Consejo Sobre la Separación

II Juan

por Gabirel Otero

Esta segunda espístola de Juan que estudiaremos a continuación es de suma importancia para la vida cristiana. Juan dirige esta carta a una mujer. Dice la Escritura en el Vr.1: "El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad,..." Vemos que Juan se coloca sobre sí mismo el título de anciano y dirige esta carta a alguien que es salva y por eso dice "a la señora elegida y a sus hijos, a quienes amo en la verdad;..."



Tenemos aquí una lección espiritual muy simple: Juan nos da consejos en referencia a la separación del cristiano con el mundo. Leyendo la palabra de Dios, vemos por ejemplo que en la 2a. carta del apóstol Pablo a los Corintios Cap.6:17-18, la Escritura dice: "Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré. Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso." Aquí la palabra de Dios nos habla en forma precisa y terminante acerca de una separacion que debe existir entre el creyente y el que no lo es. Debemos buscar dentro de esa separación el sentido y la forma de poder lograrla, y en esta carta del apóstol Juan encontramos explicada esa separación. Como el lector ha vendio apreciando, generalmente dividimos nuestros estudios en tres puntos, pero ahora vamos a dividir el presente en dos puntos solamente. Primero vamos a repetir la idea principal: "Consejos sobre la separación". Estudiaremos esos consejos bajo dos subtítulos: Primero, la demanda de la vida cristiana. Y segundo, el peligro de la vida cristiana.



El primer consejo que Juan establece a esta señora creyente indudablemente nos alcanza a nosotros. El presenta las demandas de la vida cristiana bajo dos aspectos. En el Vr.4 encontramos el primero: "Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre." La primera demanda de la vida cristiana es que andemos en la verdad. Esta no es una opción, ¿nos damos cuenta? Dice Juan, "...conforme al mandamiento que recibimos del Padre." En otra palabra, obedecer la verdad no es una opción, obedecer la verdad no es un privilegio, obedecer la verdad para el cristiano es una demanda de Dios. Juan nos da a entender que la vida cristiana tiene ciertas demandas y una es de fundamental importancia, que andemos en la verdad. Y esta, volvemos a repetir, no es una opción, no es si nos parece bien o nos parece mal. Este mandamiento no lo recibimos de los diáconos, o del maestro de la escuela dominical, ni del misionero, este mandamiento, dice Juan, lo recibimos del Padre. Y la palabra Padre está con mayúscula indicando Dios mismo.


Ahora en esta primera fase de las demandas de la vida cristiana, andar en la verdad, encuentro como pastor, que muchas personas me dicen: "yo ando en la verdad". Y cuando les señalo con las Escrituras su error, me responden: "pero pastor, usted piensa de esta manera, pero el pastor tal o cual piensa de otra manera". La Biblia nos dice en una manera firme y poderosa lo que nosotros quizás no entendemos. Los hombres en el reino filosófico y psicológico de este mundo quieren descubrir la verdad, y centuria tras centuria colocan dentro de su filosofía lo que ellos entienden por verdad. Pero Juan, hablando de hermano a hermano, hablando de cristiano a cristiano, nos exhorta a mirar en forma de consejos las demandas de la vida cristiana. Y la primer demanda es que andemos en la verdad. ¿Y qué es la verdad? Busquemos en nuestras Biblias, en el evangelio de este mismo apóstol, Juan, Cap.17:17 y encontraremos qué es verdad. Dice Jesús orando al Padre: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad." Andar en la verdad significa andar de acuerdo a la palabra de Dios. No interesa lo que el hermano fulano o mengano crea o diga acerca de la palabra de Dios, lo que nos debe interesar, lo que debe llamar nuestra atención es lo que Dios demanda de nosotros. Pero no sólo nos debe llamar la atención. Volvamos al Vr.4: "Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad,..." No es un concepto meramente filosófico; la cristiandad no es la filosofía del Siglo 1, no. Es la vida práctica de aquel que tiene el Espiritu de Dios, de aquel que tiene la convicción de que Cristo ha hecho su vida nueva. La fe cristiana no es un dogma, es la práctica de esa fe la que ha sido impresa en el corazón del creyente.



En los Vrs.5-6, encontramos que la segunda demanda o el segundo aspecto de la vida cristiana es andar en amor: "Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor, que andemos segun sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio." Andar en amor. Juan nos dice que aprendamos a tener la habilidad de colocar dentro de nuestra relación entre hermanos el amor de Dios y no el juicio personal; que sepamos hablar la verdad en amor, como dice San Pablo escribiendo a los Efesios. Y sepamos guardar dentro de la relación humana, la relación divina; que sepamos comprender dentro de ese vínculo humano el vínculo divino. Andar en la verdad es obedecer; andar en amor es relacionar esa verdad con respecto a aquellos que nos aman. Es hora de que como cristianos hagamos un balance adecuado en nuestra vida. Es hora de que como cristianos sepamos sostener el estandarte de la verdad de Cristo, pero también es hora que sepamos compartir ese estandarte, esa verdad, en una manera que pueda ser accesible a aquellos que nos están mirando y escuchando. Una verdad despótica no alcanza a la mente, domina por supuesto, pero no conquista. Una verdad que es expuesta en amor, conquista. Cuando vemos a un hermano que está en dificultades porque no cumple los mandamientos de Dios, en lugar de levantar juicio sobre él, es hora que como hijos de Dios levantemos nuestros brazos de amor para socorrerle, ayudarle y compartir con él la pena o la agonía que está sufriendo. No nos burlemos ni tengamos un espíritu de soberbia sobre aquellos que no andan en la verdad.

Ahora en estos consejos sobre la separación, el apóstol Juan nos habla del peligro que existe en la vida cristiana. Fijémonos en la razón de ese peligro. En el Vr.7, dice: "Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo." Encontramos que la palabra de Dios nos informa de algo muy importante. Hay un peligro en la vida cristiana, y ese peligro es que en cada centuria y así lo prueba la historia, se levantaron individuos en los cuales se encontró en ellos un espíritu de rebeldía en contra del Maestro, Jesucristo. Dice Juan, hay muchos engañadores. Estaba al término del primer siglo cuando él escribió esta carta. "...han salido por el mundo,..." quiere decir que tanto en Palestina como por toda Europa y en todos los lugares del mundo conocido, se encontró el verdadero espíritu de ese engaño. ¿Y cuál es ese espíritu de engaño?: Que niega la verdad de Jesucristo. Podríamos hablar ahora de cirtos países del mundo que en su doctrina política niegan que Jesucristo es el Hijo de Dios. Tales países o personas son el anticristo. El peligro de la vida cristiana, cuidarnos de aquellos que niegan que Cristo Jesús vino en carne. Ahora bien, ¿cómo debemos cuidarnos? Vr.8: "Mirad por vosotros mismos,..." En otra palabra, nos dice Juan que no tratemos de mirar y cuidar por otros, sino lo que tenemos que hacer, lo que tenemos que mirar y lo que realmente nos debe tener pensativos, es nosotros mismos. Cuidémonos en no pecar. El Vr.9 nos habla de lo que ocurre con aquellos que se extravían de la doctrina: "Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo." Este es un asunto muy serio, ¿cómo debemos responder al peligro de la vida? Perseverando. Aquel que persevera hasta el final, aquel que cruza las barreras, aquel que penetra dentro de los años de su vida, aquel que termina su vida con Cristo Jesús, dice la Escritura, aquel ha respondido con sabiduría a Dios. Y finalmente, ¿cómo debemos rechazar el peligro? Dice el Vr.10: "Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! " En otra palabra, nos dice aquí el evangelista que no abramos nuestras manos y le digamos bienvenido. ¿Entendemos esto? La respuesta al peligro de la vida cristiana es una sola, no nos mezclemos con el pecado y tendremos siempre una salida victoriosa, una salida maravillosa dentro de nuestra vida.



Hagamos ahora un breve resumen de este estudio a la 2a. epístola de Juan. El apóstol nos habla con claridad y nos dice en primer lugar que las demandas de la vida cristiana es andar en la verdad y andar en amor. Eso nos habla de nuestra relación personal. Pero hay algo más, y es el peligro de la vida cristiana; ese peligro es que hay individuos que se mezclan dentro de la esfera cristiana y quieren darnos doctrinas de este mundo. ¿Cómo debemos responder a este peligro? Muy fácil: Debemos cuidarnos nosotros de no andar en error y cuidarnos de los otros que andan en error. ¿Cómo debemos entonces atacar este peligro?: Rechazándolo directamente. "Si alguno viene vosotros,..." ¿Qué debemos hacer? "...no lo recibáis..." No debemos decirle bienvenido, no debemos discutir, no debemos argüir con tal persona, debemos rechazarla.



Consejos acerca de la separación: Demandas de la fe cristiana, andar en la verdad y andar en amor. Peligros de la fe cristiana, los que niegan a Cristo. Aprendamos esta lección para que podamos caminar victoriosamente en el mundo.



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