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sermones
AL CERRAR UN CULTO DE COMUNIÓN

Por R. M. McCheyne

“¿Qué más tendré ya con los ídolos?” (Oseas, 14:8).
Todo aquel que realmente ha sido unido a Cristo y le ha confesado hoy delante de los hombres, debería hacer suyas estas palabras y, delante de Dios, declarar solemnemente: "¿Qué más tendré ya con los ídolos?"
Se dan por ello dos razones.

I. DIOS OS AMA DE BUENA VOLUNTAD (v.4).

Si vosotros habéis acudido a Jesús, Dios os ama lleno de buena voluntad. Si creéis en aquel que justifica al impío, vuestra fe os es contada por justicia. Todo el tiempo que estuvisteis acudiendo a Dios por vosotros mismos, por vuestros propios méritos, fuisteis viles, aborrecibles, condenados, montañas de iniquidad cubrían vuestra alma; pero bendito, bendito sea el Espíritu Santo que os guió a Jesús. Habéis acudido al justo siervo de Dios, quien "con su conocimiento justifica a muchos", porque él llevó vuestras iniquidades. Vuestros pecados han sido cubiertos, Dios ahora no ve iniquidad en vosotros; Dios os ama de voluntad, su ira se ha apartado de vosotros. "¿Qué, pues, tenéis ya con los ídolos?" ¿ No es suficiente para vosotros el amor de Dios? La amante y muy amada esposa está satisfecha con el amor de su marido; la sonrisa de él es su gozo; le preocupa poco todo lo demás. Así sucedió contigo, pues si has acudido a Cristo, tu Hacedor es tu esposo; su amor para contigo es todo lo que necesitas y todo lo que te ha de preocupar; no hay nube entre tú y Dios, no hay velo alguno entre tú y el Padre; tienes libre acceso a aquel que es la fuente de toda bienaventuranza, de toda paz y santidad; entonces "¿qué más tiene, ya con los ídolos?" ¡Oh sí tu corazón flotase en el rayo del amor de Dios, como flota una pequeña mota en el rayo solar, no tendrías lugar en tu corazón para los ídolos!

II. EL ESPÍRITU, CUAL ESCARCHA, DESCIENDE SOBRE VUESTRA ALMA.

"Yo seré como rocío" (v. 5). Si hoy os halláis unidos a Cristo, el Espíritu se derramará sobre vuestra alma como rocío. El Espíritu es dado a aquellos que obedecen a Jesús "Oraré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre". Cuando toda la naturaleza reposa y ninguna hoja se mueve, entonces desciende el rocío, nadie, ningún ojo humano puede ver la perlada gota que desciende, ni ningún oído oiría caer sobre la verde hierba; del mismo modo desciende sobre vosotros, que creéis, el Espíritu Santo. Cuando el corazón descansa en Jesús, el Espíritu desciende sobre vosotros, aunque el mundo no lo vea ni lo oiga, y dulcemente satisface al alma creyente despertando y dando nueva vida a todo. "Mas si yo fuere, os lo enviaré", dijo Cristo refiriéndose al Espíritu Santo. Amados hijitos, a quienes Dios ha escogido de este mundo, vosotros sois semejantes al vellón de Gedeón: el Señor os cubrirá con su rocío en tanto en derredor vuestro todo es árido y seco. Vosotros sois su viña de rojo vino. É1 dice: "Yo la regaré en todo momento" ﷓silenciosamente, impalpablemente, cuando nadie puede verlo, pero segura y eficazmente﷓.Pero ¡ahí ese Espíritu es un Espíritu Santo. " Yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso." No puede tolerar que haya un ídolo en su templo. Cuando el arca de Dios fue llevada al templo de Dagón, el ídolo cayó delante de ella; mucho más cuando el Espíritu Santo viene a un corazón, quita, echa fuera a los ídolos.
Cuando Cristo fue al templo en Jerusalén, "halló en el templo a los que vendían bueyes y ovejas y palomas y a los cambiadores sentados, y, hecho un azote de cuerdas, echólos a todos del templo" (Juan 2:14, 15). Igual sucede cuando el Espíritu Santo entra en algún corazón; echa fuera los compradores y los vendedores. Si vosotros habéis recibido de veras el Espíritu, en este instante estaréis clamando en vuestro corazón: "Señor, quita estas cosas de aquí, échalas de mi corazón", "¿Qué más tengo ya con los ídolos?"
Algunos de los ídolos que deben ser echados, son:
1. EL sentimiento de propia justicia,. ﷓ Éste es el ídolo más grande que hay en el corazón del hombre; el ídolo que el hombre ama más y el que Dios odia más. Muy amados, siempre estáis yendo en pos de este ídolo. Siempre estáis procurando llegar a ser algo por y en vosotros mismos para ganar el favor de Dios creyendo que vuestro pecado es pequeño, o mirando mucho a vuestro arrepentimiento, lágrimas, oraciones, o mirando a vuestros ejercicios religiosos, vuestros sentimientos, incluso vuestras virtudes, que son, en realidad, la obra del Espíritu en vuestros corazones. Guardaos de los falsos Cristos. Aplicaos en la santificación hasta el máximo, pero no hagáis de ella u n Cristo. Dios odia este ídolo más que los demás, porque viene a ocupar el lugar que corresponde a Cristo; se sienta sobre el trono de Cristo. La propia justicia es el ídolo que Dios odia más porque ocupa el trono que sólo a Cristo corresponde. Arrojadlo de vosotros, queridos amigos; no permitáis que aparezca de nuevo. E s como la imagen esculpida de Manasés colocada en el mismo lugar santísimo. Cuando Manasés volvió recién liberado a Jerusalén, humillado y arrepentido, una vez "conoció que Jehová era Dios" (II Crón. 33), su primera visita ¿ no la haría al lugar santísimo para quitar la imagen que años antes él mismo había puesto allí? Con ansiosa mano descorrería el velo y cuando hallaría la imagen esculpida, la echaría fuera del trono de Dios. Id y haced lo mismo. Si habéis experimentado por la justicia sin obras el amor de Dios, entonces ¿por qué no expulsáis este ídolo inflexible y duro? "¿ Qué más tenemos ya con los ídolos?"
2. Los pecados predilectos. ﷓ Todo hombre tiene sus pecados predilectos. Luchan por guardaros lejos de Dios y apartaros del Señor Jesús. Hoy habéis declarado que deseáis apartaros de ellos por Cristo. Volved a vuestras casas y renovad vuestros votos. Después de la pascua de Ezequías,cuando el pueblo se había alegrado mucho en el amor y Espíritu de Dios, todos los israelitas presentes regresaban a casa y rompían sus imágenes, talaban sus bosques, hasta realizar un exterminio total. Podéis verles entrar en "los bosques frondosos echando fuera las imágenes taladas." "Ve tú y 'haz lo mismo". Expulsa los ídolos de la familia, las prácticas no santas que has derramado en abundante sucesión con tu conducta, con tu familia. Arroja los ídolos secretos que hay en tu corazón. No dejes ni uno. No olvides que un Acham que había en el campo, en el ejército de Israel, bastó para que fuese diezmado el pueblo de Dios por los enemigos. Justamente así un solo ídolo dejado y permitido en tu corazón te traerá turbación. Acham debe perecer si tú quieres seguir tu camino con gozo. "¿ Qué más tengo ya con los ídolos?" "Si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala y échala de ti".
3. Las amistades o relaciones ilícitas. ﷓ N o hay mayor fuente de fruto de pecado y miseria que las amistades y compañías malas. ¡Cuánto de la poesía y música de nuestro país está dedicado a la adoración de los ídolos que ama el loco y no regenerado corazón! ¡Cuántos hay que adoran al hombre hecho barro, que pronto habrá de ser comido de los gusanos á ¡Oh, mis amigos!¿ Habéis sentido el amor de Dios? ¿ Habéis experimentado los dulces rayos de su gracia brillando sobre vuestra alma? ¿Habéis recibido el rocío del Espíritu Santo? ¿Qué más tenéis ya con los ídolos? Queridos jóvenes, aborreced la idea de casaron con un inconverso. No os juntéis enyugo con los infieles. Casáos solamente en el Señor. De lo contrario, acordaos se trata de un matrimonio prohibido. Quizá no hay nada que tenga tanto atractivo como todo aquello que nos está prohibido. Los amigos del mundo pueden ser amables y sonrientes, el vínculo del matrimonio puede ser alegre y feliz, mas Dios prohíbe unirnos con los que no son suyos. Pero en ese caso ¿no será que no hay ninguna relación legítima? Creo que sí puede haberla, pero habéis de ir con cuidado no sea que se erija en un ídolo. De todas maneras, creo que son más felices quienes viven sólo para la eternidad, quienes no tienen en este mundo ningún objetivo que puede distraerles o apartar sus corazones de Cristo. "E1 tiempo es breve. Los que tienen esposas, sean como los que no las tienen". "¿Qué más tendré ya con los ídolos?"

4. El ministro del Señor. ﷓ Hacéis bien en amar a vuestros ministros y en tenerles en alta estima por causa de su obra. Ellos os aman, cuidan de vuestras almas como aquellos de las cuales han de rendir cuentas; os llevan en su corazón, trabajan y tienen dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros, gastan su vida y se gastan así mismos en favor vuestro, muchas veces soportan cegadoras tentaciones, agonías y luchas por causa de vosotros.
Algunos incluso han sido espiritualmente vuestros padres. Ello constituye un vínculo santo que jamás será deshecho. Tenéis mucha razón al amar a vuestro padre espiritual. Podréis quizá tener diez mil maestros en Cristo, pero, ¡ah, no hagáis de ellos un ídolo! Quienes llegaron a adorar a Pablo fueron quienes, después, le apedrearon dejándole por muerto. ¡Oh, deseo que hoy podáis ser traídos tan cerca de Cristo y colocados tan bajo la gloriosa posición del amor de Dios y del rocío de Israel, el Espíritu Santo, que nunca más volváis a gloriaron en el hombre! "¿Qué más tendré ya con los ídolos?”
5. Los placeres terrenos. ﷓ Éste es u n ídolo atrayente y hermoso que cuenta con miles de adoradores ﷓amadores del placer más que de Dios﷓. ¿Qué tienes tú ya más con este ídolo? A veces es un ídolo obsceno, impuro e in de corono. Su templo es el teatro; allí está entronizado. Otro templo es la taberna, donde sus vacilantes y tambaleantes adictos cantan su alabanza. ¿Qué tenéis vosotros con ellos? ¿Tenéis el amor de Dios en vuestra alma, el Espíritu de Dios en vosotros? ¿Cómo, pues, os habéis de atrever a pisar el umbral siquiera de un teatro o de una taberna? ¡Qué! ;E1 Espíritu de Dios en medio de las extravagantes canciones de un teatro, o entre los tempestuosos jolgorios de la taberna! ¿Lo concebís? ¡Avergonzáos de práctica tan blasfema! No; dejadlos, queridos amigos, dejad esos ídolos que habrán de ser enjaulados con los demonios y demás bestias inmundas. Vosotros no debéis cruzar su umbral nunca más. ¿Y qué diré de los juegos de dados, de naipes o del baile? Sólo quiero decir esto: que si los amáis, es señal de que nunca habéis gustado los goces de la nueva criatura. Si sentís el amor de Dios y del Espíritu en vosotros, no buscaréis el gozaros con esos goces pecaminosos, sino más bien arrojaréis de vosotros las ansiedades vanas de los naipes o el tintineo insensato de los dados. ¿ Y qué diré de las superficiales reuniones de té, llenas de vanidad, de los placeres de las conversaciones y parloteos acerca de la religión con afán de discutir solamente, conversaciones sin significado, ni sinceridad, ni fin? Quiero solamente decir que los hijos de Dios más bienaventurados no gastan nunca su tiempo ni su corazón en estas cosas. Creo que poco hay del Espíritu donde hay mucho de todo esto. ¿Qué diré de la forma del vestir? A una joven creyente, llena de fe y gozo, un muchacho, para galantearla, le ofreció un adorno para su pelo, adorno que figuraba un ramo de flores. Ella no quiso aceptarlo. E1 joven insistió para que aceptase. Sin embargo, ella rehusó. "¿ Por qué no lo quieres?" ¡Ah! ﷓dijo ella﷓ ¿cómo puedo llevar cosas así sobre mi frente, cuando la de Cristo tuvo que ser coronada con espinas?" El gozo de estar en Cristo es tan dulce que convierte todos los demás goces en insípidos, áridos y sin vida. En su diestra hay riqueza y honor; en su izquierda, longitud de días; todas sus veredas son paz. ¿Qué, pues, tendré ya con los ídolos?
6. El dinero. ﷓ Queridas almas, si habéis sentido el amor de Dios, si su rocío ha sido derramado sobre vosotros, debéis echar fuera este ídolo. No debéis amar el dinero. Debéis tener un corazón más abierto y unas manos más desprendidas hacia los pobres. "E1 que da a los pobres, presta al Señor". "Por cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis". Debéis construir más iglesias. Dios sea alabado por las que se han edificado, pero debéis ayudar aún más. Hay tantos de esta parroquia que no van a ninguna iglesia, que fácilmente llenarían varios locales como el nuestro. Debéis dar más para las misiones, para hacer llegar el conocimiento de Jesús a los judíos y a los gentiles. ¡Oh! ¿Cómo podéis gastar vuestro dinero tan sin medida mientras cientos de millones perecen? Vosotros que dais cientos, debierais dar miles; vosotros que sois pobres, deberíais de hacer todo lo que pudieseis. Recordad a María y la ofrenda de la viuda pobre. Resolvamos dar el dinero de lo que tengamos. Dios puede hacer abundar toda gracia en vosotros para que teniendo suficiente en todas las cosas, abundéis en toda buena obra.
7. EL temor del hombre. ﷓ ídolo tremendo y amenazador; muchas almas han sido devoradas y arrojadas a la condenación por él. Sus ojos están llenos de odio y aversión hacia los discípulos de Cristo. Su mirada está colmada de mofa y escarnio. La risa de la burla y del ridículo se halla en sus desdeñosos gruñidos. Destruid este ídolo. Es el ídolo que os priva de orar, de dar culto a Dios y de hacer conocer a otros que adoráis a Dios, de confesar vuestra situación a vuestro ministro y de confesar abiertamente a Cristo. Vosotros que habéis sentido el amor y el Espíritu de Dios, destrozad este ídolo. ¿ Quién eres tú para que seas atemorizado por el hombre, que ha de morir? No temas, gusano de Jacob.¿Qué más tendré ya con los ídolos?
Muy queridos y amados y deseados hermanos: el deseo de mi corazón por vosotros es veros convertidos en un pueblo santo. E1 tiempo que mi ministerio durará entre vosotros, Dios sólo lo sabe, pero si Dios me da salud y gracia entre vosotros, aquí voluntariamente dedicaré mi tiempo al Señor. Ningún momento, ni placer, ni favor, ni salud, deseo para mí mismo. Siento que me ha comprado y soy suyo.¡Oh, venid a daros al Señor conmigo! Atáos a vosotros mismos a los cuernos del altar. Nos debe bastar el tiempo pasado en que fuimos del diablo, del mundo y de nosotros mismos. Seamos ahora sólo de Cristo. ¿ Deseáis serlo? Señor, acepta mi testimonio, séllalo en el cielo, escríbelo en tu libro. ¡Oíd el testimonio, ángeles, diablos, mundo enfurecido, oíd mi testimonio, sol y luna, piedras y árboles; óyelo tú, Cordero de Dios! Soy tuyo ahora y lo seré para siempre. ¿Qué más tendré ya con los ídolos?