UN DEVOCIONAL PARA PENSAR

Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. (Colosenses 3:17).

En nuestra familia, todos nosotros, padre, madre e hijos, hacemos nuestras oraciones en el nombre de Jesús. Sabemos que nuestras oraciones son escuchadas y contestadas no por algo que nosotros hayamos hecho, sino por lo que Jesús ha hecho por nosotros como salvador y redentor.

El nombre de Jesús es importante no sólo en conexión con nuestras oraciones. Todo lo que decimos o hacemos se debe hacer en el nombre del Señor Jesús. Habiendo sido renacidos por agua y por el Espíritu, pertenecemos a Jesús. Él es nuestro Señor y nosotros somos los miembros de su reino.

Aunque pecamos y no merecemos nada sino el castigo, hemos sido perdonados. Esto es lo que significa el nombre de Jesús. El ángel dijo a José: “Llamarás su nombre Jesús, porque él salvara a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21).

Nuestras vidas pertenecen a Jesús. Esto debe ser evidente en nuestras oraciones y en todo lo que hagamos o digamos. Esto debe ser obvio no solamente los domingos en el culto sino también todos los días de la semana, en el trabajo y en la recreación, en el hogar y fuera del. Esto no significa que cada uno de nosotros debe estudiar para ser pastor o maestro. Aplica a todas las personas: abogados, médicos, campesinos, amas de casa, mensajeros, trabajadores en las fabricas...

Lo que no puede ser dicho o hecho en conexión con el nombre de Jesús no debe ser dicho ni hecho. Por ejemplo, un abogado no mentirá en un juicio; un medico no hará un aborto; un campesino no engañará al comprador; una esposa no será negligente con su esposo e hijos. Jesús dio un ejemplo de lo que esto significa cuando dijo a sus discípulos: “El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me recibe a mi sino al que me envío” (Marcos 9:37). Y otra vez dijo a Juan: “cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa” (Marcos 9:41).

Cuando Pedro se encontró con el cojo en la puerta llamada la Hermosa, le dijo: “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Cuando la gente se asombraba al ver este milagro de sanación, los apóstoles les dijeron: “Por la fe en su nombre, a éste que vosotros veis y conocéis; le ha confirmado su nombre. Y la fe que es por él ha dado a este esta completa sanidad en presencia de todos vosotros” (Hechos 3:6, 16). Cuando los apóstoles fueron amenazados y mandados a cesar su predicación en el nombre de Jesús, estaban dispuestos a sufrir el encarcelamiento en vez de cumplir tal orden. Pedro y los otros apóstoles dijeron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los Hombres. El Dios de nuestros Padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen” (Hechos 5:29-32).

Tenemos muchas razones para glorificar el Nombre de Jesús y dar gracias a Dios el Padre por medio de Él. Pensemos en esto y actuemos.

Que Dios nos conceda su Espíritu para que vivamos con forme Jesús, bendiciendo su Santo Nombre y dando gracias por su gracia y misericordia. Por Cristo nuestro Salvador. Amen.

Reverendo Presbítero Carlos Mario Marín O.
"ecclesia reformata semper reformanda" a la luz de la palabra de Dios.

Recursos Relacionados:
Colosenses 3:17
Mateo 1:21
Marcos 9
Hechos 3
Hechos 5:29-32

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