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INSTITUCIÓN

DE LA

RELIGIÓN CRISTIANA

POR JUAN CALVINO


A TODOS LOS FIELES
DE LA NAZION ESPAÑOLA

QUE DESEAN EL ADEI.ANTAMIENTO DEL REINO DE JESU CRISTO

Salud
Dos puntos hai, que comunmente mueven á los hombres á preziar mucho una cosa: el primero es, la exzelenzia de la cosa en si misma: el segundo, el provecho que rezebimos ó esperamos della. Entre todos los dones i benefizios que Dios por su misericordia comunica sin zesar á los hombres, es el prinzipal, i el mas exzelente i provechoso el verdadero conozimiento de Dios, i de nuestro Señor Jesu Cristo, el cual á los hombres una grande alegría i quietud de corazon en esta vida, i la eterna gloria i felizidad despues desta vida. De manera que en este conozimiento consiste el sumo bien i la bienaventuranza del hombre: como claramente lo declara la misma verdad, Jesu Cristo, diziendo: Esta es la vida eterna que te conozcan solo Dios verdadero, i al que enviaste Jesu Cristo. I el Apóstol San Pablo, despues que de Fariseo i perseguidor fué convertido á Cristo, i habia conozido la grande exzelenzia deste conozimiento, dize: Ziertamente todas las cosas tengo por pérdida, por el eminente conozimiento de Cristo Jesus Señor mio, por amor del cual he perdido todo esto, i lo tengo por estiércol. Pero como no hai cosa mas nezesaria, ni mas provechosa al hombre que este conozimiento, así el Diablo, enemigo, de nuestra salud, no ha zesado desde la creazion del mundo hasta el dia de hoi, ni zesará hasta la fin de se esforzar por todas las vias que puede, á privar los hombres deste tesoro, i escurezer en sus corazones esta tan deseada luz que nos es enviada del zielo, para mejor enredar i tener captivos á los hombres en las tinieblas de ignoranzia i superstizion.
I como el Diablo ha sido homizida i padre de mentira desde el prinzipio, así siempre ha trabajado en oprimir la verdad, i á los que la confiesan, ya por violenzia i tiranía, ya por mentira i falsa doctrina. Para este fin se sirve por sus ministros, no solamente de los enemigos de fuera, pero aun tambien de los mismos domésticos que se glorían de ser el pueblo de Dios, i que tienen las aparenzias externas. Por violenzia mató Cain á su proprio hermano Abél: no por otra causa, sino porque sus obras eran malas, i las de su hermano buenas. Esaú pensaba hazer lo mismo á su hermano Jacob, porque habia rezebido la bendizion de su padre. Saul persiguió á David el escojido i bien querido de Dios. Muchos reyes del pueblo de Israel dejando la lei i los mandamientos de Dios, han sido idólatras i matadores de los Pro- fetas, abusando en tal manera de su autoridad, que no solamente pecaban, pero hazian tambien pecar á. lsrael. I llegó la miseria del pueblo de Israel á tanto, que se lee de Manase (que reinó en Jerusalén 55 años) que derramó mucha sangre inozente en gran manera, hasta henchir á Jerusalén de cabo á cabo. I como los reyes idólatras hizieron mal en los ojos de Dios, i lo provocaron á ira edificando los altos, que los píos reyes hablan derribado, i persiguiendo los siervos de Dios, los cuales debian defender con su autoridad: así tambien se olvidaron de su deber los eclesiásticos i sazerdotes, que se gloriaban de la suzesion de Aaron, i de que no podian errar en la Lei. Porque muchas vezes ellos engañaban al pueblo, i resistian con gran vehemenzia á los Pro mentira fetas de Dios, i tenian en gran número falsos Profetas que hablaban mentira, diziendo que Dios se lo habia mandado dezir así: como mani fiestament se vee en los cuatrozientos Profetas de Baal, los cuales todos á una boca, por el espíritu de mentira, engañaban á Achab, Rei de Israel, acusando i injuriando Micheas verdadero Profeta de Jehova. Por lo cual se quejaron tantas vezes los Profetas de tales Sazerdotes i falsos Profetas: diziendo que habian sido, i eran la causa de la corrupzion del pueblo, i de su ruina. Entre otros dize Jeremías, Que de los Profetas de Jerusalén salió la impiedad sobre toda la tierra, i en el mismo capítulo: Así el Profeta como el Sazerdote son finjidos, aun en mi casa hallé su maldad, dijo Jehova. Por el Profeta Ezequiel dize Dios: La conjurazion de sus Profetas en medio della, como leon bra mand que arrebata presa: tragaron ánimas, tomaron haziendas i honra, augmentaron sus viudas en medio della. Sus Sazerdotes hur taro mi Leí, i contaminaron mis Santuarios. Muchos otros lugares
hai en los demás Profetas que testifican lo mismo, i nos dan claramente á entender que los Israelitas so tales gobernadores fueron como ovejas perdidas, i que sus pastores los hizieron errar: como lo declara el Profeta Jeremías. Cuán profunda haya sido en este pueblo la igno ranzia de Dios, se puede ver como en un espejo, en lo que acontezió en tiempo del pio Rei Jozías, á los 18 años de su reino, cuando Helzias. gran Sazerdote habia hallado el libro de la Leí en la casa de Jehova, i que el Rei oyó leer las palabras del libro de la Lei, como cosa nueva i nunca oida. Lo cual movió de tal manera el corazon del Rei, aun siendo manzebo, que rompió sus vestidos, i se humilló delante de Dios: derribó los ídolos i los altos, i hizo reformazion segun la Lei i palabra de Dios, Con todo esto despues de la muerte deste buen Rei, el pueblo tomó á idolotrar hasta que los Caldeos destruyeron la ziudad de Jerusalén i el Templo, i llevaron el pueblo captivo á Babilonia.
Despues de los 70 años de la captividad, Dios levantó sus siervos, instrumentos de su grazia, Esdras, Nehemías. Zerobabel, Josué, Zacadespues rías, Aggeo, i otros, los cuales volviendo con el pueblo á Judea reedifiacaptivi- caron la ziudad i el Templo, i sirvieron á Dios segun la Leí. Pero la avarizia i impiedad de los Sazerdotes crezió luego otra vez, i multiplicóse en gran manera: como lo testifica Malaquías, que fué el último Profeta del Viejo Testamento: el cual ha sido constreñido á reargüir ásperamente á los impíos Sazerdotcs, diziendo: Ahora, pues, ó Sazerdotes, á vosotros es este mandamiento. Si no oyerdes, i si no acordardes de dar gloria á mi nombre, dijo Jehova de los ejérzitos, enviaré maldizíon sobre vosotros, i maldiré vuestras bendiziones: i aun las he maldicho, porque no poneis en vuestro corazon. Item, mas vosotros os habeis apartado del camino, habeis hecho trompezar á muchos en la Leí: habeis corrompido el conzierto de Leví, dijo Jehova de los ejérzitos. I yo tambien os torné viles i bajos á todo el pueblo, como vosotros no guardastes mis caminos. Por los cuales testimonios es manifiesto que la condizion de la Iglesia era entonzes mui baja i abatida.
Pero consideremos ahora tambien como se gobernaron los Sazerdotes i los perlados de Jerusalén cuando el prometido Mesías Jesu Cristo nuestro Señor, (que es el verdadero sol de justizia i la luz del mundo) aparezió en Judea. San Juan lo declara en pocas palabras diziendo de Cristo: á lo que era suyo vino: i los suyos no lo rezibieron. El precursor de Cristo Juan Baptista llama á los Fariseos i Saduzeos que venian á su baptismo, Jenerazion de víboras, i no sin justa causa, porque Cristo no tuvo mayores adversarios, ni mas maliziosos, que á los sumos Sazerdotes i al senado de Jerusalén: los Fariseos i Escribas cabezas del pueblo lo anchaban i calumniaban, enojándose de su doctrina. Por esta causa el Señor dize á los Prinzipes de los Sazerdotes i á los Anzianos del pueblo: de zierto os digo que los publicanos, i las rameras os van delante al reino de Dios. Muchas vezes gritan ahí contra ellos llamándolos locos, ziegos, guias ziegas, hipócritas, i hijos de aquellos que mataron á los Profetas: i luego añide: vosotros tambien henchid la medida de vuestros padres. Porque como sus padres habian sido matadores de los Profetas i siervos de Dios, así ellos desecharon al hijo i mataron al heredero, al cual entregaron i negaron delante de Pilatos dando vozes i diziendo: Cruzifícalo, Cruzifícalo. Tanta fijé la obstinazion i dureza destos Sazerdotes, que todos los milagros que acontezieron en la muerte de Cristo no movieron á arrepentimiento los corazones destos malaventurados perlados. Porque no zesaron despues de la Aszension de Cristo de perseguir á los Apóstoles: procurando todavía impedir el curso del Evanjelio, como se vee en los actos de los Apóstoles; i como San Pablo lo declara en la primera Epístola á los Tesalonizenses, diziendo de los judíos, que tambien mataron al Señor Jesus, i á sus Profetas, i á nosotros nos han perseguido: i no son agradables Dios; i todos los hombres son enemigos. Defendiéndonos que no hablemos á las jentes, para que se salven: para que hinchan sus pecados siempre: porque la ira de Dios los ha alcanzado hasta el cabo.
A tanto, pues, llegó la ingratitud i impiedad de los judíos, que tenian tantas prerrogativas i privilejios de ser llamados pueblo de Dios i pueblo santo, í que se gloriaban de los Padres, de la Zircunzision, del Templo, i que tenían la Lei, las promesas i la suzesion de Aaron: que con todo esto fueron una nazion torzida i perversa, duros de zerviz i inzircunzisos de corazon i de orejas, que resistían siempre al Espíritu Santo, i no perdonaron a los Santos Profetas, ni aun al Hijo de Dios, el autor de vida, ni a sus Diszipulos. Lo cual todo bien considerado nos debria alumbrar el entendimiento, i enseñarnos que no es cosa nueva ni nunca oida, que en estos dias postreros i vejez del mundo haya tanta zeguedad i ignoranzia en el pueblo Cristiano, i tanta corrupzion í malizia en los que presiden en la Iglesia, los cuales con todo esto se glorian de gran santidad i de la suzesion de los Apóstoles. Porque Cristo nuestro Señor i sumo doctor avísando á los suyos de lo que había de acontezer en el mundo azerca de la promulgazion de su Evanjelio hasta la fin del siglo, nos predize mui claramente todo esto, i dize, que muchos han de venir en su nombre, i que muchos falsos Profetas se levantarán, i que engañarán á muchos, i despues añide: entonzesos entregarán para ser aflijidos, ¡ mataros han: i sereis
aborrezidos de todas naziones por causa de mi nombre: i muchos entonzes serán escandalizados. I el Apóstol San Pablo predize á los Anzianos de Efeso: o sé (dize) que despues de mi partida entrarán en vosotros graves lobos que no perdonarán al ganado. Lo cual el mismo Apóstol explica mas amplamente en la segunda Epístola á los Tesalonizenses, cuando avisa á los fieles que á la venida del Señor es menester que prezeda una jeneral apostasía de su Iglesia, causada por el hombre de pecado, el hijo de perdízion, el cual se levante contra todo lo que se llama Dios, i se asiente en el templo de Dios como Dios, dando á entender que es Dios. En la primera Epístola á Timoteo escribe el mismo Apóstol: el Espíritu dize manifiestamente, que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fé, escuchando á espíritus de error, i á doctrinas de demonios. Que con hipocresía hablarán mentira teniendo cauterizada la conszienzia: Que prohibirán el matrimonio i mandarán abstenerse los hombres de las viandas que Dios crió. Item en la segunda Epístola á Timoteo. Esto empero sepas que en los postreros días, vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hom crié bres amadores de sí, avaros, gloriosos, soberbios, maldizientes, &., i luego añide, Teniendo el aparenziade piedad, mas negando la eficazia della. I despues: Que siempre aprenden, i nunca pueden acabar de llegar al conozimiento de la verdad. I de la manera que Jannes i Jambres resistiéron á Moisén, así tambien estos resisten á la verdad: hombres corruptos de entendimiento, réprobos acerca de la fé; i en el capitulo siguiente escribe: Que vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; antes teniendo comezon en las orejas se amontonarán maestros que les hablen conforme á sus concupiszenzias, i así apartarán de la verdad el oido, i volverse han á las fábulas. Así el Apóstol San Pedro describe la impiedad de los falsos doctores que habian de venir, diziendo: Empero hubo tam bien falsos Profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos doctores, que introduzirán encu biertament sectas de perdizion, i negarán al Señor que los rescató, trayendo sobre sí mismos apresurada perdizion: i muchos seguirán sus perdiziones: por los cuales el camino de la verdad será blasfemado: por avarizia harán mercadería de vosotros con palabras finjidas.
Por estas tan claras i señaladas Profezías quiso el Espíritu Santo confirmar nuestra fé, para que no fuésemos escandalizados por la grande apostasía que había de acontezer en la Iglesia: ni por las afiiccontra ziones i crueles persecuziones que hablan de padezer los fieles por la confesion de Cristo i de su verdad. Cuando pues en estos últimos dias vemos claramente el cumplimiento destas Profezías, es menester que consideremos ninguna cosa ahora acontezer, sino lo que por la providenzia de Dios acontezió á los pios en tiempos pasados: i que todo esto ha sido muí espresamente predicho por la boca de Cristo i de sus Apóstoles: como los testimonios que ya habemos alegado lo testifican. Los adversarios i perseguidores de los fieles no pueden negar estas Profezías, i confesarán juntamente con nosotros que muchos engañadores i falsos doctores han salido en el mundo, que engañan á mui muchos, de los cuales cada uno se debe con dilijenzia guardar. Pero no confesarán que ellos mismos sean estos falsos Profetas: mas acusan falsamente por tales á los fieles siervos de Cristo: como en tiempos pasados hizo el reí Achab, acusando al Profeta Elias de que él alborotaba á Israel. De manera que aunque todos en jeneral confiesen el gran peligro que hai de los engañadores, con todo esto mui pocos saben i entienden cuales sean estos engañadores. Por tanto me que no será fuera de propósito mostrar aqui una regla zierta verdadera, por la cual siendo ayudado i alumbrado el lector Cristiano podrá fázilmente distinguir i hazer diferenzia entre los fieles siervos de Cristo i los engañadores: para que todos sepan i conozcan aquellos á quien deban oir i seguir: i cuáles por el contrario deban detestar, i huir, conforme al mandamiento de Cristo. Esto no se podria jamás entender por el corrupto juizio i entendimiento humano, el cual como peso falso es abominazion delante de Dios: sino por la sabiduría zelestial que nos es revelada en la sagrada Escritura, la cual es peso fiel i verdadero que agrada á Dios. Veamos, pues, quién sean los que siguen la palabra de Dios, i quién sean losquela dejan i se apartan delia.
Mandó Dios á su pueblo mui estrechamente, diziéndoles: No añidireis á la palabra que yo os mando, ni disminuireis della: i Cristo antes de su Aszension enviando sus Apóstoles á predicar el Evanjelio por todo el mundo, les da este prezepto: Id, enseñad á todas las jentes, baptizándolos en el nombre del Padre, i del Hijo, i del Espíritu Santo: enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. El Apóstol San Pablo escribe á los Corintios, Que nadie puede poner otro fundamento sino el que está puesto, el cual es Jesu Cristo, i en la misma Epístola: Yo rezebi del Señor lo que tambien os he enseñado. El Apóstol San Pedro hablando de los enseñadores dize: Si alguno enseña, hable con Forme á las palabras de Dios. Aquel que con aten- zion considerare estos testimonios, como deben ser considerados, mui entenderá que no son falsos doctores ni nuevos los que enseñan al pueblo la pura doctrina del Evanjelio sin añadir ni disminuir, testificando que Jesu Cristo es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo, i que él es el camino, i la verdad, i la vida, i que ninguno viene al Padre sino por él. ltem, Que en ningun otro hai salud: i que no hai otro nombre debajo del zielo dado á los hombres en que podamos ser salvos. Bern, que sin Cristo nada podemos hazer, i que no somos sufizientes de nosotros mismos para pensar algo, como de nosotros mismos: sino que nuestra sufizienzia es de Dios. Esta es la doctrina de Cristo anunziada en el mundo por sus Apóstoles, i por consiguiente es doctrina sana, antigua i verdaderamente Católica Apostólica, por la cual los hombres alcanzan el verdadero conozimiento de Cristo para con solazion i salud de sus ánimas. Los que la predican el dia de hoi en las Iglesias reformadas no son engañadores ni doctores nuevos, i aquellos que la oyen, confiesan i siguen, (como es el deber de todo fiel i católico Cristiano) no son engañados, mas se fundan i estriban sobre el fundamento verdadero, sólido i antiguo: aunque el mundo los acusa i calumnia como á alborotadores del pueblo, i los condena como á herejes. Mas estos son los engañadores i falsos enseñadores, los que han sido, ó son tan atrevidos de añidir, ó disminuir algo en la palabra de Dios, mandando lo que Dios prohibe, ó prohibiendo lo que su Majestad manda. De manera que obedeziendo á estos no es posible juntamente obedezer i agradar á Cristo; i para obedezer i seguir á Cristo es menester apartarse i huir destos como de guias ziegas, los cuales siendo otros nuevos Fariseos han invalidado el mandamiento de Dios por sus prezeptos, honrando á Dios en vano, enseñando doctrinas, mandamientos de hombres. Tales son los enseñadores i perlados de la Iglesia Romana, los cuales dejando las pisadas de los Apóstoles i el mandamiento de Cristo, no apazientan las ovejas con el verdadero mantenimiento de las ánimas, que es la palabra de Dios: pero ocupándose en vanas zeremonias i tradiziones humanas, detienen el pueblo en una crasísima ignoranzia, engañándolo con externo aparato i resplandor i con mui magnificos títulos. Porque gloriándose de ser vicarios de Cristo, alejan al pueblo Cristiano de la obedienzia, i del salutifero conozimiento de Cristo; i so pretexto i color que no pueden errar, han henchido la Cristiandad de infinitos errores i superstiziones, directamente repugnantes á la doctrina de Dios. Lo cual se puede manifiestamente probar por los testimonios siguientes:
* Dios prohibe mui expresamente en el segundo mandamiento de su Lei, el culto de las imájines. Ellos quebrantaron esta Lei, i dese11flI1 chando este mandamiento mandaron que las imájines se hiziesen, se honrasen, i adorasen contra el mandamiento de Dios. Dios manda que su pueblo lea i medite su Lei, i Cristo manda en el Nuevo Testamento escudriñar la Escritura, la cual da testimonio dél. Ellos se oponen á este mandamiento, i prohiben severamente la lezion de la Sagrada Escritura, como si fuese ponzoña: Cristo nuestro Redentor, convida á si mui benignamente á todos los trabajados i cargados, i les promete que hallarán descanso para sus ánimas. Estos por el contrario enseñan á los hombres otros mil caminos para hallar salud por induljenzias, satisfacziones, misas, meritos i Interzeslones de santos; como si en la persona de Cristo no se hallase perfecta salud: dejando desta manera las conszienzias en una perpétua inquietud i congoja como ellos por tales desvarios privan á Dios de su honra, i al pueblo de Dios del pasto i conforto de sus ánimas, así semejantemente privan tambien á las potestades superiores, i á todos los que están en emulenña de la honra i obedienzia que se les debe. Porque ellos dominan 1 se enseñorean, no solamente sobre el pueblo de Dios contra lo que enseña San Pedro; pero aun tambien toma autoridad i señorío sobre los Reyes, Prínzipes i grandes de la tierra. I aunque San Pablo claramente enseña que toda ánima (sin exzepzion ninguna) debe ser sujeta á ¡as potestades superiores, i la razon que da, es porque son ordenadas de Dios: con todo eso estos con una soberbia i desvergüenza intolerable se sirven de los Reyes, Príncipes, i Majistrados Cristianos como de sus ministros para ejecutar sus crueldadcs i persecuziones contra los fieles miembros de Cristo, que no confiesan ni mantienen otra doctrina que la de Cristo; i no buscan, ni esperan salud sino por él que es el solo autor de vida. De donde se puede concluir que de tales perlados i maestros del pueblo, con mui gran razon se puede dezir, lo que el Profeta Esaías dize de los que en su tiempo presidian en la Iglesia de Jerusalen: Los Gobernadores deste pueblo son engañadores, i los que por ellos son gobernados, perdidos.
Por tanto siendo el peligro tan grande i tan evidente, i la calamidad la Iglesia tan extrema, es nos menester que como ovejas de Cristo, dejando á estos estraños, pues que son lobos, conozcamos, sigamos i oigamos la voz de nuestro verdadero i fiel pastor, acordándonos del aviso que Cristo nuestro Señor dió á los suyos diziendo: Guardaos de los falsos Profetas que vienen á vosotros con vestidos de ovejas; mas de dentro son lobos robadores: por sus frutos los conozereis. I en otro lugar; Dejaldos, guias son ziegas de ziegos: i si el ziego guiare al ziego, ambos caerán en el hoyo. Acordémonós tambien de la exhortazion que hizo San Pedro á los fieles en Jerusalen: Guardaos desta perversa jenerazion. I de lo que escribe San Pablo ti los Corintios, diziendo: Salid de en medio dellos, i apartaos, dize el Señor, i no toqueis cosa inmunda, i yo os rezibiré. Item San Juan en su revelaziori tratando de la caida de la gran Babilonia, dize: Salid della pueblo mio, porque no seais partizipantes de sus pecados, i que no rezibais de sus plagas. Porque sus pecados han llegado hasta el zielo, i Dios se ha acordado de sus maldades, i despues añide: cuyos mercaderes eran Prinzipes de la tierra, en cuyas hechizerías todas las jentes han errado, i en ella es hallada la sangre de los Profetas i de los santos, i de todos los que han sido muertos en la tierra.
Estas seatenzias i graves amonestaziones del Señor debrian con mui gran razon sonar corno trompetas en las orejas de todos aquellos que aun están adormezidos en las profundas tinieblas de ignoranzia: para que de veras se despertasen del sueño, i renunziasen á los engañadores, que con sus idolatrías i superstiziones han profanado el santuario de Dios, i han sido la causa de tanto derramamiento de sangre Cristiana i inozente, i no zesan aun de atizar el fuego de persecuziones i discordias entre los Prínzipes Cristianos. Pero el Todopoderoso Dios, que es justo juez i padre de misericordia (en cuyos ojos la muerte de los pios es estimada) tomará en mano sin duda ninguna la causa de sus fieles, i como dice la Escritura, juzgará ti su pueblo, i sobre sus siervos se arrepentirá: i redimirá sus ánimas del engaño i violenzia. Porque él sabe los trabajos, i las tribulaciones, i la pazienzia de los suyos, i está con ellos en la allizion i no se olvida del clamor de los pobres. La sangre de los pios siendo preziosa en sus ojos, dama sin zesar á él de la tierra como se lee de la sangre de Abel: i Dios (como dize David) se acuerda della. Lo cual por su providenzia admirable, manifiestamente ha declarado en nuestros dias, cuando con todos los fuegos, cárzeles i cuchillos de los perseguidores no ha sido apagada la luz de la verdad; pero por el contrario ha sido mas amplamente en muchos reinos i pueblos de la tierra. De manera que la experienzia nos ha sido confirmada la notable sentenzia de Tertuliano, que dize: La sangre de los Mártires es la simiente de la Iglesia. Consideremos tambien cuán benignamente Dios, para consolazion de los suyos, ha levantado por su bondad i defendido por su potenzia algunos pios Reyes i Prínzipes verdaderamente Cristianos, los cuales, obedeziendo d la Lei i al mandamiento de Dios, limitando á los pios Reyes de los tiempos pasados, han derribado los ídolos i restituido la pura doctrina del Evanjelio, i han abierto sus reinos i tierras para que fuesen refujio i amparo de los fieles, que como ovejas descarriadas por acá i por acullá escaparon de las manos sangrientas de los Jnquisidores. ¿Cuántos millares i millares de pobres estranjeros se han acojido á la Inglaterra, (dejo de nombrar otros Reinos i Repúblicas) por salvar sus conszienzias i vidas, donde so la proteczion i amparo, primeramente de Dios, i despues de la serenísima Reina doña Isabel han sido defendidos i amparados contra la tiranía del Antecristo i de sus hijos los Inquisidores? En lo cual se vee cumplido lo que Dios prometió por su Profeta; que los Reyes habian de ser ayos, las Reinas amas de leche de la Iglesia. El mismo Dios por su infinita misericordia ha levantado tambien otros instrumentos de su grazia: es á saber, pios doctores, que corno fieles siervos de Cristo i verdaderos pastores apazentaron la manada de Cristo con la sana doctrina del Evanjelio, i la divulgaron no solamente de boca; pero tambien por sus libros i escritos: por los cuales comunicaron el talento que habian rezebido del Señor á muchos pueblos i naziones del mundo. En este número ha sido el doctísimo intérprete de la sagrada Escritura Juan Calvino, autor desta Instituzion, en la cual él trata mui pura i sinzeramente los puntos i artículos que tocan á la relij ion Cristiana, confirmando sólidamente todo lo que enseña con la autoridad de la sagrada Escritura, ¡ confula con la palabra de Dios los errores i herejías, conforme al deber de un enseñador Cristiano; el cual dividió esta su Instituzion en cuatro libros.
En el primer libro trata del conozimiento de Dios, en cuanto es Criador i supremo gobernador de todo el mundo: En el segundo, trata del conozimiento de Dios redentor en Cristo, el cual conozimiento ha sido manifestado primeramente á los Padres debajo de la Lei, i á nosotros despues en el Evanjelio. En el terzero declara, qué manera haya para partizipar de la grazia de Jesu Cristo, i qué provechos nos vengan de aquí, i de los efectos que se sigan. En el cuarto trata de los medios externos, por los cuales Dios nos convida á la comunicazion de Cristo, i nos retiene en ella. De manera que en estos cuatro libros son mui cristianamente declarados todos los prinzipales artículos de la relijion Cristiana i verdaderamente Católica i Apostólica. Asi que todo lo que cada fiel Cristiano debe saber i entender de la Fé, de las buenas obras, de la orazion, i de las marcas externas de la Iglesia, es ampla i sinzeramerite explicado en esta Instituzion, como fázilmente juzgará cada uno que la leyere con atenzion i sin pasion, ni opinion prejudicada. Esto solamente rogaré al benévolo i Cristiano lector, que no sea apasionado ni preocupado en sujuizio por las grandísimas calumnias i injurias, con las cuales los adversarios se esfuerzan á hazer odiosísimos todos los escritos i aun el mismo nombre de Calvino, como si fuese engañador i sembrador de herejías. Mas que se acuerde de usar de la regla que antes habemos puesto para hazer diferenzia entre los verdaderos enseñadores i los falsos, i hallará claramente que la doctrina contenida en esta Instituzion es ortodoja, Católica i Cristiana: i que los adversarios, siendo escurezidos i pervertidos en su juizio, llaman á la luz tinieblas, i á las tinieblas luz, en lo cual son imitadores de aquellos, contra quien el Señor denunzia Ay por su Profeta. Algunos años ha que esta instituzion ha sido trasladada en diversas lenguas con gran fruto de todos aquellos que aman la verdad, i que desean aprovechar en el conozimiento de Cristo para su salud. Ahora sale á luz por la misericordia de Dios en lengua Española, en la cual yo la he trasladado para servir á mi nazion, i para adelantar el reino de Jesu Cristo en nuestra España tan miserablemente anegada en un abismo de Idolatría, ignoranzia i superstiziones mantenidas por la tiranía de los inquisidores contra la Lei i palabra de Dios, i con grandísimo agravio de todos los fieles Cristianos; los cuales siguiendo la doctrina de Cristo desean como varones prudentes edificar su casa i fundar su fé sobre la firme peña de la verdad i no sobre arena, que son las doctrinas i tradiziones inventadas de los hombres.
Yo dedico este mi trabajo á todos Tos fieles de la nazion Española, sea que aun giman so el yugo de la lnquisizion, ó que sean esparzidos i desterrados por tierras ajenas. Las causas que me han movido á esto, han sido tres prinzipales. La primera es la gratitud que debo á mi Dios i padre zelestial, al cual le plugo por su infinita misericordia sacarme de la potestad de las tinieblas, i traspasarme en el reino de su amado hijo nuestro Señor: el cual nos manda, que siendo convertidos, confirmemos á nuestros hermanos. La segunda causa es, el grande i enzendido deseo que tengo de adelantar por todos los medios que puedo, la conversion, el conforto i la salud de mi nazion: la cual á la verdad tiene zelo de Dios, mas no conforme á la voluntad i palabra de Dios. Porque ellos ignorando la justizia de Dios, i procurando de establezer la suya por sus proprias obras, méritos i satisfacziones humanas, no son sujetos á la justizia de Dios, i no entienden que Cristo sea el fin de la Leí para justizia á cualquiera que cree. La terzera causa que me ha movido, es la gran falta, carestía i nezesidad que nuestra España tiene de libros que contengan la sana doctrina, por los cuales los hombres puedan ser instruidos en la doctrina de piedad, para que desenredados de las redes i lazos del demonio sean salvos. Tanta ha sido la astuzia i malizia de nuestros adversarios, que sabiendo mui bien que por medio de buenos libros sus idolatrías, superstiziones, i engaños serian descubiertos, han puesto (como nuevos Antiocos) toda dilijenzia para destruir i quemar los buenos libros, para que el mísero pueblo fuese todavía detenido en el captiverio de ignoranzia, la cual ellos sin vergüeza ninguna, han llamado Madre de devozion. En lo cual directamente contradizen á Jesu Cristo, que enseña mui espresamente en el Evanjelio la ignoranzia ser causa i madre de errores, diziendo á los Saduceos: Errais ignorando las Escrituras i la potenzia de Dios.
Aqui, pues, es menester que yo suplique á todos los de mi nazion, que desean, buscan i pretenden ser salvos, que no sean mal avisados neglijentes en el negozio de su salud: pero que como conviene Cristianos, den lugar á la doctrina de Cristo, el cual nos ha revelado i manifestado los misterios de nuestra redenzion, i la voluntad de su padre zelestial, del cual tenemos testimonio i mandado del rielo que lo debemos oir. ¿Qué mayor desvarío se puede imajinar que preferir la voz de los hombres a la de Dios: la mentira á la verdad, ¡la idolatria i superstizion á la obedienzia de Cristo i de su Evanjelio? ¿Qué mayor locura que dejar la fuente de agua viva, por cavarse zisternas rotas que no detienen aguas? ¿No es Cristo el fiel i buen pastor de nuestras ánimas, i su palabra no es la misma verdad, como él mismo lo testifica? ¿No es él el que tan graziosamente convida á si á todos los sedientos, i á los que no tienen dinero, i les promete de regalarlos i hartarlos? ¿Por qué, pues, olvidándose los hombres de estas promesas, gastan su dinero i su trabajo donde no hai pan ni hartura? ¿Por qué buscan i piden de otros la grazia i ayuda que solo Cristo tiene i puede dar? Acuérdense los tales que en tiempos pasados se quejaba el Señor de una semejante ingratitud de su pueblo: ¿Qué maldad (dize) hallaron en mi vuestros padres, que se alejaron de mi i se fueron tras la vanidad i tornaronse vanos? I luego añade: Volviéronme las espaldas, i no el rostro. I por otro Profeta dize: Estendí mis manos todo el dia al pueblo rebelde, que camina por camino no bueno en pos de sus pensamientos. Abrid, pues, los ojos oh Españoles, i dejando á los que os engañan, obedezed á Cristo i á su palabra, la cual sola es firme i inmudable para siempre. Estribad i fundad vuestra fé sobre el verdadero fundamento de los Profetas i Apóstoles, i la sola Cabeza de su Iglesia. ¿Por qué teneis en poco al Señor i a sus mandamientos, i os sujetais á el hombre de pecado, que os aparta de Cristo i de vuestra salud? ¿Por qué preziais tanto su dañosa doctrina con la cual él enreda las conszienzias, i apazienta las ánimas con viento de vanidad? Si quereis mui claramente ver i entender esto, escudriñad solamente i considerad con atenzion la doctrina de Cristo i los Actos de los Apóstoles, cotehai jándolos con los actos i historias de los Papas de Roma, i hallareis manifiestamente que hai tanta diferenzia entre ellos, cuanta hai entre la luz i las tinieblas, i entre la aparenzia, ó sombra, i el cuerpo.
Por tanto hermanos mios mui amados en Cristo, mirad por vosotros, tened cuenta con vuestra salud, pensad de veras cuál sea vuestro deber. No rezibais en vano la grazia de Dios, que se os ofreze por la predicazion del Evanjelio, por el cual el piadoso Dios estiende las manos de su misericordia para sacar á los ignorantes del hoyo i lodo de ignoranzia á su conozimiento i comunion. Por lo cual si oyerdes hoi su voz (como dize el Profeta) no eridurezcais vuestro corazon: mas antes desechando las doctrinas, i tradiziones de los hombres mentirosos i engañadores, oid á aquel que no puede mentir, seguid aquel que no puede errar: para que el nombre del Señor sea santificado en nuestra España, i que muchos siendo instruidos por la palabra de Dios, se conviertan de las tinieblas á la luz para que reziban por la fé en Jesu Cristo remision de pecados, i la vida i bienaventuranza eterna. Amen.
Vuestro mui afizionado en el Señor
C. D. V.                               
20 de Setiembre de 1597.