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Sermones
El Reinado de Salomón

II Reyes

por Gabriel Otero

Comenzamos el estudio de este Segundo libro de los Reyes, refiriéndonos a su autor. Como ya lo dijimos en el estudio anterior del Primer libro de los Reyes, su autor es anónimo. No obstante, algunos comentarisas tratan de especular en quién sería el autor posible de estas narraciones y sin lugar a dudas nos apuntan a Esdras (Esra) como aquel que compuso o a lo menos compaginó estos libros históricos. Pero en realidad podríamos decir con seguridad que el autor se mantiene anónimo.



El tópico del libro en sí, es la historia de los reinos de Israel y Judá.



El tema espiritual que este libro nos enseña es el siguiente: La influencia de los líderes sobre una nación.



Y ahora vamos a hacer una sinopsis del valor espiritual de este Segundo libro de los Reyes. Dijimos que el tópico es la historia personal de los reyes de Israel y Judá, pero dentro de ese narrativo histórico, encontramos un valor espiritual profundo, y una lección espiritual que llega a nosotros a través de la vida de tres importantes personajes que encontramos en este libro. Por lo cual podemos decir que la idea principal de este libro, es darnos a conocer la influencia que los líderes pueden ejercer sobre una nación.



Miremos en primer lugar a Israel bajo la influencia de Elías. Elías fue un hombre decidido. Dice el Cap.1:1-4: "Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel. Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebud dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad. Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebud dios de Ecrón? Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue." Y ahora en el Vr.7 encontramos esta narración con referencia a Elías: "Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras?" El rey está preguntando a los mensajeros, y ellos le respondieron: "Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tisbita." Fijémonos lo que sucede luego de esta narración para que nos demos cuenta del carácter y de la influencia que Elías ejerció sobre el pueblo. Dicen los Vrs.9-15: "Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas. Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo y consúmate con tus cincuenta. Y Descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta. Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos. He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada ahora mi vida delante de tus ojos. Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey."



Vemos entonces en Elías un hombre decidido, un hombre que hizo esactamente lo que Dios le pedía, y un hombre al cual el pueblo de Israel respetaba. La razón, él movía su vida y manejaba sus circunstancias de acuerdo a la palabra de Dios. No dudaba de aquellos preceptos que ya estaban establecidos en la palabra de Dios, y sin lugar a dudas no tenía dificultad de manifestarse dentro de ese proceso. Por lo tanto, Elías fue un hombre de suma influencia, un hombre del cual podemos decir tuvo gran participación en el trabajo y también en el desarrollo de la vida nacional de Israel. Concretando, ¿cuál fue su influencia? Simplemente esta: Cuando alguien se allegaba a Elías para preguntarle acerca de su función o acerca de su trabajo, él terminantemente contestaba que tal función o tal trabajo lo realizaba bajo los medios y los términos que Dios había establecido. Es decir, Elías fue un hombre que no comprometió su palabra con la palabra de Dios; fue un hombre que siguió precepto por precepto lo que Dios le había encomendado y como tal, fue respetado. Finalmente, Elías fue un hombre distinguido, no por su posición social, sino por su carácter personal. Un carácter que lo podemos asimilar y colocar con la palabra de Dios.



¿Qué nos parece esta influencia en un hogar? ¿Qué nos parece una influencia semejante de un padre de familia, de una madre, de un hijo, de una hija en el hogar? ¿Qué nos parece una influencia semejante de un pastor en su iglesia local? ¿Qué nos parece una influencia semejante de un presidente para su propia nación, o de un senador o diputado? Cada uno de nosotros estamos puestos en una posición de personas libres de acuerdo a la responsabilidad que Dios nos ha establecido. Y esa responsabilidad de liderato debemos tomarla seriamente y lo primero que tenemos que considerar es que debemos ser hombres y mujeres de decisión. Hombres y mujeres en los cuales se vea la determinación de seguir el plan de Dios. Este Segundo libro de Reyes nos manifiesta entonces que en la persona de Elías encontramos un hombre en el cual se podIa apreciar la manifestación del plan de Dios.



En segundo lugar, vamos a encontrar a Israel bajo la influencia de Eliseo. El segundo personaje que nos da una cierta característica de influencia es Eliseo. Notamos en Eliseo a un hombre de poder. Miremos detenidamente en el Cap.4:17-20. Tenemos aquí el incidente de Eliseo y la sunamita: "Mas la mujer concibió y dio a luz un hijo el año siguiente en el tiempo que Eliseo le había dicho. Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores; y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió." Ahora miremos el incidente que sucedió aquí: "Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese. El dijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo. Y ella respondió: Paz. Después hizo enalbardar el asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere. Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien. Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado. Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo que no te burlases de mi? Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y vé; si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño. Y dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. El entonces se levantó y la siguió. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el báculo sobre el rostro del niño; pero no tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y se lo declaró, diciendo: El niño no despierta. Y viniendo Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos. Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió."



Vemos en Eliseo a un hombre de poder, un hombre de influencia por su poder. Unas tras otras las experiencias narradas en este libro, nos hablan de principios básicos de la vida cristiana. Hemos visto en la vida de Elías un hombre de influencia a través de su decisión, una decisión paralela a la palabra de Dios. La vida de Eliseo nos presenta a un hombre de influencia a través de su poder. Notamos que su poder salía de él. Eliseo extendió todo su cuerpo sobre el cuerpo del niño y entonces transfirió de sí mismo el poder para reavivar la vida de ese niño. Este maravilloso Cap.4, nos habla de algo muy especial: Eliseo fue un hombre de sumo poder. ¿Cuál fue el secreto por el cual Eliseo pudo adquirir ese poder? ¿Cuál fue el secreto para recibir tal don de Dios? Cuando Elías y Eliseo iban caminando juntos, Elías le dijo: "Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí." (Cap.2:9) Y Dios le concedió a Eliseo doble porción del espíritu. Por ello Eliseo nos habla de poder.



Tenemos aquí sobre nosotros un cuadro demostrativo de la vida del creyente. El creyente, dice el Nuveo Testamento, ha recibido el Espíritu de Dios. El apóstol Pablo, hablando a su discípulo Timoteo en su segunda carta, Cap.1:7, le dice: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio." La influencia poderosa de Eliseo se debe a que era un hombre lleno del Espíritu. Y aquí Pablo nos dice que Dios "no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de poder , de amor y de dominio propio", un Espíritu con el cual podemos vencer al mundo. Recordemos las palabras de Dios cuando dice que no es con el poder del hombre que vamos a vencer, "sino con mi Espíritu dice el Señor". Eliseo un hombre de poder.



¿Somos personas de poder como consecuencia de que el Espíritu Santo está latente, vivo en nuestro corazón? ¿Somos hermanos, hermanas, pastores, maestros de la escuela dominical, sensitivos al poder del Espíritu en nuestra vida? Eliseo lo era.



Un hombre más traemos para nuestra atención en este libro. Encontramos un tercer personaje que influyó en la vida de Israel: El rey Josías, un hombre dedicado. En el Cap.23:3 leemos estas palabras: "Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que complirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto."



El secreto por el cual Josías provocó una revolución dentro del pueblo israelita fue muy simple. El dice que tomó los mandamientos de Dios, la palabra de Dios, e invitó al pueblo a seguirlos. ¿Cómo? Fijémonos otra vez lo que dice el Vr.3: "...con todo el corazón y con toda el alma..." Es decir, Josías siguió a Dios sin reservas. El corazón nos habla de nuestros afectos; el alma nos habla de nuestra inteligencia. Y vemos entonces que es importante que nosotros como hijos de Dios, tomemos decisiones como las que tomó Josías. Descubrió la ley primero, luego decidió guardarla y en tercer lugar, decidió mantenerla sin reservas. Josías fue el último rey que influyó en una forma magnífica en el pueblo de Israel.



¿Qué nos parece si cualquiera de nosotros fuéramos la única persona en nuestra familia que tomáramos la palabra de Dios y la siguiéramos al pie de la letra, para que se cumpla en nuestra vida las promesas que Dios le dio a Josías?



Al leer en este Segundo libro de los Reyes la influencia de estos hombres en la vida de un pueblo, una nación como Israel, propongámonos que esa influencia sea también nuestra. Elías, un hombre decidido. Eliseo, un hombre de poder, Josías un hombre dedicado. Quiera Dios que de la misma manera que ellos, podamos influir nosotros en aquellos que nos rodean.