Exposición del primer salmo
dividida en seis sermones
por Constantino Ponce de la Fuente
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Sermon quarto

No de esta manera los malos, sino como el polvo que levanta el viento de la haz de la tierra.

    Tratamos en el verso passado de la comparacion y semejança del justo con el arbol que es plantado a las corrientes del agua. Diximos que en unas mismas palabras se comprehendian las señas de este tal arbol y la promessa de los favores del cielo y de todo aquello de que tenia necessidad para que fuesse tal. En el verso siguiente se pone la comparacion de los malos, las señas que en este mundo tienen, la calidad de sus obras, y la amenaza de ser desamparados del divino favor si porfiaren a permanecer en su mal camino. El arbol bueno estava plantado de mano de Dios; tenia perpetuas corrientes de agua; dava su fruto a su tiempo; no se le caia la hoja y todo lo que hazia tenia prospero fin. El malo es como polvo que lo levanta el viento de sobre la haz de la tierra. Este polvo de que aqui haze mencion nuestro salmo segun la propia significacion del vocablo es una cosa menuda que se haze de las aristas del pan quando lo trillan o de las vainitas y coberturas del grano. Los labradores pienso que lo llaman tamo. Cosa es esta como sabeis que facilmente la lleva el viento. De manera que el profeta tomó su comparacion de cosa que estuvo verde y tuvo buen parecer quando la espiga estava en el campo; y de ai a poco tiempo vino a secarse y a hazerse polvo y que el viento se la llevasse.

    Agora es bien que prosigamos la diferencia del arbol primero al polvo de que hablamos, para que de alli entendais la grande diferencia que tiene el justo con el malo y con el pecador que sigue mal consejo y mal exemplo y se assienta en catedra de pestilencia. El arbol era plantado por la mano de Dios, tenia profundas raizes. Este otro es plantado por otra mano, arraigado livianarnente, durale poco estar verde, secase y hazese polvo de presto y desbaratalo el viento. Qual es elegido para el cielo eternalmente, qual reprovado para el infierno, secreto es grande de la divina sabiduria. Ni puede ni deve el hombre sentenciar en este caso. Mas como diximos primero que las condiciones del arbol eran señas de ser plantado y elegido por Dios, assi dezimos agora que las malas obras del malo, el apartarse de la ley de Dios, el ir siempre de mal en peor, el no querer oir la palabra divina ni darle assiento en su anima son señas y congecturas de reprovacion. El bueno pone su confiança y su esperança toda en que el está en la mano de Dios, que con ella es sustentado y favorecido. Todo lo demas tiene por caduco y perecedero. Sabe que todo lo de la tierra es subgecto a grandes mudanças y assi no confia en ello, ni tampoco se espanta ni desespera quando lo vee mudado. El hombre malo y perdido está asido de la tierra. Quanto mayores raizes en ella echa, tanto le parece que está mas seguro. En ella planta su honra, en ella sus riquezas, en ella sus plazeres y sus deleites. Los hijos de Agar, dize el profeta, buscaron la sabiduria que es de la tierra (Baruch 3); como esclavos y de baxo suelo pusieron su bienaventurança en la miseria y servidumbre del mundo; no acertaron a conocer ni estimar la libertad de hijos de Dios. Las aristas de la espiga por algunos pocos dias parecen hermosas y verdes, mas como la raiz es liviana y viene sobre ella el estio, secanse y caen en la tierra. Y pisadas y hechas polvo qualquier viento se las lleva sin que quede memoria de ellas. No pueden durar las raices mas de quanto durare el fundamento en que se sustentan. ¿Qué cosa ay en la tierra que en una vida de un hombre, tan breve y tan miserable, no padezca mil mudanças? (Ecl. 1. 3).

    Quales son las raizes del malo tal es el agua con que son regadas. Carece de corrientes el desventurado; toda su esperança pende del antojo de las nuves. Y no de las nuves que la misericordia divina embia, sino de las que imagina su vanidad. Por muy bien que le suceda, por prospero que su tiempo sea, presto le verná el verano en que lo apartarán del fruto y será polvo del viento. Este es el miserable riego con que es sustentado el malo, turbio, escasso y engañoso y assi al mejor tiempo le falta. Corrientes del cielo no tiene, no porque no las embian sino porque el no quiere recibirlas y se haze incapaz de ellas. Del justo diximos que abria las canales por donde avian de entrar en su coraçon los favores y corrientes del cielo. El malo cierralas para que no entren. El otro las abria por conocimiento de su propia necesidad y con sentir mucho tal falta, demandava a Dios remedio. Este otro ni siente su desventura ni quanto le va en buscar el remedio. Estos son como aquel de quien dize Salomon que es semejante al que duerme en la mar, que es mal tratado entre sueños, y recuerda diziendo: Hirieronme y no me dolió; arrastraronme y no lo sentí (Prov. 23). De esta suerte son los que biviendo en medio de grandes peligros, cercados de sus pecados duermen sueño de mala seguridad, corno el que se duerme en la mar en tiempo de tempestad y peligro. Tienen de tal manera adormecida y embriagada su malaventurada conciencia con el vino de sus deleites, de sus interesses y de sus passiones, que menosprecian y olvidan el juizio de Dios, Castiganlos con gravissima pena y ellos no la sienten. ¿Qué mayor pena se puede imaginar en el mundo que estar el pecador tan ciego y de tal forma trasportado, que no sienta el açote de Dios que en tal estado lo dexa estar? Dales Dios vida para que se conviertan, dilatales el tiempo, esperandolos y llamandolos. Y ellos aprovechanse de esto para passar adelante en su malaventura y proseguir en bever el vino de su sueño y de su perdicion. Por muchas bozes que les dé Dios, por muchos que sean los caminos por donde los llama y combida, ellos son tan porfiados que vencen con su maldad la santa porfia de Dios. Hazen lo que dize el profeta de ellos: su furor es semejante al de la serpiente, como de bivora sorda que atapa sus oidos, que no quiere oir la boz de los encantadores ni del magico que sabiamente la encanta (Salmo 57). Comparase aqui la diligencia y poder con que Dios llama y busca a los pecadores a las palabras y encantamento del magico que adormece y ata las serpientes, sin que cosa alguna del mundo ponga impedimento en ello. Y la malicia del pecador a la astucia de la misma serpiente que se remedia con sola una cosa: tapando sus mismos oidos para no oir el encantamento. Esta es la resistencia que el malo pone a la palabra de Dios, la que pone a las ocasiones, a los favores e inspiraciones del cielo. El mismo se haze sordo. El mismo pone estorvo a su atencion. El mismo ciega su entendimiento no queriendo entender lo que entiende, echandolo siempre todo a otros muy diversos fines y endureciendo su propia conciencia para que no sienta las bozes ni los regalos ni los castigos que de mano de Dios le vienen.

    Veis aqui como este tal es desamparado del favor de Dios que no quiere recibir; es tierra seca y esteril sin humor y sin virtud para el bien. Para el justo diximos que las ocasiones y todas las cosas que se le ofrecian eran canales de riego de donde el tomava grande provecho para la fuerça de sus raizes. El malo y endurecido de ninguna de estas cosas recibe provecho ni se quiere aprovechar; todo lo dilata; todo lo excusa; a todo está ciego. Estando tan seco y tan sin humor necessariamente se sigue que carezca de raizes. Ni tiene fe cumplida, ni tiene caridad, ni tiene esperança. Ni tiene fruto, ni tiene hoja. Todo lo que tiene es fingido, aparente y no verdadero, como claramente parecerá quando llegaremos a la prueva.

    Preguntarme heis que ¿de donde viene que el tal pecador, siendo polvo como lo dize el profeta, parezca a sus propios ojos y a los ojos del loco mundo que es arbol y que está verde, que tiene raizes y que lleva fruto y hojas? A lo qual tengo ya respondido que todo esto es fantastigo y de sola imaginacion del mismo que cree que es arbol y de los que lo juzgan por tal, siendo polvo que lo lleva el viento, como diremos despues. Resta agora dar mas larga y mas copiosa declaracion a nuestra respuesta. Tiene el mundo sus aguas con que riega sus malas y engañosas plantas y les da aquel falso ser. De aqui viene que los que no tienen mas juizio del que les ha puesto el mismo mundo se engañan y engañan a otros, creyendo que lo que es polvo y carece de todo bien es arbol hermoso y plantado a corrientes de buenas aguas y que lleva mucho fruto. Las aguas del mundo son comparadas por el profeta Esaias a las de Egipto, a quien amenaza el señor que faltará el agua de su mar, que será destruido su rio muy poderoso y faltarán sus corrientes, que se secarán los arroyos de los campos, perecerán los juncos y cañas, faltará la fuente a la madre del rio, todo lo sembrado y de riego verná a grande perdicción y llorarán los pescadores y los que se mantenían de echar redes sobre las aguas, quedarán confundidos todos los que texian lino subtil, todos los que hazian lagunas para tomar el pescado (Es. 19). Estas son las aguas de Egipto: aguas de humana sabiduria y de humana confiança, de consejo y seso de hombres y de industria de sus manos. Con estas son regados los malos y reciben aquel falso color por donde son juzgados por arboles.

    La primera raiz del justo diximos que era la fe. La primera y principal del malo es su propia sabiduria. Con esta se gobierna el en todos sus pensamientos y en todas sus obras. Con esta mide y tassa tiempos en que hará o dexará de hazer sus obras. Con esta guia sus prosperidades y resiste a sus trabajos. El primero y principal peligro del malo es no acabar de creer de verdad que todo viene guiado y bien guiado de la mano de Dios. Siempre es blasfemo contra la providencia. Imagina que en Dios ay descuido y que si el no emienda las cosas con su consejo, no se remedia con sus propias y, malas industrias, no podrán parar en buen fin por solo el camino del cielo y por la regla de Dios. De aqui es que para todas sus cosas quando quiera que no le suceden conforme a sus apetitos sigue el consejo de los malvados y el exemplo de pecadores. Todas las corrientes del ciclo, las aparta y desecha de si; solamente quiere ser socorrido de las lagunas de Egipto.

    Dale Dios ocasion de bien hazer y de socorrer al pobre quando quiera que permite y le encamina riqueza y possibilidad para ello; hazese entonces mas avariento, finge mayores necessidades y mayores estados, enciendese su codicia y el mismo se pone obligaciones para passar mas adelante en allegar sus tesoros. Hazenle pobre para que con esta corriente del cielo se humille y sufra la cruz y se le encamine mucho y muy hermoso fruto para con Dios; tornase estonces blasfemo contra la obra divina, impaciente para la cruz, robador, mentiroso y engañador y lleno de mil doblezes para remedio de su pobreza. Danle salud para que amonestado y regado con esta agua de la mano del señor trabage en este mundo, para que licitamente provea a sus necessidades y provea las agenas, para que por el camino de su vocación y del estado por donde Dios le ha guiado sea arbol fructifero y provechoso para los hombres; emplea el esta salud en ser vagabundo, en bivir mas ocioso y, de mas ocioso, mas vicioso, en deleites bestiales, en malicias, en diligencias, en exercicios abominables para la gloria de Dios y para los otros hombres. Sucedióle enfermedad o por sus pecados o por la mano de Dios, llamanle a paciencia con esta corriente, a conocimiento de sus grandes culpas, a estorvo para sus pecados, a memoria de las cosas del cielo. Pone todo su cuidado en los remedios del mundo, en olvido de quien es y de la mano de Dios y en blasfemias contra el. Pusieronlo en estado de honra o en estado de dignidad para que considerando esta obra conociesse que era guiado por providencia divina y gastase su oficio y su poder y valer en amparo y favor de los pobres, de los solos y desfavorecidos; ensobervecese y tiraniza el mundo; ni le pueden sufrir los grandes ni le pueden sufrir los pequeños. Encaminó la voluntad de Dios a que se hallasse con baxo estado aviendose de humillar por aquí y entender que este era un remedio para no venir a peligros de sobervias y de maldades; vase al consejo de los malvados, al camino de los pecadores y con grandes traiciones y con daño de sus proximos y grande ofensa de Dios procura de subir a mas y a mas de lo que Dios quiso y su palabra le ha permitido. Es perseguido en el mundo, cayó en afrentas o injurias; en lugar de bever el agua de este tal riego, sufriendolo con paciencia, perdonando a su enemigo, conociendo quanto mayores cosas le ha perdonado a el la misericordia divina, atiza el mismo su ira y de hombre hecho bestia fiera, por todos los caminos que puede encamina su vengança a los daños de su proximo.

    Su vida se le ha passado en pecados sobre pecados; esperale la bondad de Dios. Y no quiere conocer que pues ningun provecho se saca de el, solamente le dan aquel tiempo por grande misericordia, llamandole a penitencia. Apela para la vegez o para el tiempo en que el piensa que estará tan lleno de vicios que no pueda llevar mas y que, fastidiado de sus pecados, o los dexará o lo dexarán. Todas ocasiones dilata; todas buenas obras huye; para todos males es presto; para toda cosa buena halla razones y excusas; para toda cosa mala está bivo el apetito y, tiene los pies ligeros. Y assi corno es blasfemo contra la providencia y misericordia de Dios assi lo es contra su justicia. Con doblezes y con hipocresias ofrece cosas de ningun valor y sacrificios de vanidad atreviendose a pensar que es tal la bondad divina que puede ser satisfecha con las obras de sus engaños. Esta es la primera raiz del malo, y esta tiene en lugar de fe.

    Y si dixere que tiene verdadera fe qual Dios quiere que tengan los suyos, por los frutos le convenceremos que miente- quando llegaremos a tratar de ellos- y agora se le puede provar por su misma confession. Ven aca, hombre perdido y sobreperdido, tan atrevido y tan desvergonçado ¿en quien dizes tu que crees? ¿Qual es el primero articulo de tu religion? Si dixeres que crees en Dios todo poderoso, criador del cielo y de la tierra, ¿tu no vees como mientes? Si es todo poderoso ¿por qué te atreves tu a ser su enemigo y a contradezir a sus mandamientos? Si es todo poderoso tambien será todo sabio, todo bueno y todo justo. Pues ¿por qué, veamos, blasfemas de su bondad, burlas de su sabiduria y quieres satisfazer su justicia con tales y tan falsas obras que no se satisfaria la tuya con ellas, siendo tan malo como eres? Confiessas con la boca a Dios y niegasle con las manos (Rom. 2). ¿Por qué no das alguna señal de esso que dizes que crees? ¿Por qué no andas humilde con quien confiessas que puede tanto? ¿Por qué no sigues consejo de quien tanto sabe? ¿Por qué no procuras de contentar a quien tan bueno es? Desamparan estos malos hombres lo mismo que afirman que es bueno; siguen lo que afirman que es malo. De donde colegireis que carecen de raiz de verdadera fe, ponen estorvo a las corrientes del cielo, admiten las aguas de Egipto de su propia sabiduria, del contentamiento de sus apetitos, de la bienaventurança que con tanto engaño les ofrece el mundo.

    Faltales tambien la segunda raiz que es caridad, porque ni aman a Dios ni aman al proximo. Que no amen a Dios, claro está, pues que no confian de el. Y ellos mismos se hazen engaño quando piensan que lo aman. Sino tomemosles cuenta y digan en su conciencia si se contentarian con que otro hombre como ellos jurasse que los amava, y venidos a la experiencia hallassen que les hazia traicion; que se juntava con sus enemigos; que hazia lo contrario de lo que ellos le encomendavan; que se alçava con la hazienda que avian fiado de el; que la repartia al reves de como le avian mandado; que les infamava su honra y su verdad y queria cumplir con ellos con palabras y obras fingidas. ¿Creerian ellos que los amava este tal? Pues assi son ellos para con Dios. Provado avemos, si no me engaño, ser cosa manifestissima que el pecador no tiene amor para con Dios. Tampoco lo tiene para con el proximo. Porque todo el amor que le tiene va encaminado y viene a parar a su propio contentamiento. La prueva está clara: pues tan a costa de sus hermanos busca este su provecho o su plazer, y donde quiera que este no halla luego es manifiestamente enemigo de su proximo, o a lo menos es falso amigo. De manera que si tiene algun amor a los que dize que son sus amigos es por el interesse y por el plazer que por ellos le redunda. Si ama su propio hijo no es porque Dios se lo dio, no porque su hijo se salve y cumpla la ley de Dios, no por la bondad de aquel hijo referiendolo a la misma bondad, sino porque es un pedaço de su propia carne. Y de la manera que ama la que la queda y adora en ella la honra, los plazeres y el contentamiento, por este mismo camino ama la parte que está en su hijo y lo mismo adora en ella. Pues ¿con quien terná verdadero amor este hombre pues no lo tiene con su propio hijo?

    Sacado avemos a luz como falta a los pecadores la segunda raiz, que es la caridad. Tambien carecen de la tercera, que es esperança. El mismo temor que tienen que no aya falta en sus bienes guiandolos tan al reves de lo que Dios manda les quita todo el efecto de verdadera esperança. En medio de sus prosperidades y en el verano de sus plazeres los trae sobresaltados el recelo de la falta. En ninguna cosa fian de segura confiança porque ellos mismos tienen experiencia que lo mismo en que confian es subgecto a grandes peligros. Y no por otra razon estan ellos tan solicitos y tan desvelados; no nace de otra cosa su diligencia, sino de su mismo recelo y de su mismo temor. De aquí procede que nunca el malo tiene verdadera alegria; nunca verdadera paz ni verdadera seguridad. No tienen paz los malos, dize el señor (Esa. 48). Si fuesse cierto lo que aman, lo que procuran y lo que dessean, -lo qual es impossible que sea-, la misma guerra de su conciencia, el testimonio de la ley de Dios bastava para grande guerra, quanto mas juntandose todo. En la abundancia y possession de sus intereses temen la falta que ha de venir. En la falta desesperan y nunca tienen seguridad que los tienen de alcançar. Desmayados en el trabajo, sobresaltados en la prosperidad, nunca entra en su coraçon buena nueva sin compañia de mala porque lo contrario de esto es propio de la esperança que los justos tienen en Dios. Y no permite el señor que la vana fiuzia con que negocian los malos tenga las señales y los efectos de la que se pone en el, ni que saquen ellos de sus locuras lo que alcançan los justos por la confiança que tienen puesta en la bondad y misericordia divina.

    Provadlo avemos a mi parecer como el malo no tiene raizes, ni es possible que las tenga pues no tiene ni quiere tener corrientes de aguas del cielo. Passemos mas adelante y veamos qué fruto tiene. Qualquier hombre cuerdo sentenciará que la planta que está sin raizes no dará fruto; y si pareciere que tiene fruto será fingido y como hecho por magica, de ningun valor ni efecto. El tiene en lugar de fe su propio juizio y sabiduria. En lugar de caridad sus interesses. En lugar de esperança sus confianças. Las raizes son fingidas y vanas; los frutos serán fingidos y vanos. El justo dava su fruto no quando el elegia -antes ni tenia ni queria tener eleccion para ello-; davalo conforme al tiempo que le señalava Dios. El malo nunca quando manda Dios, sino al tiempo que el señala y este tiempo nunca llega. Nunca el pecador conoce el tiempo ni la sazon en que el señor pide el fruto. El que el escoge nunca verná, ni es possible que venga, porque el que el pide es invierno y el que Dios pide es verano y solo Dios es el que sabe y el que tantea el verano de dar buen fruto. El malo no conoce ocasión, no conoce tiempo en que le piden que fructifique. Apela de la riqueza, apela de la pobreza. Eximese por la honra, eximese por la afrenta. Excusase por la salud, excusase por la enfermedad. No es para el buen tiempo el de los plazeres, ni es el de los pesares. Cada tiempo de estos es tiempo de Dios si se mira su justicia y su misericordia. Ninguno de ellos es el del malo si se mira su intencion. ¿Quando será este verano en que fructifique este hombre? El tiempo que el señala como es fingido es tiempo inabil y sin capacidad para fructificar. Y si dexare passar el de Dios necessario es que se quede esteril.

    Por este camino reprehende Dios por Jeremias profeta a su pueblo de Israel: La cigueña conoció en el cielo su tiempo; la tortola y la grua y la golondrina aguardaron la sazon para su venida; mi pueblo no conoció el juizio del señor. ¿Como dezis: Sabios somos, y la ley del señor está con nosotros? &. (Jer. 8). Convencese aqui la grande ceguedad y maldad de los pecadores, que conociendo las aves por las señales del tiempo quando han de ir y quando han de bolver, se aprovechan de este conocimiento, y no dilatan su ida ni dilatan su buelta; ellos teniendo la ley de Dios, que les señala los tiempos y las sazones en que han de dar el fruto, no lo quieren conocer, sino dexar sin el al señor, y, quedar ellos burlados. Assi llora sobre Jerusalem Cristo, nuestro redemptor, profetizando su assolamiento, porque no conoció el tiempo de su visitación (Luc. 19). Esto es lo que esperan los malos y lo que es justo que les venga, pues toman oficio ageno en tassar y señalar el tiempo en que quiere Dios ser servido. Como no aciertan el tiempo, tampoco aciertan el fruto. Como no tienen verdaderas raizes, tampoco es cierto lo que fructifican. Veráse mas claro por la regla de los frutos, aunque assaz claro se ha visto en lo que diximos de las raizes. Servirá este repetición para que mejor lo entendais y mas os quede en la memoria, si os quisieredes aprovechar de ello.

    Quando se le pide al pecador fruto de fe, que aquello que le demanda la ley de Dios es cosa de que el es servido; que por pequeña cosa que parezca al mundo es grande y de mucha estima para delante sus ojos; que no dexe passar tal coyuntura, porque se perderá mucho en ello; que haziendolo, en ninguna manera puede suceder mal, porque el lo toma a su cargo; si el camino parece aspero, el va en su compañía; si se ofreciere trabajo, el dará buen paradero. Responde el malo a todo esto, escogiendo otra obra de su cabeça, temiendo la adversidad, rehusando los trabajos, temiendo lo que no ha de temer, acometiendo y menospreciando lo que tiene peligro. Ofrecenle plazeres del cielo mas como carece de fe, ni los siente ni se aficiona a ellos, ni los gusta ni los dessea. De ninguna cosa se huelga, si no es de las fealdades y grosserias del mundo. Como no ay limpieza en su coraçon assi ninguna cosa de buen espiritu halla assiento ni cabida en el. Todo esto es señal de estar vazio de verdadera fe y de verdadero conocimiento. Que ni siente quien es el señor que lo crió, ni quales son los caminos por donde lo llama y quiere guiar.

    Por otra segunda manera de frutos conoceremos como está sin raiz de caridad y como en lugar de ella tiene sus propios y malos interesses. Y un falso y fingido amor para con Dios y para con su proximo. Miremosle a las manos en las contrataciones que haze con los otros hombres, y veamos qué es lo que le mueve a ellas. De tal manera busca en todo esto su provecho, que dirá desvergonçadamente que ¿por qué es lo que le mueve a ellas. De tal manera busca en todo esto su provecho, que dirá desvergonçadamente que ¿por y grande costa de los agenos. Quiere que todos pierdan, para que el gane. Que todos tengan menos, para que el parezca mas rico. Que mengue la honra de los otros, para que crezca la suya. Dar sabor a sus plazeres con los pesares agenos. Por nuestros pecados, de los malos de quien tratamos, estos son los menos malos, si queremos parar mientes en los que descubierta mente y como hombres sin razon y sin ley, quitan las honras y haziendas agenas, pues que sin temor ninguno de Dios, ni respecto de las gentes -ya que de Dios no lo tienen- son clara y manifiestamente destruicion y dissipacion de los otros hombres. De donde ha venido que ya no parezcan malos los que en todos sus negocios y en todo lo que se ofrece buscan sus provechos y sus interesses con perdida de sus proximos, conque no los salteen por los caminos o hagan otra cosa que se salga a esto.

    Hazerles entender que no son estas obras de la ley de Dios, que muy adelante han de passar y mas han de hazer unos hombres por otros, no lleva camino que assi lo confiessen porque dentro de su coraçon no ay raiz de caridad. Y como carecen de esta raiz es necessario que no solamente no den buen fruto, mas que nunca tomen gusto en pensar que seria bien darlo. Perdonar la injuria a su proximo pareceles desvario. Hazer bien a su enemigo no piensan que es cosa posible, ni hallan en esto cosa que les sepa bien. Dar limosna al pobre ¡quan escassamente lo hazen, con qué dolor sacan de su hazienda lo que han de dar, quan dilatado y con quanta pereza, quan por aficiones y prudencias carnales, qué por contentamientos suyos, qué por agenos porque todos vienen a parar en ser suyos! Y lo que mas concluye su ceguedad y que carecen de verdaderas raizes es quedar con pensamiento quando han hecho estas cosas que hazen obras de caridad.

    Como no tiene el que es tal la ley de Dios en su coraçon, ni quiere tomar consejo con ella, no haze prueva de sus mismas obras para poderse desengañar en ellas y ver quan erradas van. El da con tristeza, Dios quiere el dador alegre (2 Cor. 9). El anda dilatando y con escasseza, Dios quiere que luego socorran, y que no dexen al proximo comprar el remedio con importunidades. Mas ¿en qué andamos gastando tiempo? Está sin raiz de fe -¿como no ha de estar sin la caridad? No fia de Dios -¿como fiará de los hombres? Piensa que le ha de faltar el cielo -¿como quereis que no piense que la tierra le ha de faltar? No entiende como el señor haze por el -¿como ha de hazer el por los otros? No es agradecido a los bienes de Dios ni conoce que de su mano le vienen -¿como ha de ser liberal en el repartirlos? No quiere considerar como, siendo el tan mal hombre, le da tiempo la divina bondad para penitencia y para que alcance perdon de sus culpas -¿como ha de tener coraçon para perdonar el a su proximo? No tiene humildad ni conocimiento de lo que es ni de lo que deve -¿como ha de hazer lo que haze, con verdadera humildad y con verdadero conocimiento? Si algo por su proximo haze, o alguna obra sale de sus manos que parezca de caridad falso nombre es el que tiene y falso color el que lleva. No va allí la ley de Dios sino su propio juizio. No el mandamiento divino sino su propio interesse. No obediencia del señor sino su contentamiento. No verdadero amor de su proximo sino su carnal aficion. No la gloria del cielo sino la suya propia. No la humildad y silencio de la caridad sino el pregon y la plaça de su vanidad y de su sobervia. Estos son los frutos que da quando los da; y quales son las raizes tales son los frutos.

    No son menos los de la esperança porque pues ella no está con el tampoco estarán sus frutos. Començamos a dezir, si os acordais bien, y agora lo diremos mas claro, ser el afecto de la esperança una alegría en la obra, un esfuerço en el trabajo, una vista que aunque de lexos, devisa su paradero, unas nuevas de certinidad que todo aquello ha de llegar a fin de grande prosperidad y a cumplimiento de lo prometido. De todo esto carece el malo, y es por fuerça que carezca. Por mucho que lo alegre el mundo, las mismas mudanças que teme lo traen entristecido. Y no por otra razon pone tanta diligencia en sus cosas sino por lo mucho que teme. Quanto mas adelante va tanto crece su temor. Si se acuerda de Dios, vee como le pierde. Si del mundo en quien confia, del mismo tiene temor. Si mira su edad, vasele acabando. Si considera sus traiciones, teme no sean descubiertas. Si la cuenta que ha de dar, sabe el remedio que tiene. Si la penitencia de sus pecados, hallalos metidos en su coraçon y el todavia perdido por ellos.

    Estos son los frutos que el mal hombre da para si y para su dueño. Passemos mas adelante y tratemos de las hojas, porque quales son los frutos tales serán ellas. No ay medio aqui, sino que sean de muy mal color. Y si bueno pareciere, será hipocrita y fingido. ¿De qué puede servir el malo en el mundo sino de afrenta de quien lo hizo, de infamia de la ley de Dios, de estorvo para todo bien, de combite para el mal, de daño para los hombres y de engaño para el mundo? Esta es la obra de su sobervia; esta es la de su invidia; esta la de su avaricia; esta la de su traicion; esta la de su vengança; esta la de sus deleites y torpedades; esta es la de su fingimiento y de su falso color de bien. Pestilencia es en la tierra y como tal se pega a otros, y dissipa la salud. Un sobervio haze mil sobervios, un avariento mil avarientos, un invidioso mil invidiosos, un carnal diez mil carnales, y un hipocrita otro tanto. No solo haze mal con los vicios, mas pega los mismos vicios. Mata su pecado el subgecto en que cae, y es contagioso para los otros. Enemigos son unos de otros y todos juntos del bueno. Como las hojas del justo servian de medicina, assi las del malo de enfermedad. Como las otras de gloria de Dios, assi estas de desacato y de blasfemia de su magestad.

    Todo el otro arbol justo estava lleno de bien; todo con fruto, todo con hojas; todo alegre para si y alegre para los otros. Todo este otro lleno de mal; seco y triste para si, y seco y triste para los otros. En el primero todo lo que hazia tenia prospero fin. En el segundo va todo de mal en peor y de desastre en desastre. Tiene malas raizes y mal fundamento y assi terná mala salida. ¿Qué cosa le queda al malo, que le pueda salir a bien pues lo que el juzga por bueno le ha de salir a mal?

    En lo que el mayor confiança tiene son sus sacrificios y las obras que el llama buenas, por donde piensa de descargar sus males y de poner obligación a Dios para que dé prospera salida a todas sus cosas. De los sacrificios ya tiene sentencia en que está dicho que los sacrificios de los malos son abominables (Prov. 15) porque todas las obras que hazen son sin cumplimiento y sin verdadero fuego de fe, son sin caridad y sin esperança. De manera que las obras que de si son buenas no pierden ni son reprovadas por razon de si solas, sino por la mano de quien las haze. Ellas son fingidas para con los hombres, son fingidas para con Dios, son fingidas para el mismo que las obra. En fin son salidas de mala conciencia y que no tienen por luz ni por guia la voluntad del señor a quien dize que quiere servir. Con justa razon está dicho que la esperança del hipocrita perecerá (Job 8) porque es vana y sin fundamento. Pretenda el tal pecador los provechos que quisiere, vença en la codicia de sus interesses a todos los siervos del mundo; no porfiaremos sobre esto con el conque no nos quiera negar que no haze las obras que la voluntad de Dios le demanda, que no es siervo suyo, ni vassallo de su reino, que no tiene con que parecer delante de su justicia. Si quiere dezir que podria ser muy peor, por ventura dize verdad. Si quiere que Dios se lo pague y le dé el cielo porque no lo es, pongale pleito sobre ello. Si está muy contento porque se menea entre los muertos, porque a los ojos del mundo está verde, porque en comparacion de otros muy mas malos parece arbol que tiene fruto, no se engañe con el juizio del mundo ni se ponga en comparacion con los que el tiene por tan peores. Mire bien como parece a los ojos de Dios, que es el verdadero juez y el señor de la hazienda, midase con los que son justos y oiga la sentencia divina que afirma que los buenos son como arboles plantados a corrientes de aguas, que dan su fruto a su tiempo, y la hoja no se les cae, y todo lo que hazen es prosperado; y el es como polvo tan menudo y de tan poco ser que lo lleva el viento de la haz de la tierra. Qual es el arbol tal es el fruto que da (Mat. 7). El está carcomido de dentro de desobediencia de Dios, de no responder al efecto ni al fin para que fue criado, de falta de justicia para parecer en presencia de la divina bondad, de menosprecio de sus mandamientos, de atrevimiento contra su potencia y a las vezes

sobre todo esto, de loca confiança de lo que haze, de sobervia porque no es peor.

    Ya me parece que oigo el son a que estoy muy habituado. Que es grande disfavor esto para los pecadores, grande desconsuelo para los malos, que ¿por donde han de ir al cielo si esto es verdad? que no es possible que estas tales sentencias son tan bravas como suenan ni Dios está tan mal con ellos, y otras cosas a este tono. El dia del sermon passado fue la fiesta del favor de los justos. Oy es la del disfavor de los malos. No es parcial la divina escritura, ni acepta personas. Como fue verdad lo primero, tambien es verdad lo segundo. Espantaos lo que avemos dicho porque sabe vuestra conciencia que tiene mortales llagas de grandes pecados. No podeis dexar de conocer que sois malo y teneis tanto temor de la sentencia que ois que, si fuesse en vuestra mano, tapariades los oidos de vuestra misma conciencia.

    Pues amigo, si tan mal os parece la sentencia, salid de la culpa. Si no quereis ser tan mal polvo, no querais ser tan mal hombre. Mirad que es grande maldad sobre todas vuestra maldades querer ser tan malo para con el señor que os crió y os redimió y os espera, y que no sea el tan justo para castigaros y para la honra de su bondad. Si dezis que quereis salir de vuestra malaventura -y de verdad lo dezis- luego os daremos buenas nuevas de vos, porque tales las da la palabra divina. Si alegaredes vuestra inabilidad, la miseria de vuestras fuerças y el grande poder de vuestro pecado, bien hazeis. Quanto menos entendieredes que sois vos para tan grande cosa quanto mas conocieredes de vuestra flaqueza, tanto mejor acertareis y tanto con mayor aficion y con mayor confiança pedid a Dios favor para todo ello que darlo ha muy cumplidamente. Confessad vuestra miseria y lo poco que podeis que no faltará quien os dé tan grandes fuerças y tan grande esfuerço que todo el poder del demonio, que es el mayor que ay en la tierra, no baste para resistiros. Determinaos vos a pedir, que aparejados estan para datos. Començad a bolver por vos que ya han començado a favoreceros. Abrid las manos y el coraçon que combidando y rogandoos estan con lo que aveis menester. Procurad que vuestras puertas se abran que llamando estan a ellas. Salid al camino, que a buscaros vienen y no esperan sino que salgais. Mas si alegais lo poco que podeis para tomarlo por excusa y achaque de estaros en vuestras culpas, si confessais el desmayo de vuestras fuerças para no querer aprovecharos de las de Dios, si sois pecador porfiado y rebelde que os quereis estar durmiendo en la cama de vuestra perdicion, que ni la acusacion de vuestra propia conciencia, ni lo mucho que deveis al señor que os crió, ni la amenaza de su palabra, ni el temor de su juizio, os quitan vuestro mal sueño, grande es vuestra ceguedad y vuestra sobervia en querer que con todo esto os regalen, que os digan dulces palabras, que anuncien buena salida a camino tan perdido y que lisongee Dios a su enemigo, al menospreciador de su bondad y de su poder y que le dé una como licencia de perseverar en tan mala vida.

    Si bien lo quisieredes considerar no es otra cosa lo que pide el tal pecador sino esto que agora dixe. Aliento quiere para passar mas adelante, esperança con que se sustente en el mal. No le parece que del todo tiene su pecado buen gusto si no le añaden este plazer de darle o buena nueva o seguridad que despues de bien satisfecho en la tierra del sabor de sus maldades, ha de tener salida muy prospera hallandose subitamente en el cielo. De este mal linage de hombres no podemos hablar bien pues tan duramente habla quien los conoce y los ha de juzgar. Qual ha de ser el fin del pecador; si ha de hazer o no ha de hazer penitencia antes que de este mundo parta; si se ha de aprovechar de la misericordia que la divina bondad con el usare o no se ha de aprovechar: no podemos nosotros saberlo, ni se deve de atrever nuestra curiosidad a juzgar este secreto. Dios es solo el que lo sabe, por cuya clemencia y poderosa mano muchos que tuvieron muy mala vida alcançaron santissima muerte. Mas entre tanto que el pecador persevera en su maldad, entre tanto que menosprecia la misericordia de Dios que lo llama y passa adelante en el añadir o en el estar firme en las obras de sus pecados, asperamente lo trata la santa escritura; por enemigo lo acusa y sentencia de la divina bondad; malas nuevas son las que da de el, grande es la braveza que muestra contra todas sus cosas, pronostico le da de ruin paradero. Qual es el camino que lleva tal le anuncia la posada. Y pues este es el tratamiento que la palabra de Dios le haze, bastantissima prueva es que esta es la medicina que mas conviene a sus llagas. Que con estos cauterios deve de ser curado, con estas tales sentencias le han de provar a quebrar su dureza, con este peso se ha de apreciar el valor de lo que el estima, con este son lo han de despertar de aquel mal sueño y reposo con que su malaventurada conciencia acomete a dormirse. Y pues esto es lo que Dios haze, lo que dize y lo que manda, este será el mas acertado camino, ni es razon que yo ni nadie acometa a desviarse por otra parte, ni trate de otra manera al tal pecador de la que le trata el mismo señor que ha de ser su juez.

    Estad bien atentos y considerad si se puede dezir cosa mas brava contra los pecadores de quien avemos tratado que son rebeldes y porfiados que la que el espiritu del señor dize oy por nuestro profeta: Son como polvo menudo que lo arrebata el viento de la haz de la tierra. Entended bien y pensad qué tal es el ser y el valor de aquel polvo para en respecto y comparacion de los arboles plantados a las corrientes de las aguas, de quien ya tratarnos, y vereis que no se puede encarecer otra cosa mayor en disfavor de los malos. No está esta sentencia sola en la divina escritura. Todas las

otras que hablan de esta materia y con estas circunstancias, todas cantan este son. No son mas blandas las unas, para que de las otras apeleis para ellas. Pareceros ha por ventura que habla Dios en estos tales lugares de algun genero de pecadores nunca visto en estas partes, de hombres que fueron en otros tiempos y en otras tierras, que tuvieron gestos y juizios monstruosos, muy diferentes de todos los otros, que cometieron pecados nunca oidos ni pensados, los quales perecieron ya y no ha quedado memoria de ellos. Pues estais muy engañados porque estos a quien la divina escritura de esta manera amenaza muy mas ordinarios son y mas se usan de lo que pensais. Si quereis guiar lo que dezis por verdad alguna razon teneis. Monstruosa cosa es el pecador pues que tan al reves es de lo que Dios le manda que sea. Y como cosa tan fea y tan monstruosa avia de ser en el mundo rarissima; muy pocas vezes se avia de ver en el; huir avian de el todos los otros hombres y el tambien de todos ellos. Mas segun el juizio y manera con que en el mundo estas cosas se tratan la verdad es que estos pecadores de quien hablamos no son tan monstruosos ni tan espantables como los imaginais. Los gestos tienen como vosotros; y si en un buen espejo os mirassedes hallariades que os parecen tan al propio como si fuessen vuestros hermanos o si fuessen vosotros mismos. Saben lo que sabeis, de la misma manera hablan y en unas mismas cosas entienden. Aunque los viessedes a media noche ni huiriades ni os estrañariades de ellos, porque contece aver tales entre esta gente y de tan buen parecer, que juzgareis que son santos y que assi vestidos y calçados los han de llevar al cielo. Los pecados de estos oido los aveis dezir; y aun podrá ser que los halleis en la calle y no sé si en vuestras casas.

    Yo no soy de los estoicos que dezian que todos los pecados eran iguales. Bien sé que ay unos mas abominables y feos que otros. Mas para los monstruos de quien tratamos bastan y aun pienso que sobran las maldades usadas y de cada dia. Quebrantar los mandamientos de Dios, en los quales el tiene declarada su voluntad, publicada muestra de su hermosura y de su justicia y puesta amenaza de perpetuo infierno para quien esto menospreciare ¿no os parece que es esto suficiente cosa para que de los tales pecadores se entienda lo que la divina escritura dize? ¿No os parece que basta ser uno avariento, robador, engañador de su proximo, perjuro, adultero, fornicario, levantador de falso testimonio, homicida en las manos o en el coraçon, escandaloso y de mal exemplo, estorvador de la gloria de Dios, menospreciador de su misericordia y de su justicia? ¿no os parece que basta esto para que se diga de los que esto son que son como polvo, que los levanta el viento de la haz de la tierra? ¿Por fuerça han de ser Faraones, Sardanapalos y Judas? ¿Por fuerça han de ser peores que bestias para que se aire Dios contra ellos y su palabra los trate con ira? Principalmente teniendo estos tales la porfia y la pertinacia que avemos dicho, estandose tan sossegados en sus maldades con tanto descuido de lo que deverian hazer y tanto cuidado de passar adelante en el mal que hazen. Contra estos se muestra tan rigurosa la divina justicia, que de los otros ya tratamos como la misma escritura nos muestra buena esperança.

    La caridad cristiana y la grandeza de la misericordia y de la bondad del señor a todos nos combida y obliga a que confiemos que porná su mano poderosa sobre qualquier pecador, aunque a nuestro parecer sea muy abominable y maldicto. Mas tambien sabemos que si el hombre fuere tan rebelde que no quiera aprovecharse de lo que la suma bondad por el haze, en fin se ha de executar en el lo que la justicia del mismo señor tiene ordenado contra quien la menosprecia. Con todo esto, es tanta la ceguedad de muchos de los pecadores que no acaban de entender que por ellos se dizen tan asperas cosas. Siempre porfian que no son sus pecados tan grandes que por ellos ayan de ser tratados de esta manera. Imaginan que ay otros mayores males que quebrantar los mandamientos de Dios. Dicho he ya como ay unos pecados mayores que otros y tambien he dicho que traspassar los mandamientos que sabemos todos de coro, de la manera que lo he declarado, es suficientissima causa para que tomen por si estas amenazas todos los que en sus pecados hallaren tanto sabor que quieran perseverar en ellos.

    Yo pensava que no avia mas de un genero de perfeccion que es la de aquellos que no solo guardan los mandamientos, mas guardan tambien los consejos. Dizen que si no quieren ser perfectos, nadie los obliga; pueden dexar los consejos y tomar los mandamientos. Pues tambien me parece que se usa otra manera de perfeccion; y si no se usa en el dicho a lo menos en el hecho. Ya hallareis gente que se tiene por cristiana sin guardar los mandamientos, a lo menos como ellos se deven de guardar. Develes de parecer que tambien esto es consejo. Que está en su libertad tomarlo y en ella misma dexarlo. Que guardar los mandamientos de la manera que se pide la guarda de ellos es cosa de grande santidad quieren dezir, de sobrada perfeccion, que es para los muy estirados y muy espirituales. Para los que no quieren ser tan santos sino solamente entrar en el cielo bastan otras santidades, otras devociones y cosas con que ellos mismos se canonizan, con que les parece que pueden passar y bivir a su plazer. Esto no se platica tan claramente como yo lo digo. Mas no se puede dezir sino que se pone en obra tan claramente como lo digo.

    ¿Quien pensais que son aquellos por quien tuvo principio esta digression, cuyas bozes dixe que me parecia que oia, en que se quexavan que les estrechavamos mucho el camino, que les cerravamos todas las puertas, que los desesparavamos con las amenazas de la santa escritura? No son otros sino estos. Porque los que claramente se conocen y toman por si lo que dize Dios no dizen esto. Pues a nadie demandamos sino guarda y cumplimiento de los mandamientos. No pedimos a los hombres que por fuerça se metan frailes, ni que se vayan a dormir a los yermos, mucho menos que hagan milagros, ni que hablen con los angeles. Diez mandamientos has de cumplir, hombre, si no quieres ser enemigo de Dios. Este aviso de que agora te ries como de cosa que mamaste en la leche, este es el que te escandaliza, este el que tu tienes por tan aspera y tan fuerte cosa y tan dura obligacion, esta es la sentencia de que tu apelas y el yugo que tu conciencia tanto trabaja por desechar. No dizes que te parecen mal los mandamientos de Dios, aborreces tal blasfemia, mas querriaslos tan sin azero que te dexassen la sobervia de tu vanidad, la vengança contra tu proximo, el poco temor de Dios, las falsedades de tus negocios. Que te quitasse el agua bendicta tus solturas y torpedades. Que no te fuesse demandando sufrimiento de cruz, no guerra contigo mismo, no verdadera mortificacion. Y siendo los mandamientos que el professa los mismos que le piden esto no quiere, o por mejor dezir no osa, quexarse de ellos sino de mi o de otros de mi oficio porque no se los destemplamos para que no corten tanto en su coraçon. Mas bien será que entremos con estos en cuenta para que veais quanto ciega el pecado a los que el mundo por mas sabios tiene y quan acertadamente está dicho que la prudencia carnal es cosa sin seso y vanissima, tocada con las cosas de Dios, y quan grande locura parecen las cosas de Dios si vienen a ser examinadas por la sabiduria humana (Rom. 8.1, Cor. 2).

    Dezid vos, amigo, el que os parece brava sentencia, que si vos sois pecador y malo, seais como polvo que lo levanta el viento de la haz de la tierra ¿qué es, veamos, lo que aqui os parece tan mal? ¿Por ventura está dicho esto por escuras palabras y en lugar de unas os ponemos otras? Bien claro está, y muy mas claro si os aprovechais de la comparación del verso que precedió en que se dize que el justo es como arbol plantado a las corrientes de aguas & c. Pues ¿de quien, veamos, os quexais, de Dios o de mi? No osareis dezir lo primero, aunque yo bien os entiendo. De mi ¿de qué? ¿Porque os encarezco mucho estas palabras, no os las ablando, no las mezclo de manera que no os lastimen tanto y os dexen mas en paz, con mas sossiego y mas esperança? ¿He acertado? Pienso que si. No quiero agora deziros quan traidor seria yo en esso para con vos mismo. Quiero ir por otro camino.

    Pongamos caso que fuesse yo tan bueno a vuestro parecer -y tan ruin al mio- que hiziesse esso que vos quereis, dezid por vuestra vida: ¿creerme iades? ¿Vos no mirais que está de una parte Dios y de otra yo? El dize que sois polvo el mas menudo y de menos ser que se puede imaginar. Yo por hazeros plazer o por mi vanidad voy al mar y vengo del mar para hazeros creer que si quiera sois remata ¿y creeisme? El encarecimiento ¿como puedo yo desafilaroslo? ¿No mirais lo que se dixo del justo: arbol fructifero, lleno de hoja, que todo lo que haze es prosperado? Pues tomad todo lo contrario y vereis lo que sois vos. Y aveislo de tomar por fuerça, porque el otro es amigo de Dios y vos sois enemigo. ¿Qué tengo yo de hazer aqui? Dios os cura con cauterios ¿y tengoos yo de curar con manteca? El habla en el seso de su sabiduria y tiene jurado que en toda su escritura y su ley no ay un apice que no sea verdadero y que no se aya de cumplir (Mat. 5) ¿y quereis que afirme yo que está burlando con vos y que no es todo verdad lo que dize su palabra? Si bien lo quereis mirar, esto es lo que me pedis, aunque vos jurareis que no. Mas en esto no sois de creer porque estais tan engañado que me dais tan grande autoridad en este caso y tanto credito, que creeriades mas a mis rodeos y vanidades para glosar las cosas a vuestro sabor, que a la claridad y a la simplicidad de la palabra divina la qual tan llanamente dize que sois como polvo que levanta el viento de la haz de la tierra. Salido de aqui no me dareis autoridad para que pueda juzgar si la nieve es fria. Y estais en esto tan ciego y tan engañado que vais camino de creerme mas que a Dios. Y para que veais que digo verdad, vos sois testigo que estais aparejado para darme muy mayor credito que a vuestra misma conciencia si os dixesse lo que queriades. Esto se ha dicho para que pues tratamos y avemos de tratar en lo que resta de nuestro sermon las amenazas de la divina justicia contra el pecador, sepa que no tiene de quien quexarse sino de si mismo si no se quiere quexar de Dios. Y que ha de sufrir ser de tal manera tratado; y tener por cierto que no puede aver encarecimiento de ninguna miseria ni de ninguna falta de bienes que iguale con tan grande mal como es ser enemigo de tal señor y querer perseverar en la enemistad.

    Bolviendo, pues, a nuestro proposito tratavamos de como el pecador estava tan hecho polvo y tan sin virtud, tan sin raizes de verdadera fe, de verdadera caridad, de verdadera esperança, que ni para con Dios, ni para con el proximo, ni para consigo, tenia fruto ni semejança de arbol sino todo como polvo levantado y esparzido del viento. En la misma comparacion, segun ya oistes, está encarecido todo esto. Porque en polvo tan menudo como nuestro profeta señala no ay raiz, no ay humor, no ay fruto, no ay hoja, no ay resistencia para que el viento no se lo lleve y lo esparza donde nunca mas aya de el señal ni memoria. Finalmente, es todo al contrario, como ya diximos, a lo que en el otro verso se dize del justo que es como arbol que todo quanto sale de el es prosperado.

    Pues otro secreto tiene la comparacion que declara mas lo que se ha platicado y pone al pecador en mayor estrecho. Para los arboles el verano es el mas propio tiempo. Quando son los calores mas rezios estonces estan ellos mas hermosos, con mas frescas hojas y con mejor sazon para el fruto. A

las aristas y pajuelas de las espigas todo les sucede al contrario porque, llegado el pan a su madurez, ellas se secan, son trilladas y pisadas y bueltas a tan liviano polvo que no ay viento que no lo lleve. De manera que el tiempo mas seco y mas caluroso es para los otros arboles el de mayor prosperidad y este mismo es el que descubre quan liviana verdura era la que las pajuelas de las espigas mostravan, y el que en pocos dias las trata de tal manera que las dexa hechas polvo con que todos los aires jueguen. Ordenó la divina providencia que la parte de todo el año en que a nuestro parecer no avia de quedar cosa verde fuesse la mas propia sazon para todo el mayor numero de los arboles del mundo y en que mas hermosos frutos y mas hermosas hojas demuestran, manifestando en esto el grande cuidado que de nosotros tiene y poniendo su sabiduria tal orden en todo, que ello mismo nos llama a tener conocimiento que de el solo dependen nuestros bienes y nuestros favores y, que si en el pusieremos nuestra esperança, no ay tiempo ni adversidad que nos los pueda quitar. Esto he traido para que veais como la misma semejança de que el salmo usa descubre por todas partes el desastre de los malos. Quando los otros tienen el verano de su fructificar que toda la sequedad del mundo no basta para estorvarselo, antes parece que los ayuda, estonces tienen los pecadores el invierno de su perdicion y el fin de aquel hermoso color que otro tiempo avian mostrado.

    Començamos a tratar de los sacrificios y buenas obras del malo y obstinado en su maldad lo qual dio ocasion a que nos derramassemos en digressiones tan largas, aunque no muy sin proposito. Agora es bien que prosigamos lo que aviamos començado, para ver si estas amenazas que el pecador llama desconsuelos lo desconsolarán tanto que ponga alguna diligencia en salir de tan mala vida. Si quereis bien considerar qual es el verano del malo de quien hablamos no le podeis hallar otro sino el que el mismo escoge y confiessa. Este es sus buenas obras y sus sacrificios. Su buena obra, como ya oistes, quiere por una parte dezir: no ser peor. Que si alguna vez os quita la capa, os haze gracia de la camisa; que si os pisa y os da de coces, no os acaba de matar; que si dize mucho mal de vos, no os levanta un falso testimonio delante el juez; que si es adultero, no es ladron; si es ladron, no es homicida; si es homicida, no reniega; si reniega, no es traidor; si os tomó la muger, os dexó la hija. Y de esta manera podéis proseguir muy a la larga por el camino de sus buenas obras: «Pues, veamos ¿no es peor ser peor?» No niego yo esso. Si vos no pretendeis otra cosa, y con esto quedais contento, claramente confessaremos ser muy peor y muy mas abominable y estar mas lexos de Dios el que tiene todas las tachas de que avemos hecho mencion que el que tiene la mitad. Si quedais satisfecho con que no sois el peor ni de los mas peores, ya puede ser que digais verdad y sobre esto no reñiremos. Lo que yo comencé a dezir es que buenas obras de tales malos queria dezir no ser peores y ellos mismos lo confiessen. Digo mas: que por otra parte sus buenas obras quieren dezir que despues de aver renegado se santiguaron con poco menos enojo que fue el renegar.

    Quiero passar mas adelante y confesar que ay muchos de estos malos pecadores de quien hablamos que de ellos son liberales para con otros hombres, de ellos son muy abstinentes y de vida muy concertada; y por abreviar digo que a las vezes tienen muchas cosas de las que llamamos virtudes morales y cosas de religion y tambien su rezar y su oir missa y podriamos proseguir mas adelante. «Pues ¿essas llamais malas obras?» No tratamos aqui de las obras sino de vos. No digo que ellas son malas sino que vos sois malo. Y que no os excusan que no seais polvo de el que lleva el viento, si sois de los pecadores que avemos dicho. ¿Estais contento? Digo pues que estas obras, por muy buenas que ellas de su genero sean, pierden tanto por tomarlas vos en las manos que quando, ensobervecido con ellas, pensais que es venido el verano de vuestro fructificar y que sois como los otros arboles, estonces es vuestro verdadero invierno. Y a la verdad sois como polvo que lo lleva el viento de la haz de la tierra. ¿Qué os parece a vos que es el fruto y son las ramas y son las hojas de las aristas que andan en los remolinos? Pues esse es el vuestro. Si esto con que vos estais tan loçano, tan confiado y, tan loco, no es el polvo que se lleva el viento ¿qual pensais vos que es el que dize el verso de nuestro salmo? Las otras malas obras, que de si son obras del demonio, arrebatadas se estan de mil vientos. Aquellas nunca tuvieron verdura, ni falsa ni verdadera, ni al parecer de los buenos ni al parecer de los malos. ¿No os he dicho ya que el fin de nuestro verso es oposicion al fin del que declaramos en el sermon passado? Todas las cosas de los justos, todas, tienen alli prosperidad.

    Torno pues a dezir que tomeis lo contrario de esto y sacareis en limpio que las cosas de los malos todas tienen adversidad. Los otros fueron tan buenos, aborrecieron tanto sus malas obras si por caso cayeron en ellas, que de sus pecados sacaron provecho, no porque en el pecado aya bien alguno, sino porque tal es el artificio de la misericordia de Dios. Vos sois tan malo por amar tanto vuestras maldades, por estar tan endurecido en ellas, que las obras que de si eran buenas pierden en vos su valor. Si os contentais con menos valor que agradar a Dios y os parece que vais muy rico, quedandoos todavía enemigo suyo y sentenciado a ser polvo para la presencia de su grande ira, apreciadlas en lo que mandaredes y vended de ellas a quien quisieredes, que sobre esso ya os tengo dicho que nunca ternemos question. Con tal que vos no negueis lo que el señor dize de las tales obras hechas por los pecadores y amigos de su pecado, todo lo que de mas pretendieredes alegráos con ello, si podeis, y ponedlo a buen recaudo. Grande es la infelicidad que de vuestra rebeldia redunda en vuestras buenas obras pues por esto no alcançan ellas cumplido fruto. Peor seriades si no las hiziessedes. Mas enemigo de Dios os quedais. Quedando sin tan buen fruto no sé por qué os contenta tanto los otros que quereis llevar. Esta es la causa por que es todo esto tan mal tratado en la sagrada escritura, por defraudar el pecador lo que las obras avian de alcançar y buscar lo falso y lo poco, perdiendo lo mucho y lo verdadero. De los sacrificios de los malos ¿qué dize Dios? ¿Para qué me ofreceis, dize por Jeremias, el encienso de Saba y las cosas odoriferas traidas de tierras muy lexos? No me parecen bien vuestros holocaustos, ni me agradan vuestros sacrificios (Jer. 6). La razon del descontento que el señor muestra contra estas tales obras, no está en la ley que el ordenó, que su ley santa es y su mandamiento santo (Rom. 7). No está en los mismos sacrificios -que obras son de su ley- con los quales el quiso ser servido y honrado entre los hombres. De otra parte luego sale el menosprecio de estas tales obras y no de otra sino de la maldad del coraçon del pecador, de la falsedad con que las ofrece y de la loca confiança que en ellas pone para tomar mas reposo y mas gusto en su pecado, pues por una parte dize que no quiere salir de el y por otra quiere tener a Dios agradado para el tiempo que se le antoja.

    Ninguna cosa nos puede traer en tanto conocimiento de quan grande es la maldad de estos pecadores qué tan aficionados estan a sus pecados y tan perseverantes en ellos,. como esta de quien hablamos de deshazerse en sus manos la limpieza de las buenas obras, para que no las acepte el señor como a cosa de siervos suyos sino que diga que las aborrece. A los limpios todo es limpio. A los suzios y vazios de verdadera fe no ay cosa limpia porque su espiritu y conciencia no tienen limpieza en si (1 Tim. 1). Por ventura ternán oracion los malos pensando que fructifican y que por esta razon son arboles; mas es de ver como piensan que los ha de oir Dios, pues ellos no oyen sus mandamientos. El que tapa sus oidos, dize Salomon, para no oir la ley, será maldicta la oración que el hiziere (Prov. 28). Si con angustia del mal que su pecado le causa pide remedio, dése priessa a salir de el y aprovecharle ha su oracion. Mas si quiere estarse de reposo todavia en su maldad y teme el yugo de Jesu Cristo, porque le parece ser muy pesado, y el del demonio le parece liviano, remitamonos a el mismo que nos cuente los provechos que de su oracion piensa que saca, pues no quiere dar credito en ello a la divina escritura.

    Bien pudiera proseguir esto mas a la larga convenciendo al pecador ser verdaderas todas las amenazas que la palabra de Dios contra el pronuncia; y declararle el valor de las cosas que avemos dicho, mas parece me bien remitirlo para el sermon que se sigue donde es tan propio lugar como este, en el qual, con favor del señor, responderemos a todo aquello que el podria replicar -si todavia cabe en su juizio que tiene algo que replicar- y extenderáse mas largamente esto mismo que tratamos. En lo presente no resta sino reduzir a nuestra memoria la infidelidad y miseria que por medio del profeta David el espiritu santo dize que tienen los malos. Que siendo los justos arboles de tanta hermosura como avemos pintado, que ninguna cosa sale de ellos que no tenga prosperidad, son los pecadores polvo tan sin virtud y tan sin provecho que lo lleva el viento y lo arrebata de la haz de la tierra.

    Bien dize de la haz de la tierra porque ningunas raizes tiene echadas en ella, aunque el procure mucho de arraigarse en ella. Su fe, llena de desconfianza; su amor para con Dios, desobedecerle; para con los hombres, su propio interesse y su carnal aficion; su esperança, en sueños vanos; sus remedios y sus medicinas, sin virtud y sin eficacia. Donde no ay raizes verdaderas no pueden salir frutos que verdaderos sean. Mire bien consigo mismo qué amor ay de Dios en quien cada dia le desacata, qué caridad ay donde no ay Dios, qué esperança puede ser la que no se esfuerça con su palabra. Si todo esto no le pone pavor, si no lo estremece y no lo despierta de tan malo y tan profundo sueño, prosiga su malaventura que algun dia verá la verdad. Mas si esto lo espanta y le da el sobresalto, que es razon que le dé y el que la misma palabra de Dios busca y pretende, ponga luego en ello las manos de la diligencia, pida remedio al señor y tomelo; y como hombre que busca su misma vida en bosque de tanta espessura y de tantos peligros y se le acerca la noche no se canse ni repose hasta que la halle. Procure de hazer no falsos sino verdaderos frutos de penitencia, que poderoso es Dios de hazer el polvo tierra fertilissima, y de plantar las pajuelas de ningun ser y darles largas raizes y levantarlos en arboles hermosissimos cuyo fruto enamore a los angeles y al mismo señor. Ninguna cosa se ha diminuido la divina potencia, ni ha estrechado su bondad, para que agora no haga lo que tantos años antes prometió a las gentes idolatras y perdidas, afirmando con su palabra que las soledades y los desiertos florecerian como los lirios, que derramaria rios de agua sobre la tierra seca y nunca regada (Esa. 35 y 44).

    Grande maestro es Dios que sabe tornar a enxerir los ramos cortados y secos y hazer que tornen a fructificar. Humillese el pecador y siquiera atemorizado de la ira que señor tan poderoso contra el muestra -y que tanta razon tiene de estar airado- comience a buscar remedio. Trabage por conocerse y por conocer a quien lo está esperando, para que de tal manera lo tema que juntamente lo ame. Olvide sus locas confianças y ponga fin en dar credito a sus vanos sueños. Mire que de caminos perdidos no puede aver buenas nuevas y que quanto mas se camina por ellos mas ciertos son los peligros de llegar a mal paradero. Si aspera le pareciere la penitencia, entienda que quando Dios tiene prometido buen fin en poco se ha de estimar el trabajo del camino. Si la medicina es rezia tal la requiere la enfermedad. No se le asconderá quien lo busca, ni le negarán lo que le han ofrecido. Guia tiene que vaya con el. Dandole irán salud para su enfermedad. Sanarle han para que dé buen fruto. Resucitará lo que estava muerto para que biva y para que alcance despues eterno y grandissimo premio.