidades de estos jueces se manifiestan en Éxodo 18:21, y "Eran hombres hábiles, temerosos de Dios, hombres de verdad que aborrecen la avaricia," y estuvieron. Aquí, como "hombres sabios, bien conocidos, jefes de las tribus, llenos de entendimiento." Repite su encargo original a estos jueces: debían juzgar todos los pleitos con justicia, debían ser imparciales; no debían temer el rostro del hombre, debían acordarse que el juicio es de Dios. El objeto de la referencia es el de mostrar que partieron de Sinaí bien organizados y habilitados; partieron de allí en número más que las estrellas mostradas a Abraham mientras su caudillo oraba, "Jehová, el Dios de vuestros padres, os haga más numerosos mil veces de lo que sois y os bendiga, según os ha prometido."
Partieron de allí por el mandato de Dios de que fuesen inmediatamente a posesionarse de su tierra por tanto tiempo prometida. Pero, a causa de sus pecados gastaron treinta y siete días en llegar a Cades barnea y entonces de nuevo oyeron sonar en sus oídos, como antes, la voz del Señor diciéndoles: "Venid y posesionaos de la tierra;" de nuevo sufren una dilación de cuarenta días esperando el informe de los espías, y después de este informe y una terrible violación del pacto tuvieron que padecer otros treinta y ocho años de cansadas peregrinaciones. Después, cuando de nuevo se reunieron en Cades barnea, volvieron a pecar y también hicieron pecar a Moisés, excluyéndole así de la tierra prometida. Enseguida, por desconfianza en Dios, por temor al hombre, por presunción hacia Dios, por la concupiscencia de la carne, habían dejado por completo de entrar en la tierra. Además de esto habían mentido atribuyendo su actitud de rebelión al cuidado que como padres tenían de sus hijos, lo cual Dios reprendió mostrándoles que podía conducir a aquellos niños impotentes a la Tierra Prometida sin perder ni uno sólo, mientras los huesos de los padres se emblanquecieran en el desierto. Y ahora, no obstante que estaban de nuevo en Cades barnea, cuando para entrar no tendrían que hacer más que pasar una línea trazada en la arena, tenían que volverse hacia el mar Rojo, y, por una marcha larga, cansada y tortuosa, acercarse al país por el otro lado; habrían de seguir un camino que tenía que rodear el monte Seir, y Edom. Moab y Ammón y que los metería en un conflicto terrible con Sehón, rey de los amorreos, Og rey de Basán, y todas las huestes de Madián. Aquella marcha tortuosa fue señalada por grandes pecados y hecha memorable por grandes libramientos. Aarón murió en el monte Hor. Moisés está para morir sin pasar a la Tierra Prometida.
Habiendo recordado así brevemente la legislación, este discurso hace que esta revista sea la base de su exhortación por vía de aplicación. Aprended vosotros predicadores, por este modelo cómo avivar el arte perdido de la exhortación. Antes era la costumbre reconocer que había hombres llamados a exhortar aunque no podían predicar. No podían predicar un sermón pero podían sentarse a escuchar mientras exponía el predicador y después podían conmover mucho al pueblo con su exhortación. He oído a hombres muy ignorantes en cuanto a libros que podían hacer brillar las estrellas con sus exhortaciones. El Dr. Burleson predicó un sermón en Huntsville y cuando acabó J. W. D. Greath se levantó y comenzó golpeándose la pierna, cuyos golpes podían haberse oído desde la distancia de setenta y cinco metros. Dijo. "El espíritu de Dios está aquí y el diablo está luchando mucho." Centenares del pueblo fueron convertidos y el más grande de ellos fue Sam Houston. Un muchacho negro que estaba afuera, fue convencido de pecado y entró y se adelantó hasta cerca del púlpito, no entendiendo sino sintiendo el poder de Dios, se arrodilló a los pies de Sam Houston diciendo, "Mi amo Houston, sálvame." Sam Houston dijo al muchacho, "Suplica al predicador. Yo mismo soy un pobre pecador perdido." Tuvimos al Diácono Prewett; nunca predicaba, pero el juez Baylor nunca tuvo un avivamiento sin suplicar al hermano Prewett que le ayudara. Siempre quería que exhortara después de su predicación. Moisés resolvió exhortar a este pueblo, y con el fin de exhortarlos, hace esta revista. Siguen olvidando los tiempos de exhortación. Los puntos son los siguientes:
(I) Oíd la palabra de Dios y obedecedla.
(2) No añadáis a su ley ni la disminuyáis. "El cielo y la tierra," dice nuestro Señor, "pasarán, mas mi palabra no pasará."
(3) Sed amonestados por vuestra propia historia. La historia enseña lecciones e impone obligaciones. Los predicadores especialmente debemos estudiar la historia con el fin de entender cómo Dios gobierna las naciones y el camino de su providencia.
(4) A vista de su impresión en las otras naciones la obediencia será vuestra mayor sabiduría. Haciendo esto ellas reconocerán nuestras relaciones con Jehová y se admirarán de vuestra prosperidad y temerán vuestro poder.
(5) No os olvidéis. Enseñad esta ley diligentemente a vuestros hijos.
(6) Acordaos que vosotros mismos y vuestra nación oísteis la terrible voz de Dios mismo cuando pronunció vuestro Decálogo y que tenéis su copia Autógrafa conservada como testimonio.
(7) Acordaos de que cuando oísteis su voz no visteis semejanza alguna de él y cuidaos de no hacer ninguna semejanza de cosa alguna que esté arriba en el cielo, o abajo en la tierra; no os postréis para adorarlas. Debemos todos hacernos" Iconoclastas," quebrantadores de imágenes. "Icon," la imagen; "Iconoclast," el quebrantados de imágenes.
(8) Acordaos de que Jehová es un Dios celoso y que no puede permitir el pecado, y estad seguros de que él verá vuestros pecados. No os hagáis tan dulcemente sentimentales que lleguéis a pensar que es descortés decir la palabra "infierno."
Acordaos de las terribles palabras de nuestro Señor, quien era más grande que Moisés, como dijo, "Temed a aquel que tiene poder para destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno" que dijo, "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles." De modo que esta es, pues, la primera exhortación de Moisés.

SEGUNDO DISCURSO PARTE 1
La escritura de esta parte es el capítulo 4:44, hasta el fin del capítulo 11. Como el primer discurso, el segundo tiene una introducción dando el tiempo, el lugar y las circunstancias en que se hizo. El párrafo final del capítulo 4 da está introducción en los versículos 44 49. No hay nada en ella que necesite un comentario adicional con excepción del hecho de que señala un indeterminado intervalo entre los dos discursos.
Esta primera parte del discurso consiste de una revista de todo el Decálogo, manifestado de una manera retórica informal, sin procurar citar verbalmente; de una exposición de la primera tabla, esto es, los cuatro mandamientos que enseñan nuestra relación a Dios, y en seguida, una exhortación ferviente a manera de aplicación. Notad las diferencias verbales entre esta recitación informal del Decálogo por Moisés y su registro en Éxodo tal como fue dicho en las mismas palabras de Jehová, y escritos por él en tablas de piedra. Leed en la Versión Moderna de Éxodo 20:2 17, y enseguida leed los mandamientos correspondientes en la misma versión en Deuteronomio 5:6 21. Habéis de considerar la forma de Éxodo como el verdadero original, y la forma de Deuteronomio como un resumen de la sustancia por un orador público, y notad que Deuteronomio 5:15, no es un esfuerzo para citar el cuarto mandamiento como se dio originalmente, sino que es meramente una exhortación pasajera asignando un motivo adicional para la observancia del día sábado. La clase notará también que los romanistas unieron el primero y el segundo mandamientos de nuestra división, para hacer su primero, y después dividen nuestro décimo para hacer su noveno y décimo mandamientos, Esto no afecta el asunto sino solamente la numeración de las partes.
Os suplico que leáis el Decálogo en Éxodo y Deuteronomio alternativamente, porque los enemigos de la Biblia han dado tanto énfasis al hecho de que no hay un acuerdo verbal exacto, y que han negado la inspiración verbal de las Escrituras. La contestación es que los mandamientos, tal como fueron dados, son el original divino con la misma escritura de Dios. Además, en este caso hay una segunda manifestación inspirada del original en forma retórica. Acordaos del sábado por qué Dios descansó en ese día y porque es profético, en una manera indirecta, del sábado del Nuevo Testamento. Así como Dios descansó de la creación después de haber acabado su obra y el día conmemoraba el hecho, así Jesús, habiendo efectuado la grande redención (de modo que el sábado judaico está clavado ala cruz de Cristo), descansó de su obra y queda aún un sabatismo para el pueblo de Dios. Jesús entró en este descanso, como Dios entró en el suyo.
Aquí me detengo para encomiar, primero, la exposición del Decálogo en la Confesión de Fe de los presbiterianos. Esta exposición catequística ha sido enseñada a más niños tal vez que ningunos otros en el mundo. No dejemos de alabar a los presbiterianos por su fidelidad en la instrucción de la familia, y confesemos siempre y lamentemos la delincuencia de los bautistas sobre este punto hasta que nos arrepintamos y obremos mejor. Segundo, tengo placer en recomendar una exposición bautista del Decálogo, que, en mi juicio, es la mejor en toda la literatura. No hace mucho que un hombre venerable que había pronto de pasar a la otra vida, fue ayudado a subir la plataforma en la Convención de los Bautistas del Sur, y recibió la salutación de Chautauqua. Era Jorge Dana Boardman, hijo de famosos misioneros. Es el autor de "University Lectures on the Ten Commandments." Las conferencias fueron dadas en presencia de los estudiantes de la Universidad de Pennsylvania, y el libro fue publicado por la Sociedad Bautista Americana de Publicaciones. Escribid a la Sociedad y comprad este libro y hacedlo una parte permanente de vuestra biblioteca. Estudiadlo cuidadosamente y asimiladlo para que forme parte de vuestra misma vida. Sobre el cuarto mandamiento, tal vez sin ser culpable de inmodestia, os suplico que leáis los tres sermones sobre el sábado en el primer volumen publicado de mis sermones. Mi razón de hablar de estos libros es que Moisés mismo ha de dedicar ahora ocho capítulos a una exposición del Decálogo en el discurso que vamos tratando. Notaréis especialmente que Moisés da énfasis al hecho de que el Decálogo era la única parte del pacto hablado por la misma voz de Jehová, y que este autógrafo divino fue archivado en el arca como un testigo eterno. También se hace énfasis al hecho de que ningún otro pueblo había oído la voz de Dios o poseído su Autógrafo. Millares de la generación de jóvenes a quien se dirigió Moisés estuvieron presentes en aquel espantoso día cuando Sinaí humeaba y temblaba y era coronado de fuego. El recio sonido de la trompeta hería sus oídos como ninguna otra trompeta herirá los oídos del hombre hasta el gran día del juicio. Bien se acordarían de su terror cuando desde en medio de los fuegos de Sinaí esta voz tan terrible y penetrante pronunció en tonos de trueno uno tras otro aquellos mandamientos. Ellos mismos se acordaban de cómo rogaron a Moisés no les permitiera oír más aquella voz y suplicaron a Moisés que oyera por ellos como mediador y les repitiera con voz humana las palabras de Dios.
Ya he procurado haceros entender que Deuteronomio es una exposición de la ley en lugar de una promulgación de la misma. El orador y expositor no sólo procura enseñarles que estos mandamientos de Dios son sobremanera anchos, sino que procura mostrar su profundidad y su altura, y aún trata de descubrir su mismo corazón y espíritu.
Este corazón y espíritu los halla en la palabra "amor." "Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno sólo es; Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas." Comprime los primeros cuatro mandamientos en las palabras "Amarás a Jehová," así como más tarde en este libro comprime los últimos tres en: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Cuando Nuestro Señor contesta la pregunta, "¿Cuál es el primer gran mandamiento de la ley?" cita Deuteronomio en su respuesta: "Este es el primer y grande mandamiento, Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón y de toda tu alma y de todo tu entendimiento, y el segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas.
Y como el segundo es imposible sin el primero, bien puede decir un escritor del Nuevo Testamento, "Porque toda la ley se cumple en una sola palabra, es decir, en ésta: Amarás a tu prójimo como a ti mismo." y otro dice, "El amor es el cumplimiento de la ley." O como Pablo, escribiendo a Timoteo, declara su más amplio alcance: "Porque el fin del mandamiento es el amor, procedente de un corazón puro, y de una buena conciencia, y de fe no fingida." Sobre una sola palabra, pues, la más grande del mundo, la palabra AMOR, Moisés explica el Decálogo. Sobre este punto basa su exhortación así:
1. "Y las inculcarás a tus hijos, y hablarás de ellas sentado en tu casa, y andando por el camino y al sentarte y al acostarte, y estarán por frontales entre tus ojos, y las escribirás sobre los postes en tu casa y sobre las puertas." ¡Qué curso de instrucción familiar! ¡Qué tema para conversación familiar! ¡Qué salvaguardia en el hogar, en el portal, en la puerta, junto a la chimenea, en la cama! A1 despertarse en la mañana el judío, la primera cosa que veía era la ley; al pasar la puerta le saludaba; al pasar por el portal, le hablaba; en todo su andar fuera del portal le acompañaba. Gobernaba las palabras de su lengua; se quedaba entre sus ojos para regularizar su vista; moraba en su corazón para regularizar sus emociones; y se quedaba en su mente para prescribir y proscribir el pensamiento, propósito y plan. Su mano de autoridad tocaba la balanza y la vara de medir y restringía dentro de sus límites todos sus negocios. Su fruto, su grano, sus rebaños, y todos sus demás tesoros reconocían su supremacía. Provocaba las preguntas de los niños por sus lecciones objetivas y daba las respuestas a las preguntas.
2. Cuando venga la prosperidad con su plenitud de bendiciones, no os olvidéis de Dios, 6:10 15.
3. Cuando os sobrevengan la adversidad y las pruebas no tentéis a Dios como le tentasteis en Massah, diciendo, "¿Está entre nosotros Dios?" (6:16). Justamente aquí dice el Salmista, "Poco faltó para que resbalaran mis pasos, porque tuve envidia de los soberbios al ver la iniquidad de los inicuos, y dije: Completamente en vano es que yo haya limpiado mi corazón y lavado mis manos en inocencia y rodeado tu altar, Oh Jehová." Con cuánta frecuencia hemos estado amargados de corazón pensando que Dios es nuestro adversario y que nosotros somos el blanco de sus saetas y relámpagos.
4. "Acordaos de que la destrucción de los Cananeos es esencial para que seáis fieles a esta ley. Os corromperán si los perdonareis. No tendréis piedad para ellos, porque han llenado la medida de su iniquidad." Sois el alguacil de Dios para ejecutar su voluntad y no la vuestra. Obedeced su voluntad sin discriminación, tan sin piedad como la pestilencia, el ciclón, el terremoto, o el diluvio. No hagáis pacto con esta nación incorregible y condenada. No os caséis con ellas. No codiciéis ninguna de sus posesiones que están bajo la anatema de Dios. ¡Si tan solo Acán se hubiera acordado de esto para no traer derrota sobre Israel y ruinas sobre su casa!
5. Acordaos de la influencia de esta ley sobre sí:
(a) Cuando los muros se derrumben delante de vosotros y el sol y la luna se detengan para que completéis vuestra victoria, cuidaos de atribuir vuestras victorias a vuestras propias fuerzas.
(b) O vuestros números.
(c) Y especialmente evitad la confianza en la justicia propia. Toda vuestra historia prueba que erais un pueblo rebelde y duro de corazón. No hubo bien en vuestro origen. "Un Siro a punto de perecer fue vuestro padre." En el mar Rojo, en las aguas del Mara, cuando teníais sed, cuando teníais hambre, en todo el desierto y en Cades barnea, por la astucia de Balaam aún hasta ahora habéis pecado y seguís pecando, y aún seguiréis pecando, existiendo como monumentos de gracia y misericordia. ¿Quiénes sois vosotros para que seáis henchidos de vanagloria y orgullo de vuestra propia justicia?
6. Considerad cuán razonables son todos los mandamientos de Jehová: "Y ahora Oh Israel, ¿qué es lo que Jehová tu Dios pide de ti, sino solamente que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos y que le ames, y que sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos que te escribo hoy para provecho tuyo?" (10:12. 13).
Un profeta posterior repitió el pensamiento: "El te ha dicho, Oh hombre, lo que es bueno, y qué es lo que Jehová pide de ti, sino hacer justicia y amar la misericordia y andar humildemente con tu Dios."
7. Finalmente, Bendiciones coronen vuestra obediencia y maldiciones sigan vuestra desobediencia. Es manifestado ante vuestros ojos el alternativo inexorable. Obedeced y vivid; desobedeced y morid. Y vosotros mismos al otro lado, os pararéis sobre montes opuestos mientras esta ley es leída en el valle entre vosotros, y los que estén sobre Gerizim leerán las bendiciones, y los que estén sobre Ebal anunciarán las maldiciones, y en una fuerte voz diréis, "Amén, así sea."
***
IV
SEGUNDO GRAN DISCURSO, PARTE I
Deuteronomio 12:1 26:19.

Esta sección trata de la segunda parte del segundo gran discurso de Moisés, como se halla en los capítulos 12 al 26 inclusivamente, del libro de Deuteronomio. Si habéis leído cuidadosamente esta sección, me será más fácil acentuar en los breves límites de este capítulo los puntos más salientes y más fáciles para que los comprendáis y retengáis. Agrupando materias correlacionadas bajo puntos específicos llegarán a ser manifiestos, la distinción importante entre muchos estatutos y el principio constitucional de que lógicamente se derivan. Una constitución es un documento relativamente breve de grandes principios, pero los estatutos que los desarrollan y los aumentan llegan a ser una biblioteca, que se aumenta de continuo, al paso que nuevas condiciones exigen nuevas manifestaciones y aplicaciones.
También debéis notar que mientras una discusión presenta en su orden muchos estatutos, necesariamente omite mucho de la homilética de cada estatuto especial. Cada una de ellas puede usarse como un texto para un sermón provechoso. En verdad estos quince capítulos constituyen una mina de oro de textos para el predicador estudioso.
En primer lugar, debe notarse que Moisés está hablando aquí a todo el pueblo como una unidad nacional en la Tierra Prometida que están para ocupar. Les presenta cuidadosamente el ideal nacional de un pueblo que pertenece a Jehová, separado de otras naciones y dedicado a una misión especial. Porque, dirigiéndose a todo el pueblo, recuerda la historia y la ley en Génesis, Éxodo, y Números mucho más particularmente que la legislación de Levítico que se relaciona en su mayor parte a los deberes oficiales de una sola tribu.
En segundo lugar, cuando habla de la tribu de Leví en Deuteronomio, la trata como una parte de la nación antes que tratar de sus deberes específicos como sacerdotes y levitas. A causa de esto, Deuteronomio es llamado el código del pueblo y levítico el código de los sacerdotes. Este hecho nos ayudará mucho a entender los del diezmo en comparación con el diezmo en los libros precedentes. Notad cuidadosamente este punto. Aunque es difícil clasificar una tan grande multitud de tópicos y leyes, podemos, con provecho, agrupar toda la sección bajo los siguientes puntos:

I. La Unidad en el Lugar del Culto Nacional, 12:5.
En la historia de su peregrinación, la nube y el arca moviéndose de lugar en lugar según las demandas del viaje, designaban día tras día el lugar central de culto. Pero aquí el pueblo es amonestado de que cuando conquisten una tierra y lleguen a ser un pueblo establecido, Dios mismo señalará una localidad fija, como el centro de su unidad nacional y un lugar permanente del culto nacional. Cuando lleguemos a estudiar Josué, jueces, Ruth y 1 de Samuel, no hallaremos sino un lugar central temporáneo, y a veces más de uno al mismo tiempo, porque la tierra no estaba conquistada aún en su totalidad ni el pueblo estaba todavía bien establecido; pero en el tiempo de David se cumple todo lo prescrito acerca del lugar central de culto. Jerusalén es el lugar escogido desde entonces en su historia hasta que venga Jesús, aquel profeta semejante a Moisés, que viene y dice a la mujer de Samaria, "Créeme, que viene tiempo que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos; porque la salvación procede de los judíos. Tiempo empero viene, y ahora es en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad." A este lugar que será el lugar céntrico de culto, deben venir las tribus tres veces al año en reunión nacional para guardar las grandes fiestas de la Pascua, Pentecostés y tabernáculos. Como nación debían guardar el gran día de la Expiación. En esta relación obsérvese especialmente que el diezmo de Deuteronomio, a que hemos hecho referencia antes, no es el primer diezmo de los otros libros, que era la herencia de Dios y dedicado al sostenimiento general de las grandes fiestas, en que por cierto los levitas participaron como una parte del pueblo. Por esto la parte que de este diezmo tenían los levitas no corresponde a su derecho ala totalidad del primer diezmo y por lo cual, la provisión del tercer año en Deuteronomio para los pobres no es semejante a ninguna provisión del primer diezmo. Si tenéis fijo en la mente este punto, podéis contestar aún de las objeciones más serias que se ha presentado contra Deuteronomio, esto es, que contradice, en cuanto a los diezmos, lo que se había dicho previamente en otros libros.
El efecto maravilloso de este lugar único y fijo de culto, y de estas grandes fiestas, sobre la unidad nacional, sobre la conservación de un culto puro, se ve en toda su historia subsiguiente y llega a ser el tema de cánticos, y elegías. Cuando lleguemos a estudiar los Salmos y las Lamentaciones de Jeremías, encontraremos referencias a este lugar céntrico de culto. Es a la luz de esta ley que descubrimos el pecado en la emigración posterior de los danitas y en su acto de establecer un nuevo lugar de culto (Jueces 18, particularmente versos 27 31) el pecado de Jeroboam (1 de Reyes 12:26 33); el pecado de los samaritanos después, y el pecado de erigir un templo en Egipto. Para la historia del templo samaritano véase Josefo, "Antiquities" (Antigüedades), Libro 11, Capítulo 8, y para la historia del templo egipcio véase "Antigüedades," Libro 13, Capítulo 3, que mal interpreta Isaías 21:19.

II. Unidad en el Objeto del Culto.
El segundo pensamiento en el discurso, la unidad en cuanto al objeto de culto, el culto exclusivo de Jehová. Bajo este punto la sección prescribe la pena de muerte en los siguientes casos:
1. El profeta falso, el cual, por más que esté atestiguado por señales y maravillas, procurare desviar al pueblo al culto de otro dios.
2. Cualquier miembro de una familia, por más cercano que fuese el parentesco o por más arpado que fuese, que procurare persuadir al resto de la familia a que deje el culto de Jehová para adorar a otro dios, aquel miembro de la familia tendrá que morir.
3. Cualquiera ciudad que, como una municipalidad se desviara a otro culto, debía ser puesta bajo anatema y destruida completamente. Si habéis estudiado mucho la literatura clásica, habréis notado cómo cada ciudad hace énfasis al culto de alguna divinidad patrona, como Minerva en Atenas, Diana en la ciudad de Efeso y Venus en Corinto. Pues bien, esta ley enseña que cualquiera ciudad, en su vida municipal, que se vuelva del culto de Jehová para adorar a un dios falso por alguna ventaja local, debe ser raída del mapa. El principio fundamental es de inmensa importancia en nuestro tiempo. Las ciudades son tentadas de continuo a sacrificar sus más importantes intereses espirituales y morales a fin de promover sus intereses materiales. De modo que en sus ferias anuales que traen ventajas locales a los negocios comerciales, pierden de vista a Dios y ponen trabas a lo que es recomendable en estas empresas cargándoles con adiciones, y tienen por enemigo a su lugar nativo, por más que apruebe lo bueno, si protesta contra el mal. Véanselos ejemplos e ilustraciones notables en los casos de Filipos y Efeso, Hechos 16 y 19.
4. Para acentuar aún más el hecho de que Jehová es Dios a quien se debe adorar, se decretó la pena de muerte sobre todo nigromante, adivino o brujo que procurara, por modos ilícitos, entender e interpretar el futuro. A Jehová sólo debía venir el pueblo para conocer las cosas secretas. Lo que a él le parecía bien revelar era para ellos y para sus hijos. Pero lo que él negaba comunicar debía quedarse oculto. Toda penetración imprudente en el dominio de la revelación de Dios debía ser reprendida; todo esfuerzo para comunicarse con los muertos, todo sortilegio y adivinaciones eran pecados mortales que debían castigarse con la muerte en todo caso.
5. Todos los que cometieron pecados contra la naturaleza; la naturaleza del asunto me prohíbe especificarlos. Eran violaciones atroces de la dignidad del hombre hecho a la imagen de Dios, e indicaban tan poco respeto para Jehová que sólo la pena capital les era adecuada.
6. Todo violador del pacto debía ser muerto. Si alguno sabía que otro había violado el pacto, era su deber investigar el caso y llamar la atención de los magistrados. Hay una referencia a esto en la carta a los Hebreos, donde decía, "Aquel que ha desechado la ley de Moisés por el testimonio de dos o tres testigos muere sin misericordia alguna: ¡de cuánto más severo castigo pensáis que será tenido por digno aquel que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios? (ofensa contra el Padre), y ha estimado como inmunda la sangre del pacto (pecado contra .el Hijo), conque había sido consagrado al servicio de Dios y ha hecho ultraje al Espíritu de Gracia (pecado contra el Espíritu Santo y un pecado imperdonable). (Hebreos 10:28, 29).
7. Para acentuar aún más este pensamiento del culto exclusivo de Jehová: No se permitió tomar nada de otras religiones en materia de llorar los muertos; la ley de Jehová era la única que debía obedecerse. Se prohíbe aquí positivamente la costumbre de cortarse y desfigurarse durante los días de su luto como lo practicaban las otras religiones.
Me detengo aquí para observar que fue una gran lástima que tan poco después de los tiempos apostólicos, en la gran Apostasía predicha por Pablo y que se verificó en el desarrollo de la Iglesia Católica Romana, ésta pidiera prestada las viejas vestiduras de todas las religiones del mundo.

III.Todas las Administraciones de Ley estaban sujetas a Jehová.
Sea que fuera ley ceremonial, ley moral, o civil y criminal, toda administración de ley estaba sujeta a Jehová. El gobierno era una teocracia pura y sencilla; ya fuese que se quedara como república o llegara a ser un reino, como fue en los días de Saúl, era una teocracia, Dios era el único y verdadero rey y él mismo gobernaba a todos los oficiales, ya fueran éstos ejecutivos, judiciales o religiosos.
1. Eran representantes de Jehová y ante todo debían considerar su honor, justicia y misericordia. Este hecho determinaba el carácter y las calificaciones prescritas de todo príncipe, gobernador, anciano, juez, alguacil o escriba. Estos oficiales debían ser hombres temerosos de Dios, que odiaran la avaricia, que fuesen imparciales y que no temieran del rostro de nadie.
2. Al juzgar debían oír con imparcialidad toda la evidencia.
3. No debían condenar sino por testimonio adecuado.
4. Se necesitaban dos testigos buenos para probar cualquier punto.
5. Debían justificar a los inocentes y condenar a los culpables, sin considerar edad, sexo, posición social, o posición financiera. La justicia exacta debía administrarse a todos.
6. La decisión, después de ser pronunciada, debía ejecutarse pronto.
7. Si el caso les era demasiado difícil debían apelar a Jehová y no a ningún otro para tener luz, Se hacía una provisión por la cual Jehová daría la recta respuesta en todo caso de apelación. ¡Qué lástima que no tengamos hoy esta especie de supremo tribunal!
8. La dirección de todas sus guerras debía hacerse conforme a las leyes prescritas por Jehová. No debían declarar guerra contra ninguna nación sino por mandato de él. Su historia posterior contiene muchos ejemplos de este hecho de referir la declaración de guerra a Jehová, y contiene muchos casos en que les sobrevino el desastre cuando hicieran guerra por su propia sabiduría y fuerza. Las reglamentaciones respecto de la guerra cubrían todos los puntos materiales, tales como las medidas higiénicas en el campamento, tratamiento de los prisioneros, dirección de sitios, y cuidado de los árboles frutales durante el sitio de una ciudad. El jactancioso progreso de la civilización moderna no alcanza, ni con mucho al código Mosaico en mitigar los padecimientos de la guerra. Un gran general de nuestra guerra civil dijo en vista de su propia práctica para conducirla, "La guerra es el infierno."
9. A causa de esta subordinación a Jehová, nótese el notable párrafo 21:1 9, tocante a la responsabilidad cívica en el caso de asesinato cuando no se conoce el ofensor. En mi discurso sobre la prohibición en la última lucha a favor de la prohibición en Waco, usé este párrafo como el principio sobre el cual se basa la prohibición. Buscando el pasaje en la Biblia y estudiándolo, se notará que el caso es este: Se halla un hombre asesinado y no se sabe quién le ha matado. Se determina midiendo cuál es la ciudad más cercana al lugar y tiene que librarse de la responsabilidad del crimen. Los oficiales municipales de aquella ciudad deben venir a presencia de aquel cuerpo muerto, levantar sus manos delante de Dios y jurar que son inocentes de la sangre. En mi discurso recordé el caso del abogado del Condado de Tarrant que fue asesinado en las calles de Fort Worth, habiendo muerto también el asesino: nadie podía ser tenido como directamente responsable del asesinato. Dije, "Supongamos que el Mayor o el consejo de la Ciudad y todos los demás oficiales municipales, hubieran sido mandados a poner sus manos sobre aquel cadáver y jurar que ninguna negligencia de parte de ellos era responsable por aquel asesinato. No habrían podido prestar juramento. Cada uno de ellos habría sido convencido de pecado, porque eran responsables de las condiciones que no sólo hicieron posible aquel asesinato particular, sino que hicieron que el asesinato en algunos casos fuese cierto."
10. Los numerosos estatutos acerca de las caridades, la misericordia y la humanidad constriñen al pueblo a imitar a Jehová mismo en su trato con los pobres y los desdichados. En verdad algunas de las más hermosas y patéticas de estas leyes con respecto al trato de los animales inferiores expresan principios que son capaces de ser aplicados en una esfera más amplia y más alta. Ellos reprueban toda crueldad y el infligimiento de todo padecimiento innecesario como aborrecido de Jehová, por ejemplo: "No embozarás al buey que trilla:" y "No cocerás el cabrito en la leche de su misma madre." Una vez en Waco, un joven a quien había conocido cuando era niño me vino trayendo una carta dando a entender que era de su padre, recomendándome a este joven y suplicándome que le ayudara en cuanto pudiera. Cuando vino en seguida y me suplicó que endosara un cheque por $30.00 pesos, lo endorsé. Cuando fue vencido, yo tuve que pagarlo. Escribí al padre y me dijo que su hijo había falsificado la carta, y que no era sino un caso entre muchos. Ese hijo lo había empobrecido. El joven fue arrestado por un caso semejante en Corsicana y enviado a la Penitenciaría. Cuando se sugirió que yo diera testimonio en contra de él, no quise hacerlo a causa de esta escritura, "No cocerás el cabrito en la leche de su misma madre." La única manera en que podía ayudar a condenar a aquel joven sería presentar el testimonio de su padre que probaba que era un falsificador.
11. De la misma manera fueron regularizados todos los negocios, tales como pesas y medidas. Una vez fui a ver a un hombre cuyo nombre no quiero dar, y le pregunté por qué cuando compraba mercancía la pesaba en una balanza y cuando la vendía la pesaba en otra. Dijo: "Ambas están buenas." Yo le contesté: "No señor, usted ha puesto peso en la que usa para vender y el que compra de usted no recibe la justa cantidad." Todas las leyes tocante a negocio, tales como pesas y medidas, las limitaciones puestas a las costumbres de tomar prendas de los deudores, el de retener el sueldo ganado honradamente por los jornaleros, las limitaciones sobre el logro y otras leyes como éstas no son sino expresiones de la misericordia y justicia divinas y tendían a desarrollar a un pueblo justo y honrado, que no se olvidaran de la misericordia.
12. Las leyes sociales acerca del matrimonio, la esclavitud, el poder de padres sobre los hijos, aunque están lejos de expresar plenamente la voluntad de Dios, sin embargo prohíben muchos males comunes en otras naciones. Nuestro Señor mismo explica que a causa de su dureza de corazón y su imperfecto desarrollo tuvieron que hacerse leyes imperfectas. Hasta hacía muy poco el pueblo era esclavo, y les quedaba mucho del espíritu de la esclavitud. No puede negarse que aún los códigos civiles y criminales eran muy superiores a los de otras naciones. La seguridad de la vida humana, la seguridad del hogar, y la seguridad de la familia son maravillosamente protegidas por estas leyes. Y siempre que este código trataba de una mala costumbre, nunca aprobó el mal sino que limitó el poder y el alcance del mal, hasta donde el pueblo inculto podía soportarlo.
13. Las restricciones sobre la entrada al pacto, 23:14., constituyen un párrafo que muy pocos entienden. Estos se aplicaban a prosélitos de otras naciones. El cuerpo político no debía contaminarse por adiciones extranjeras que no podían asimilar fácilmente. Sobre este punto nuestra gran nación está gravemente perturbada por leyes mal estudiadas de naturalización que permiten que la escoria y deshecho de otras naciones sean absorbidas, en nuestra vida nacional, no obstante que peligran tanto la perpetuidad de las instituciones libres y hacen que nuestras grandes ciudades sean sumideros de iniquidad. En una ocasión un orador exclamó, "¡Ojalá que mediara entre nosotros y Europa un océano de fuego!" Parece que la costa del Pacífico también clama: "¡Ojalá que mediara entre nosotros y el oriente un océano de fuego!"
14. La idea de Jehová como gobernador aparece también enfáticamente en el párrafo 26:1 11, donde, por medio de un canasto de los primeros frutos, los israelitas debían confesar que Dios poseía absolutamente todos sus productos y su propio origen indigno.
El discurso concluye con este resultado general: "Has declarado solemnemente hoy que Jehová es Dios tuyo, y que andarás en sus caminos y guardarás sus estatutos y sus mandamientos y sus leyes, y que escucharás su voz. Y Jehová ha declarado solemnemente hoy que tú eres pueblo suyo de exclusiva posesión, como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos, etc."
***
V
TERCERO, CUARTO Y QUINTO DISCURSOS
Deuteronomio 27:1 31:13.

Es costumbre dividir las palabras de Moisés en Deuteronomio en tres discursos, un cántico y una bendición, pero esta división no es exacta. Su tercer discurso se halla en los capítulos 27, 28. Un cuarto discurso distinto con su introducción está referido en los capítulos 29, 30. Un quinto discurso distinto en cuanto a su introducción y materia se halla en el capítulo 31, que no cubre sino trece versículos. De modo que hay al menos cinco discursos distintos, además del cántico y la bendición, cada uno con una introducción histórica apropiada. Vamos a considerar en esta discusión los discursos tercero, cuarto y quinto.
Este discurso, en primer lugar, dispuso una renovación y ratificación muy elaborada e impresiva del pacto cuando Israel hubiera entrado en la Tierra Prometida, y concluye con una exhortación muy ferviente a la obediencia, incluyendo una profecía notable y de mucho alcance de las maldiciones que ciertamente seguirán la desobediencia. Las partes de este tercer discurso son muy distintas:
1. Asociando consigo los ancianos de Israel, manda que, habiendo entrado en la Tierra Prometida, sean erigidos sobre el monte Ebal piedras monumentales revocadas con cal y claramente escritas sobre ellas todas las leyes del pacto, como un memorial perpetuo y como testigo de la posesión de la tierra por el poder y la gracia de Jehová, con la condición los términos del pacto. ¡Qué biblioteca perdurable de piedra! ¡Qué testigo de las condiciones de su posesión de la tierra!
2. La erección de un altar según el modelo dado en el pacto original de Sinaí (Éxodo 20:24 26) y el sacrificio sobre él de holocaustos conforme fue mandado originalmente, renovando así la ratificación del pacto.
3. El sacrificio de ofrendas pacíficas seguido de una fiesta gozosa de comunión mostrando paz con Jehová (resultando de la sangre del pacto) y su gozo en él.
4. En seguida, asociándose con los sacerdotes y Levitas, hace el anuncio solemne de que son el pueblo de Jehová y que deben obedecerle.
5. Entonces manda a todo el pueblo que en este día deben reunirse en dos grandes divisiones, estando seis tribus en Gerizim y seis en Ebal, preparadas para repetir, siguiendo a los levitas, las bendiciones y maldiciones en responsos de la ley.
6. Manda que en este gran día los levitas se paren en el valle entre los dos montes y pronuncien solemnemente doce bendiciones, y doce maldiciones, siendo las primeras once de cada lista de estatutos especiales ejemplares de toda la ley, y tocando la duodécima de cada lista, a la ley entera como una unidad. Que cuando cada maldición sobre la desobediencia fuese pronunciada por los levitas, las seis tribus sobre Ebal la repetirían, y cuando la bendición alternativa sobre la obediencia fuera pronunciada, las otras seis tribus sobre Gerizim la repetirían, y cuando la duodécima bendición y maldición que se aplican a todo el pacto fuesen repetidas, entonces todas las tribus en ambos montes dirían en un coro recio y unido, "Amén." Hallaremos en Josué cómo todas estas direcciones se hicieron históricas. La historia del mundo no tiene paralelo en solemnidad y sublimidad con esta gran transacción como fue concebida aquí y cumplida posteriormente, en el capítulo veintisiete.
El capítulo 28 se dedica a exhortaciones basadas sobre estas direcciones y profecías. Es difícil hacer un resumen de esta terrible exhortación, pero con provecho podemos acentuar estos siguientes puntos de ella:
1. Si guardáis este pacto seréis bendecidos en posición nacional y para con Dios. Jehová será vuestro Dios y vosotros seréis la cabeza y no la cola; estaréis arriba y no abajo. Jehová herirá todos vuestros enemigos. Viniendo en contra de vosotros por un camino huirán por siete caminos. Todas las naciones verán que sois llamados del nombre de Jehová y temerán. Jehová os establecerá como un pueblo santo para sí mismo.
2. Si guardareis este pacto seréis bendecidos en todos los lugares: en la ciudad, en el campo, en el hogar, en la bodega y en la cocina.
3. Seréis benditos en todo: en hijos, en cosechas, en ganados, en viñas, en las estaciones, y en los negocios "prestando a otros pero no pidiendo prestado," en salud, en vuestras salidas y vuestras entradas, y especialmente en paz de ánimo, y mente y gozo de corazón.
Pero si desobedeciereis este pacto y lo quebrantareis, todos estos grupos de bendiciones serán trocados en sus opuestas
1. Perderéis vuestra exaltada posición entre las naciones, y para con Dios. Seréis desechados por Dios; seréis la cola de todas las naciones y no la cabeza. Seréis vencidos en guerras; huiréis en toda batalla; seréis dispersados por siete caminos aunque hubiereis entrado por uno. Se ve que esta maldición es nacional, justamente como era nacional la bendición.
2. Seréis malditos en todas las cosas: en hijos, en cosechas, en ganados, en viñas, guerras, en salidas, entradas, y especialmente seréis malditos en mente y corazón. No tendréis ni paz de ánimo ni gozo de corazón. Aquí está la maldición de mente y corazón; nunca en mi vida he leído cosa más terrible:
"Y entre aquellas naciones no tendrás reposo, ni habrá descanso para la planta de tu pie; pues allí te dará Jehová corazón tembloroso, y desfallecimiento de ojos, y languidez de espíritu. Y tu vida estará a tu vista como colgada de un hilo; pues te espantarás de noche y de día, y nunca tendrás seguridad de tu vida. Por la mañana dirás: '¡Ojalá que fuera la tarde!' y por la tarde dirás: '¡Ojalá fuera la mañana!' por el susto de tu corazón conque te asustarás, y a causa de lo que con tus mismos ojos verás" (Deuteronomio 28:65 67).
Nótese particularmente el terrible cuadro de su desastre cuando sean sitiados por enemigos, como se manifiesta en los versículos 49 57 tan literalmente cumplidos cuando Jerusalén fue sitiada por Tito en 70 d. de C., sitio descrito de una manera tan horrible por Josefo. La profecía concluye con una reversión de su libramiento de Egipto puesto que como cautivos serán devueltos allí en navíos para llegar a ser de nuevo una nación de esclavos en Egipto. Esta vuelta a la esclavitud en Egipto la hallaremos cumplida en los últimos días de Jeremías. Su libro de Lamentaciones es un comentario sobre una parte de esta profecía. ¡Pobre hombre! él mismo fue llevado allí, y murió allí al tiempo de la caída de la monarquía judaica.
El cuarto discurso está contenido en los capítulos 29, 30, según nuestras divisiones en capítulos. La ocasión de este discurso, como es manifestado en el versículo introductorio, es una renovación especial del pacto de Sinaí por juramento, pero no está seguido por una ratificación por medio de sacrificio. El discurso vuelve a recitar su milagroso libramiento de Egipto por medio de señales y maravillas, su providencia misericordiosa en suplir milagrosamente todas sus necesidades en todas sus peregrinaciones, aunque no tenían ojos para ver ni corazón para apreciar. Estas bendiciones eran luz de noche y sombras de día, dirección en sus viajes, agua de la peña, pan del cielo, vestidos y zapatos que no se envejecían ni se gastaban, oráculos para resolver sus perplejidades, el perdón de los pecados por la fe en el ante tipo de los sacrificios, curados cuando envenenados, salud tan milagrosa que no había uno débil en toda la hueste, libramiento en batalla. Y después de recitar acerca de la liberación de Egipto y los milagros providenciales mientras peregrinaban, les dice que todos ellos están delante de Jehová con el fin de renovar el pacto. Nótese particularmente cuán comprensiva es la manifestación de las partes humanas del pacto:
"Estáis hoy todos vosotros en presencia de Jehová vuestro Dios, las cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros magistrados, con todos los hombres de Israel, vuestros niños, vuestras mujeres y el extranjero que está en medio de vuestro campamento, desde tu leñador hasta tu aguador; para que entres en el pacto de Jehová tu Dios y en el juramento que Jehová tu Dios celebra hoy contigo a fin de confirmarte hoy por pueblo suyo, y para que él sea tu Dios, como te ha prometido, y como él ha jurado a tus padres, a Abraham, Isaac y Jacob. Y no solamente con vosotros hago este pacto y este juramento, etc."
Ancianos, tribus, oficiales, hombres, mujeres, niños, extranjeros, y esclavos y sus hijos hasta la última generación, todos como una nación y unidad, y tocando todo a cada individuo, son obligados por este pacto. Ahora, después de hacer esta declaración del pacto, comienza su exhortación: 1. Amonesta contra toda raíz o germen de amargura (versículo 18). ¡Cuán radical es la ley! No espera para condenar el tallo, o las ramas, o las flores, o el fruto, sino que hiere la raíz escondida de la vista. De este modo nuestro Salvador interpreta la ley condenando la fuente del corazón de donde fluyen todas las corrientes de blasfemia, asesinato, adulterio y otros actos abiertos. Y así el hombre sabio dijo, "Más que toda cosa guardada guarda tu corazón, porque de él fluyen las corrientes de la vida." Y así la carta a los Hebreos cita este mismo pasaje (12:15). "Mirando solícitamente que ninguno quede privado de la Gracia de Dios; que no brote ninguna raíz de amargura, y os perturbe, y por medio de ella muchos sean contaminados."
2. El segundo punto en su discurso es la amonestación contra la vana confianza de seguridad cuando hubieren quebrantado la ley. Describe a un hombre o a una mujer diciendo en confianza a su corazón: "A mí va bien no obstante que quebranté la ley," con aquella vana confianza de seguridad no obstante de haber quebrantado la ley; y luego sigue mostrando de que no hay cosa tan cierta debajo del cielo como ésta de que Jehová vio aquella violación del pacto y la castigará.
3. Predice que otras naciones en tiempos futuros, viendo la espantosa desolación de su tierra que antes era tan hermosa, la tendrán como tierra maldita de Dios a causa de los pecados del pueblo de Israel. Es exactamente lo que diríais si fuerais allí para ver el país. Os admiraría de que semejante tierra fuese descrita alguna vez como fluyendo leche y miel; no podríais entender cómo semejante tierra fue antes tan bella y tan fértil como ha sido descrita. La veríais bajo una maldición.
4. Los amonesta que mientras algunas cosas sean ocultas e inescrutables por pertenecer sólo a Dios, las cosas reveladas tocantes tanto a las bendiciones como a las maldiciones pertenecen a ellos y a sus hijos. Todo cuanto revela Dios, merece estudiarse; lo que él esconde, dejadlo.
5. En seguida desarrolla bondadosamente esta misericordia de Dios, de que si cuando estén heridos, esparcidos y oprimidos por todas las otras naciones se arrepintieren y volvieren a Dios en aquellas lejanas tierras donde están heridos y esparcidos, Dios los perdonará y los restaurará. Fue esta promesa de restauración la que motivó el párrafo notable en la oración de Salomón en la dedicación del templo (1 de Reyes 8: 33¬40), y animó a los profetas posteriores, como Zacarías, Ezequiel y Daniel en los días del destierro, y más tarde los apóstoles, como Pablo en su discusión, Romanos 11, acerca de la restauración de los judíos.
6. Entonces les asegura de que la obediencia a esta ley ni es demasiado difícil ni está lejos, sino muy cercana a ellos. Pero triste es decirlo, que era demasiado difícil y estaba demasiado lejos para que fuese obedecida por corazones no renovados por la fe en Cristo. Fue concedido a Pablo, un judío de tiempos posteriores, y el único otro hombre en la historia que era más grande que Moisés, citar este mismo pasaje y mostrar que sólo por fe esta salvación es tan cercana como fácil. (Véase Romanos 10).
Concluye de una manera conmovedora poniendo tanto a tierra como el cielo por testigos de que ese mismo día les ponía delante esta terrible e inexorable alternativa: La vida y el bien andan juntos; la muerte y el mal son indisolubles.
Este discurso que es el último y más corto, se halla en 31:1 13. La primera parte, versículos 1 8, se refiere de un modo conmovedor a su edad, "Y les dijo: yo soy de ciento veinte años'," y a la renuncia de su oficio. El gran caudillo ya no puede salir ni entrar delante de ellos. Pero no debían desesperar ni temer a causa de esto. La causa de Dios no muere cuando mueren sus grandes defensores. Por cierto, Moisés estará ausente, pero Dios mismo será su guía y protector. Y aun un sucesor humano que es Josué ha sido preparado para que fuese su caudillo.
La segunda parte de este discurso ordena que cada séptimo año, el año del libramiento, el día del Gran Sábado de la tierra, un sábado que dura un año, todo el pueblo, hombres, mujeres y niños debían reunirse, y en ese mismo año en que no tenían que hacer labores porque la tierra se quedaba sin labrar, habían de dedicarse a estudiar y entender todo el Pentateuco. A veces me culpan por dedicar tanto tiempo al Pentateuco. Esta es mi defensa. El año del Sábado de la Tierra había de usarse así. Esta obra demanda un año. Feliz el hombre que pueda aprenderla en un año. ¡Qué escuela dominical tenemos aquí, en que hombres, mujeres y niños dedican todo un año al estudio de la ley! Aquí hallamos la idea original de la escuela dominical que no es escuela solamente para los niños. La idea de la escuela dominical es que se reúnan hombres, mujeres y niños para oír y llegar a entender la palabra de Dios. Por un ejemplo del cumplimiento, véase la notable historia en Nehemías 7:1 8.
Pueden darse ilustraciones del tremendo poder de la concentración de mente aun por un mes, por ejemplo, el caso de una escuela de treinta días para el estudio de Geografía, Aritmética, Escritura o Matemáticas. Quisiera sugerir que se dedique un mes del verano al estudio del Pentateuco, Los Evangelios, Las Epístolas de Pablo, La Escatología, Los Profetas, Los Libros Poéticos o la Monarquía.
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IV
EL CANTO, LA ORACION Y LA BENDICION
DE MOISES
Deuteronomio 31:14 33:29: Salmo 90

Este pasaje se halla en el capítulo 31:14 33:29, y en relación con él estudiamos el Salmo 90. El tema de esta sección es el canto de Moisés, su oración, y su bendición.
La introducción da el origen, la razón y el propósito del canto. El origen es Dios; Dios lo mandó y Dios lo inspiró. La razón es que vio la apostasía de Israel. El propósito era que el canto fuese un testigo.
La forma poética y profética de esta Escritura inspirada se adaptaba bien para asegurar el objeto que Dios se proponía. Los cantos del pueblo fueron aprendidos de memoria por el pueblo. Supongo que todo niño israelita aprendió de memoria este cántico, de modo que en los labios de cada niño del pueblo habría una recitación que testificaría en contra de la nación si apostataba de Jehová.
No es mi propósito discutir aquí la oración de Moisés sino quiero decir nuevamente que el Salmo 90 atribuido a Moisés, y con razón, fue escrito poco más o menos en este tiempo. Contrasta la eternidad de Jehová con la vida transitoria de los hombres, y atribuye la vida transitoria del hombre a su pecado. El pecado le hizo la vida corta. El Salmo concluye con la oración de que Dios nos enseñe a contar nuestros días de tal manera que alcancemos un corazón dotado de sabiduría, y de que confirme la obra de nuestras manos sobre nosotros. Es una obra maestra. Os suplico que leáis la exposición de él por Alejandro Maclaren. Aunque no me gusta referiros a la "Biblia de los Expositores" a causa de las partes venenosas de ella, en partes es excelente; la parte que trata de Levítico es espléndida. La parte que trata de Deuteronomio es absolutamente sin valor y los publicadores deberían disculparse ante la raza humana por incluirla.
La bendición es también poética, y profética. Suaviza las partes duras del cántico. Es de más esperanza pero no alcanza tanto del futuro.
Antes de concluir estas observaciones introductorias, es necesario comparar el cántico, el Salmo 90 y la bendición con el cántico previo de Moisés que se encontrará en el libro de Éxodo, y que consideramos al estudiar ese libro, y con el libro de Job, que este autor atribuye a Moisés. Moisés escribió el cántico de Éxodo para conmemorar el libramiento de los hijos de Israel de Faraón y la destrucción de Faraón en el mar Rojo. En el capítulo 15 de Apocalipsis tenemos referencia a este primer cántico de Moisés: "Y vi como si fuese un mar de vidrio revuelto con fuego; y los que habían salido victoriosos de la prueba, de la bestia y de su imagen y del número de su nombre, estaban sobre aquel mar de vidrio teniendo arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés, siervo de Dios y el cántico del Cordero diciendo: “¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso, justos y verdaderos son tus caminos, Oh Rey de los Siglos!”
El mar de vidrio mezclado con fuego era el mar Rojo en un tipo. El mar Rojo se dividió, y presentó muros helados, Israel pasó por en medio de esta cañada sepulcral, y la columna de fuego que los guiaba brillaba sobre los muros de agua y se reflejaba de uno a otro, de modo que se parecía a un mar de vidrio mezclado con fuego. Fueron bautizados en aquel mar y en aquella nube, y como escaparon de esa manera Moisés escribe el cántico del libramiento. En el libro de Apocalipsis, Juan usa aquel pasaje por en medio de aquellos muros congelados mezclados con fuego y el cántico que lo conmemoraba para simbolizar el libramiento de los santos al resistir la opresión de una iglesia apóstata. De modo que tenemos esta clara afirmación de que Moisés es el autor de un cántico que se entonará en el cielo. Es una cosa grande ser el autor de los cantos de una nación aquí en la tierra; es cosa más grande ser el autor de cantos que cantaremos en la tierra de libramiento eterno.
Todos estos cánticos sin iguales muestran que tienen el mismo autor; el cántico del libramiento de Éxodo, el cántico que estamos para estudiar ahora, el Salmo 90, compuesto cerca del mismo tiempo, y la bendición. Estos himnos poéticos y proféticos no tienen superiores en la poesía del mundo. Era grande en la prosa, grande en la historia, era tan grande como cualquier otro sobre quien descansara el aflato como escritor de poesía.
La próxima cosa en la introducción es que se describe a Moisés como habiendo acabado el Pentateuco, incluyendo el cántico, y confiando el libro a los sacerdotes, guardándolo dentro del arca del pacto, a fin de que por todo su futuro fuese un testigo. Al estudiar el libro de 11 de Reyes veremos que el hallazgo en los días de Josías del libro que se había perdido y la lectura de él, trajo una grande reformación entre el pueblo de Judá. Después de que cayó esa monarquía, después de que Judá fue al cautiverio, y después de su vuelta mediante los decretos del rey Persa en los días de Esdras y Nehemías, el mismo Pentateuco, una copia del cual Esdras trajo consigo, se lee a oídos de todo el pueblo, haciéndoles volver a establecer el gobierno de Israel.
Un cántico no es tan susceptible de análisis como lo es un argumento, por lo cual todos los esfuerzos para analizar este cántico dejan de satisfacernos, pero estoy seguro de que estaremos de acuerdo sobre estas cosas:
El cántico comienza invocando al cielo y a la tierra como oyentes. Todo el cielo y toda la tierra harían bien en escuchar, debían escuchar este cántico, tan dulce que podría compararse a la caída de lluvia en tiempo de seca, o al rocío que destila sobre la tierra quemada.
Es evidente el tema del cántico: La fidelidad de Jehová y la infidelidad de Israel. No sólo comienza con una declaración de ese hecho sino que sigue desarrollando el pensamiento de lo que hizo Jehová para probar que era fiel, y lo que hizo Israel para probar que era infiel.
Hay dos ilustraciones en ese cántico que necesitan estudiarse por un conferencista público. Nueve veces en el cántico Jehová es comparado con una roca, que indica estabilidad, el hecho que es el lugar de refugio. El águila sobre la cresta de la montaña, deseando enseñar a volar a sus chicuelos, esparce los palos de su nido y empuje a los pajaritos sobre el precipicio, y estos gritando parecen caerse a su destrucción, pero ella se precipita debajo de ellos y los toma en sus alas y parte en su rápido vuelo; luego desciende debajo de ellos dejándolos volver a caer. Pronto aprenden a volar y tienen mucho orgullo en hacerlo. Esta ilustración se emplea para mostrar cómo Jehová ha llevado sobre sus alas a este pueblo tan propenso a caer. Ambas ilustraciones son muy bellas.
Este cántico muestra el carácter de Jehová en su severidad, en su santidad, en su justicia, en su fidelidad y en su misericordia. El cántico también manifiesta el carácter del pueblo como fatuo, perverso, ingrato, débil y rebelde. En seguida el cántico presenta evidencias para probar estas declaraciones de distinción entre el carácter de Jehová y el carácter de su pueblo. Nos dice lo que hizo Jehová y lo que ellos hicieron.
Jehová, cuando dividió las naciones en la antigüedad, poco después de los días de Noé, como aprendimos cuando estudiamos el Génesis, al tiempo cuando dividió las naciones de la tierra, señaló Palestina, la cual nosotros llamamos la Tierra Santa a su pueblo previsto.
Era su propósito en ese tiempo que tuvieran este territorio. Todavía no existían sino sus progenitores, y Abraham, su progenitor directo todavía no nacía, pero aun entonces Dios, que era dueño de toda la tierra escogió aquella orilla oriental y estratégica del mar Mediterráneo que unía Mesopotamia con sus grandes ciudades, Babilonia y Nínive, con Egipto. Los caminos entre las naciones septentrionales y meridionales pasaban por ella, así como los del comercio y de las caravanas que pasaban del oriente al occidente. Era el mejor lugar en el mundo en donde plantar una nación que había de enseñar la religión a todas las naciones.
El cántico dice cómo los halló, refiriéndose a su historia en Éxodo. Números y Deuteronomio: eran un pueblo desolado en un terrible desierto, completamente impotente y así como un águila levanta a sus polluelos, los alzó y los llevó con seguridad hasta el lugar donde está siendo entonado ahora este cántico. Entonces hizo que esa nación fuese su herencia, tomando a Jacob como su porción. Escogió una línea especial desde Adán, Set, Noé, Sem, Abraham, Isaac, Jacob, los doce patriarcas y dijo, "Este pueblo será mi porción, mi herencia y los usaré para llevar a cabo mis propósitos para la salvación del mundo." Miraba esta nación como la niña de sus ojos. Fue tan sensitivo con referencia a ellos como lo es el ojo a un toque desagradable.
Finalmente, este cántico que es profético y mira el futuro como si fuera presente, declara que les entrega la tierra y los bendice tanto que está fuera del poder de las palabras el expresarlo. El cántico nos dice lo que hicieron ellos:
"Mas engordóse Jesurún y dio coces." Un proverbio muy expresivo. Hemos visto un caballo pobre, medio muerto del cansancio del trabajo que podíamos tomar y conducir por la crin, sin rienda. Pero cuando se alimenta y se cuida y se cepilla, de modo que engorda, al momento que descuidemos da coces. La vida abundante en él aborrece e) refrenamiento. Esta ilustración muestra lo que hizo el pueblo. Su prosperidad bajo el buen trato llegó a ser la ocasión para la rebelión.
Sacrificaron a ídolos, cosas que no eran nada, y sacrificaron a demonios que eran los autores de esta idolatría. Bien. Habiendo contrastado lo que él hizo con lo que ellos hicieron, el cántico, mirando todavía el lejano futuro, dice lo que hará; Puesto que le han provocado a celos él escogerá a un pueblo que hasta ahora no ha sido su pueblo. En otras palabras aquí está una intimación clara de las cosas cumplidas en los días del Nuevo Testamento, esto es: El reino del cielo es quitado de los judíos y dado a un pueblo que dará los frutos de justicia.
El cántico nos dice que hará expiación por la tierra, prediciendo el tiempo cuándo el ante tipo de sus sacrificios en la persona del verdadero Cordero de Dios, hará la gran expiación por el pecado. El cántico dice también que ellos, a causa de su pecado, refiriéndose, por supuesto, a su pecado contra esta expiación, serán dispersados entre todas las naciones y allí tendrán que sufrir espantosamente por muchísimo tiempo.
Habiendo mostrado así lo que hará, ahora revela en el cántico lo que será su misericordia en los postrimeros días; que viene un tiempo en que se compadecerá de este pobre y oprimido pueblo, y derramará sobre ellos la gracia de la suplicación, y cuando arrepentidos miren a aquel a quien han herido, él los perdonará.
El último gran pensamiento es semejante al de Pablo en Romanos 11, esto es: Si el desechamiento de los hijos de Israel fue vida para el mundo gentil, ¿qué será la restauración de ellos, sino vida de entre los muertos? Si su caída trajo gozo a otras naciones, ¿cuánto más traerá su restauración gozo a otras naciones? Y así este cántico exhorta a todas las naciones a regocijarse cuando su pueblo sea perdonado y restaurado.
Bendición, Deuteronomio 33. Aquí debéis comparar nuestro texto con el capítulo cuarenta y nueve de Génesis y también con el capítulo 7 de Apocalipsis. En Génesis 49, Jacob, el anciano patriarca moribundo, mandó que comparecieran sus hijos delante de él y pronunció una bendición sobre cada uno de ellos. Y en el capítulo 7 de Apocalipsis se mencionan los 144.000 redimidos por el poder del evangelio de las doce tribus de Israel. Cuando miramos estas listas como están dadas en Génesis 49, Deuteronomio 33, y Apocalipsis 7, hallamos que el orden en que se mencionan los nombres no es el mismo. En Génesis, Jacob los bendice en este orden: Rubén. Simeón. Leví, Judá, Zabulón. Isacar, Dan, Gad. Asen Neftalí. José, y Benjamín. Moisés los bendice en este orden: Rubén, Judá, Leví, Benjamín, José, Zabulón. Isacar, Gad. Dan. Neftalí y Aser. Omite Simeón. En Apocalipsis el orden es como sigue: Judá. Rubén, Aser, Neftalí, Manasés, Simeón, Leví, Isacar. Zabulón, José; (que es Efraim) y Benjamín omitiendo Dan.
¿Por qué omite Moisés a Simeón? Acordaos de que cuando se sometieron a los consejos seductivos de Balaam, Zimri, de la tribu de Simeón cometió el pecado presuntuoso que fue castigado por Phinees. Puede ser que todas las 24,000 personas que perecieron en aquella plaga serían de la tribu de Simeón, que también pueda dar cuenta del hecho de que esta tribu, que según el primer censo llegó al número de 59,300, no tenía según el segundo censo, que siguió inmediatamente, sino 22,000. Digo que puede ser que el pecado de Zimri moviera a Moisés a omitir a Simeón.
Pero os daré una razón mucho más probable. En la división de la tierra entre las tribus, Simeón no recibió territorio especial, y como Moisés está pensando en las tribus tal como ocupan la tierra, podemos ver cómo podría omitir a Simeón, puesto que el territorio de Simeón está incluido en el de Judá. Cuando llegamos al Apocalipsis es difícil decir por qué se omite Dan. Puede ser que fuera porque Dan después de llegar a la Tierra Prometida emigró de su territorio como lo vemos en Jueces; salió de la Tierra Prometida y capturó un territorio y en él estableció un culto idolátrico. Puede ser que por esto sea omitido. No quiero hablar dogmáticamente sobre esto. Los Cristianos judíos dicen que Dan fue omitido por el carácter de la tribu como es descrito por Jacob: "Serpiente junto al camino, víbora junto a la senda." Cuando estudiábamos Génesis, os llamé la atención a aquella terrible banda secreta entre los Mormones llamada los "Danitas," basada sobre el carácter profético de Dan en Génesis, y el canto de Joaquín Miller, que los barrió completamente de la faz de la tierra. Otro pensamiento que resulta de una comparación de estas listas es que algunos, que en la bendición de Jacob tenían una perspectiva sombría, hallaron una perspectiva más risueña en el caso de sus descendientes en el tiempo de Moisés. Por ejemplo, léase lo que se dice de Rubén en Génesis 49 y enseguida lo que Moisés predice acerca de él. Las perspectivas de Rubén son mejores en la profecía de Moisés, y así sucede con algunos otros. Leví, en la profecía de su padre Jacob, en el capítulo cuarenta y nueve de Génesis, tiene delante una triste perspectiva; pero en la bendición de Moisés sus perspectivas son muy brillantes. En este caso, los hijos se portan mejores que los padres.
Sin repasarlo todo, sugiero que el lector tome el capítulo cuarenta y nueve de Génesis y el capítulo treinta y tres de Deuteronomio y compare tribu con tribu, para intervalo. La es que una familia por medio de su cabeza puede empezar mal y contaminar a otros descendientes de ese hombre, visitando las iniquidades de los padres sobre los hijos a la tercera y la cuarta generación; pero que pasado algún tiempo algunos de los hijos se establecerán en justicia y traerán honor a ese nombre. De semejante manera una familia puede principiar con una cabeza distinguida y por mucho tiempo los descendientes de este hombre ver cuáles son las variaciones en este lección que debe aprenderse de esto participarán de su fama y gloria, pero si no hacen nada ellos mismos para apoyar su reputación, entonces se hacen más conspicuos en su falta de mérito por el mismo hecho de que tuvieron un antepasado ilustre. Puedo ilustrar: Había una correría en solicitud de votos en el condado de McLennan a favor de un comisionado del Condado. Uno de los candidatos solía, al abrir su discurso referirse a sus progenitores; y al hecho de que hasta donde llegaban los registros, eran gente ilustre. El candidato opuesto se levantó y dijo, "Conciudadanos míos, sé muy poco de mis progenitores. Si eran hombres buenos debían haber tenido algún empleo oficial en su tiempo, pero a causa de la bondad de ellos yo no debía tener empleo oficial ahora; y por esto, en contestación a todo lo que ha dicho mi opositor tan favor de su elección, solo haré esta observación: quisiera mejor ser un caballo sin genealogía que una genealogía sin caballo." Este fue elegido.
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7.EL CARACTER Y LA GRANDEZA DE MOISES, Deuteronomio 34:1-12.
8.VALOR HOMILITICO DE DEUTERONOMIO
PRÓXIMA
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