NUESTRA ALEGRIA EN NAVIDAD: Devocional de Navidad
Por Rev. Presbítero Carlos Mario Marín

Texto: I Juan 1:1-4

Si hay alguna palabra que se distinga mas que otras en la época de Adviento y Navidad, es la palabra “alegría”. Uno de nuestros mejores himnos de Adviento finaliza cada estrofa con las palabras: “¡ Alégrate! Oh Israel. Vendrá, ya viene Emanuel.” Y uno de los más populares cánticos de Navidad, muy cantado hasta por el mundo ateo, empieza con el verso, “¡Al mundo paz nació Jesús! ¡Nació ya nuestro Rey!” En realidad podrá ser muy interesante para usted leer en nuestro himnario en la sección de Adviento y Navidad, y contar cuantas veces nuestros himnos hablan de alegría y gozo.

Pero una de las cosas que da alegría y una base firme a nuestra Navidad, es la naturaleza de este niño cuyo nacimiento celebramos nuevamente. Juan, en nuestro texto, llama a Jesús el Verbo. Martín Lutero dijo que este era un nombre raro e inusual para el salvador y que era un nombre no fácil de entender. Sin embargo, cuando recordamos que através de las palabras de una persona podemos lograr saber lo que esta pensando, cuales son sus opiniones, como se siente,... nos damos cuenta que cuando el Apóstol Juan llama a Jesús el Verbo, desea revelarnos que observando a Jesús, considerando lo que verdaderamente es, podemos lograr conocer los pensamientos y la actitud de Dios hacia nosotros.

En realidad el nacimiento de Jesús es lo único que verdaderamente puede ayudarnos a sacarle sentido a este mundo y a esta vida en general.

Cuando miramos bien al mundo, hay algo ahí, en efecto que simplemente no tiene sentido. Vemos el crimen y la maldad de los hombres que está tan generalizado, la gente que piensa se pregunta también, por qué Dios no hace algo al respecto. Algunas personas sencillamente deciden dejar de pensar y decir que no hay Dios. También el dolor y el sufrimiento del hombre. Pero otra vez, algunas personas deciden dejar de pensar y decir que no hay Dios.

Cuando Jesús viene a este mundo, nos ayuda a sacarle sentido a la vida. Nos permite dar una mirada dentro del corazón de Dios, y hace que veamos que Dios es verdaderamente el Dios justo, que quiere castigar el pecado. También hace que veamos que Dios es bondadoso y que quiere perdonar el pecado, y que envió a su propio hijo a este mundo para que pudiera sufrir el castigo del pecado por nosotros, y al mismo tiempo ganar el perdón para nosotros.

La alegría de la Navidad, por tanto, tiene una base firme en la naturaleza de este niño cuyo nacimiento celebramos en dicha festividad.

Pero en segundo lugar la alegría de la Navidad tiene una base firme porque está fundamentada en el testimonio personal de los apóstoles. Juan dice: “lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos... eso les anunciamos” la religión cristiana y la historia del Cristo, el Salvador del mundo, no es algo que los hombres han sacado de la imaginación o de sus propios corazones.

Esto no es un mito como Santa Claus. Juan dice: nosotros mismos oímos estas cosas, y Juan está convencido de que su testimonio puede dar a la gente, a quienes él está escribiendo, una base firme para una alegría verdadera. Concluye su texto diciendo: “lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos para que vosotros también tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Y estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea cumplido.” Tal como Pablo sabía que muchos llegarían a la fe escuchando la palabra de Dios, asía Juan sabía que muchos heredarían la fraternidad, dentro de la unión, con Dios y con el Salvador por medio del mensaje que él estaba proclamando.

Cuando creemos esto y todas las otras promesas que nos da en este libro, entonces tenemos la verdadera alegría no únicamente en la época de Navidad, sino durante toda nuestra vida y aun en la muerte.


Que Dios les bendiga en esta Navidad.

Reverendo Presbítero
Carlos Mario Marín Ortiz
"ecclesia reformata semper reformanda" a la luz de la palabra de Dios.

Recursos Relacionados:
I Juan 1:1-4
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