“Nuestra Bendición según Efesios”

por Evert De Vries

Cuando Pablo inicia su carta a los Efezios, lo inicia con las bendiciones espirituales, las cuales hemos recibido de Dios por Cristo, y nos enseña el camino que Dios tomó con nosotros.
Ese camino no comenzó con nuestro nacimiento o percepción, más antes ya, con el fundamiento da la tierra, tiene su origen en la eterna predisposición de Dios. En Su deliberación decidió el Señor Dios en tomarse un pueblo propio, que seria santo e impecable para Su rostro y como honra a Su Gloria. Aquí podemos ver la influencia y el lugar en esta deliberación de su Hijo Jesús Cristo. Por el Hijo predilecto de Dios, que es Cristo, seria cumplido esa obra. Para que la justicia de Dios se evidencia y para la  grandeza de Su gracia recibe el honor.
Bien, dice Pablo a los creyentes, en esa resolución, Dios nos tenia en vista a nosotros. El nos ha elegido antes del fundamento del Mundo y El llega a la ejecución de Su resolución justo por Cristo hacia nosotros para llegar con Su propósito a nosotros. Así estipula Dios nuestro camino para llegar a El y para los que creemos en la elección al sellado con el Espíritu Santo.
El camino va de la elección a la gratificación en Cristo, la revelación y la predicación de ese misterio hasta su sellado por la fe por medio del Espíritu Santo.
El nos ha elegido en Cristo a ser hijos e hijas para El. Por eso El nos acerca a El por Cristo para que el Evangelio de la Cruz, la salvación por Su sangre, nos fuera predicado. Por eso obra en nosotros la fe, para que aceptemos la palabra de la verdad, en Cristo confesado como nuestro Señor y Salvador. Así somos sellados por el Espíritu Santo.
El Padre nos ha bendecido en el Hijo con plenitud de bendiciones. En los cielos esta para nosotros preparado. Por el Espíritu Santo lo sabemos y lo creemos. El fin del camino de Dios con su pueblo no ha llegado. La plenitud de la bendición aun no entregados.
Pero también este día es un paso más adelante sobre el camino divino para el pleno gozo de sus bendiciones ricas en Cristo.
El Espíritu también quiere ahora mantenernos en ese camino para asegurarnos nuestra herencia.
En Romanos 11:33 a 12:3 leemos sobre esta bendición rica para nuestra seguridad en herencia.
Reflexionando sobre la elección de Dios, sinceramente, muchos pensamientos sobre este tema se han encerrado y desviado. Siempre se ha tratado de aclarar y de investigar la revelación de la preelección por Dios, pero sobre las normas comunes basadas en la sociedad en general. Lo cual nos lleva a caernos en el peligro de oponernos con la reacción: ¿por qué debería hacerse así y no de otra manera?
El Señor no consulto a ningún humano, cuando eligió para Si en Cristo su pueblo, a el su parecer o su conformidad para Su deliberación. Por otro lado, el humano siempre trata de explicar la elección razonablemente de que Dios previamente vio que un ser es mejor que otro ser humano ¿No es que uno estrecha la mano hacia Dios, y el otro pretende arreglárselas solo? Pero Pablo dice por el Espíritu, ¿a quien Dios le debe un favor? A nadie! Igual uno protesta, otro discrimina y un tercero ya no lo percibe!.
Pero cuando el apóstol escribe: Dios nos ha elegido antes del fundamento del mundo, es un salmo, un júbilo, alabando con alegría que Dios bendijo Su pueblo.
Con el evangelio de nuestra salvación, los que escucharon la palabra de la verdad. Lo que nos refleja el salmo 139 de David. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! Pruébame y conoce mis pensamientos y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en el camino eterno; sugerimos leer el salmo entero. El Espíritu Santo nos revela las enseñanzas sobre nuestra elección para la gloria de Su nombre santo y para consuelo vital para su pueblo. Dios no abandona lo que inicio, la obra de Sus manos.
Para ser impecables delante de El: Aquí Pablo lo explica mejor en Colosenses 1: 21 al 33, lo describe con la intención, el objeto, el sentido de la elección de Dios. ¿Qué es lo que Dios tenia en vista?
La respuesta es que El busca tener ante Su Rostro sus elegidos que recibieron con arrepentimiento a servirlo con una vida santificada. Lo que no quiere decir que pasamos por alto la razón real porque Dios nos eligió, por Cristo Su Hijo. A Dios no le complace a hombres que están muertos por sus infracciones y pecados, que son hostiles por su maldad y obras de la oscuridad.
Hijos de la desobediencia, hijos de la ira, inadmisibles para Dios. Por tal motivo Dios quiso ya desde la eternidad, por El mismo, por Su obra, los elegidos deben ser santificados y justificados delante de El.
Para que El, sin perjuicio de Su santa justicia, cumple a ellos la gracia según Su deliberación.
Por consecuencia se llama a Cristo la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios. Solo nuestra elección fue por Cristo. Dios inmediatamente nos puso en comunión con Cristo para vernos como santos e impecables.
Santos son aquellos, que han puesto sus pies sobre el camino de la elección de Dios. Dios no lo ve más ninguna mancha o desperfecto para ser señalado.
Cristo se entregó a si mismo para que su congregación puede estar impecables delante de El. Nosotros no lo somos, pero El es nuestro defensor delante del Padre, Cristo, el Justo. Esta competencia jurídica es la complacencia de Dios. Porque Cristo nos fue hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención, 1 Cor. 1: 30, gloríese en el Señor por Sus bendiciones.
Continuando en Efezios 1 leemos que estamos predestinados como ser hijos por medio de Jesús Cristo. Lo afirma Pablo también en Romanos 8: 11 a 17 sobre nuestra validez jurídica como hijos elegidos por mediación de Cristo.
Esto es un termino del mundo jurídico e indica una sentencia jurídica. Quieren ser los hijos de la desobediencia como hijos de Dios, deberían cumplir ciertos requisitos de la justicia de Dios. A tales requisitos tampoco cumplieron los hombres que Dios predestino a ser hijos, en ningún caso, en nada.
¿Cómo puede entonces el Señor predestinar esos hombres para ser sus hijos? Al mismo instante se contesta por medio de Cristo Jesús. Para ser hijos de Dios fuimos comprados para liberarnos de la esclavitud del pecado que nos conduce  a la muerte. Más Jesús nos compró y liberó de esta condena con su sangre. Ha dado su vida en concordancia al conocimiento previsto por Dios.
La sangre de Cristo cumple la función definitiva para la justicia de Dios, a pesar del sarcasmo de que seria una teología de sangre. Nuestra filialidad como hijos está afirmado por Dios por justicia por la sangre de Cristo y no otra. Aquí no se trata de formalidades jurídicas flemáticas, pero en esta sabiduría de Dios y Su justicia late un corazón de benevolencia y amor, un corazón Paternal que se alegra por sus hijos. Son los herederos de la plenitud de Sus bendiciones. Es lo que repetimos de 1 Corintios 1: 26 a 31, nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; de lo vil del mundo y lo menospreciado lo escogió Dios. Más: El que se gloria, gloríese en el Señor. Como explica Colosenses 1: 25 a 29: ha manifestado a sus santos: a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este ministerio entre los gentiles; que es Cristo en nosotros, la esperanza de gloria.
La plenitud de los tiempos, todas las etapas se van cumpliendo, como la dirección de una economía, las fases por cumplir con la justicia de Dios y toda la línea de la historia estipulado en el período nuevo testamentario, que continúa con el del derrame del Espíritu Santo en la Iglesia de Pentecostés, construyendo su congregación con el Evangelio para el vivir con Dios en Espíritu.
En Romanos 8 leemos los versículos 27 y 28, nos explica la gloriosa intención con nosotros, y en vers. 29: Porque antes nos conoció, también nos predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos y continua en vers. 34.
Nosotros somos en Cristo su herencia, no con énfasis sobre otras personas, nosotros aquí somos los santos y creyentes en Cristo conjuntamente, su congregación, de los de cerca y de distancia, Judío y no Judío, el pueblo de Cristo por su voluntad, es su patrimonio. La herencia legitima, como lo dice Pablo con un lenguaje que nosotros entendemos. En el Antiguo Testamento Dios repite continuamente sobre la herencia como que su pueblo Israel es su herencia.
Así explica el salmo 33 en una sola alabanza que el consejo de Jehová permanecerá para siempre, y el pueblo que él escogió como heredad para si.
Es el lenguaje típico del derecho del amor de Dios.
El también en ese lugar nos tenia elegido como heredad en Cristo, con su derrame de sangre para nuestra salvación y nuestro perdón. Las bienaventuranzas nos explican a que está llamado el pueblo de Dios.
En los Hechos 20: 17 a 27 nos enseñan la importancia de nuestra salvación por gracia y el testimonio del Evangelio.
El nos reveló la senda de la complacencia de la elección de Dios, ya antes de la fundación del mundo.
En Su plan prepara su congregación, Su iglesia, la remisión por la sangre vertido por su Hijo. El sellado por el Espíritu Santo. Nosotros tomado desde la idolatría, del mundo de los gentiles e incrédulos. Por la prédica de Sus servidores del Evangelio abriéndonos la puerta para estar con El, glorificando a Dios en plena Santidad!!. 



                                                  Evert De Vries

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